Frente a situaciones como el cambio climático, la destrucción de hábitats y la actividad humana que aceleran la extinción de miles de especies animales una respuesta científica emerge con un potencial revolucionario: los zoológicos congelados.
Estos no alojan animales vivos en jaulas ni exhibiciones abiertas al público, sino bancos de material genético resguardados a temperaturas extremas.
¿Su objetivo? Preservar el patrimonio biológico del planeta para las generaciones futuras, incluso cuando las especies hayan desaparecido de sus hábitats naturales.
El corazón de estos proyectos se basa en una técnica conocida como criopreservación, un proceso biotecnológico que consiste en congelar células animales en nitrógeno líquido a unos -196 Celsius.
A esta temperatura los procesos biológicos se detienen casi por completo, lo que permite conservar muestras como esperma, óvulos, embriones e incluso tejidos durante décadas o siglos sin que pierdan su viabilidad.
Estas muestras se almacenan en bancos biológicos especializados y se mantienen en condiciones estables para que puedan utilizarse en el futuro en programas de reproducción asistida, estudios genéticos, terapias celulares o incluso para la reintroducción de especies extintas en sus ecosistemas originales.
Proyecto Frozen Ark
Uno de los planes más ambiciosos en este campo es el Frozen Ark Project, iniciado en 2004 en el Reino Unido: un Arca de Noé genética.
Esta iniciativa, apoyada por el Museo de Historia Natural de Londres, la Universidad de Nottingham y otras instituciones, tiene como objetivo conservar el ácido desoxirribonucleico (ADN) de especies animales en peligro de extinción antes de que desaparezcan para siempre. Hasta la fecha el proyecto involucra a más de ocho países y ha recolectado miles de muestras de especies amenazadas.
El Proyecto Frozen actúa como una especie de “Arca de Noé molecular” que resguarda el código genético de organismos que por diversas razones podrían desaparecer de sus hábitats en las próximas décadas.

Entre las especies cuyas células ya han sido criopreservadas figuran anfibios, reptiles, aves, mamíferos y peces, muchos de ellos con poblaciones silvestres críticamente bajas.
Para lograrlo, las muestras se preparan cuidadosamente con crioprotectores, sustancias químicas que impiden la formación de cristales de hielo que podrían dañar las estructuras celulares. Luego se introducen en tanques de nitrógeno líquido y se almacenan en condiciones controladas.
Cuando se desea utilizar una muestra, esta se descongela cuidadosamente y si las condiciones son óptimas las células pueden reanudar su actividad biológica. En el caso de esperma y óvulos pueden utilizarse en fertilización in vitroo técnicas de inseminación artificial. También se desarrollan técnicas más avanzadas, como la transferencia nuclear o la edición genética.
Aplicaciones
Las aplicaciones de los zoológicos congelados son múltiples. En la actualidad, el material criopreservado se emplea para investigar enfermedades genéticas, estudiar la diversidad de las especies o realizar programas de reproducción asistida en especies en peligro.
Por ejemplo, el caballo de Przewalski, una especie salvaje asiática que se creía extinta en estado natural, ha sido reintroducida gracias a programas de conservación que incluyeron la inseminación artificial con esperma congelado. Más recientemente se logró clonar un ejemplar a partir de células preservadas durante más de 40 años.
En un futuro no tan lejano tecnologías como la clonación, la edición genética tipo CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, que en español significa Repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) y la biología sintética podrían permitir no solo la recuperación de especies extintas, sino también la creación de individuos más resistentes a enfermedades o adaptables a ambientes alterados.
Sin embargo, estas posibilidades abren también dilemas éticos y científicos. ¿Qué sentido tiene “resucitar” una especie si su hábitat ha desaparecido o si no hay suficientes individuos para formar una población viable? ¿Hasta qué punto se puede intervenir en la evolución natural?
Revivir especies extintas o intervenir genéticamente en su reintroducción plantea dudas sobre el equilibrio ecológico, la artificialidad de tales acciones y los límites de la manipulación genética.
La principal ventaja de los zoológicos congelados es que proporcionan una última línea de defensa frente a la extinción. Al almacenar material genético se conserva un legado biológico que puede utilizarse incluso cuando ya no quedan animales vivos de una especie determinada.
Además, este tipo de biobancos puede ser clave para fortalecer la diversidad genética en poblaciones cautivas o reintroducidas, evitando los problemas derivados de la endogamia. También pueden actuar como repositorios para futuras tecnologías aún no desarrolladas, lo que convierte a estas colecciones en una inversión a largo plazo para la humanidad.
No obstante, no todo puede ser congelado con éxito. Algunas células, como los óvulos de ciertas especies, son extremadamente difíciles de preservar. Y aunque la clonación de mamíferos ha sido posible desde los noventa, aún presenta tasas de éxito muy bajas y altos niveles de anomalías.
Asimismo, los zoológicos congelados no deben entenderse como sustitutos de la conservación activa: la protección de hábitats, la lucha contra el tráfico ilegal de especies, el control de especies invasoras y el cambio climático siguen siendo tareas urgentes e irrenunciables.
Especies en peligro de extinción por grupo biológico
(Estimaciones globales según la Lista Roja de la UICN)
• Mamíferos Mil 300 especies en peligro. Principales amenazas: pérdida de hábitat, caza furtiva, cambio climático.
• Aves Mil 500 especies en peligro. Causas: deforestación, colisiones con estructuras, tráfico ilegal.
• Anfibios Dos mil especies en peligro. Altamente vulnerables por enfermedades fúngicas y destrucción de humedales.
• Reptiles Mil 200 especies en peligro. Amenazas: comercio de mascotas, incendios forestales, expansión urbana.
• Peces Dos mil 300 especies en peligro. Problemas: sobrepesca, contaminación de ríos y océanos, introducción de especies invasoras.
• Invertebrados (insectos, moluscos, etcétera) Cuatro mil especies en peligro (estimado bajo). Pérdida de ecosistemas, plaguicidas, calentamiento global.
• Plantas Ocho mil 400 especies en peligro. Desmonte agrícola, urbanización, especies invasoras.
• Hongos y algas Datos limitados. Muchas especies sin evaluar; creciente preocupación científica.