En mis dominios no se pone el Sol

El ex titular de Finanzas de Tabasco, José Saiz Pineda, señalaba a la letra que es imposible el saqueo de recursos públicos por funcionarios de las entidades federativas.

José Saiz Pineda, ex tesorero de Tabasco
Foto: Internet
Columnas
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En su alegato de defensa frente a lo que calificó de “burda maniobra mediática y espectacular”, al “sembrarle” 88.5 millones de pesos en una casa de la familia de su secretaria, el ex titular de Finanzas de Tabasco, José Saiz Pineda, señalaba a la letra que es imposible el saqueo de recursos públicos por funcionarios de las entidades federativas.

Textualmente, decía que “tratándose de finanzas públicas de un ejercicio de recursos del gobierno, es ridículo y absurdo hacer creer que se manejan esas cantidades de dinero en efectivo. En el estado de Tabasco, como en todo el país, existen mecanismos de transparencia que impiden el manejo discrecional de esos montos en efectivo”.

El ex funcionario, pues, es chivo expiatorio de un gobernador malvado llamado Arturo Núñez, que quiere enlodar su nombre y el de su jefe inmediato, Andrés Granier.

Digamos que los 500 trajes, las 800 camisas, los 600 pares de zapatos, todos ellos de marca, de que presume este último, se compraron con el poder de su firma, en paralelo a la remodelación de sus ocho faraónicas casas en Estados Unidos y México y las residencias señoriales de sus hijos. Todo ello, naturalmente, con sus ahorritos.

En esa misma línea, le costó un trabajo bárbaro al gobernador de Veracruz, Javier Duarte, reunir los 25 millones de pesos en efectivo que le exigía un proveedor para enviárselos en el propio avión del gobierno a la capital del país, con una escala en Toluca.

Los gobernadores, aunque se les quemaran las ganas, se les movieran los dedos de ansias y se les llenara la cabeza de demonios, no tienen opción de caer en el delito de peculado.

Si el ex de Coahuila, Humberto Moreira, se da vida de príncipe en España, es por sus ahorritos y las becas que acumuló gracias a su talento.

Si sobreendeudó a la entidad federativa fue por exigencia de obra pública… por más que esta no se vea.

Y así Jalisco, Chiapas, Veracruz, Morelos, Guanajuato…

Misterios

Lo patético del asunto es que cuando se trata de rendirle cuentas a la Federación, como ocurrió en Oaxaca cuando era gobernador José Murat, ahí está el Congreso local para imponer barreras al metiche.

Y si le seguimos, la Auditoría Superior de la Federación realiza revisiones aleatorias sobre el traspaso de recursos federales a las entidades federativas, que jamás llegan a lo profundo del mar.

Más aún: la Secretaría de Hacienda, aunque ofrece su aval para que las entidades federativas puedan endeudarse, vía el respaldo de las partidas federales, bien a bien no tiene una idea precisa del monto de los débitos.

Pero todavía, en el caso de Coahuila funcionarios de la dependencia falsificaron certificados para lograr el visto bueno de los bancos… tras utilizar como machote una autorización del Congreso local para pactar mil deudas.

De acuerdo con la dependencia, hasta el 1 de enero pasado las entidades federativas acumulaban deudas por 434 mil 761 millones de pesos.

El caso es que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores tiene otra cifra al final de febrero: 376 mil 381 millones de pesos.

¿A quién le cree usted?

Y si le seguimos, misteriosamente se desata un incendio en el almacén de documentos de la Secretaría de Finanzas en Sonora, con la pena a que las llamas alcanzaron una guardería, provocando la muerte de 49 niños.

Y en esa misma novela asaltan una camioneta pletórica de documentos fundamentales para verificar las cuentas de Tabasco.

Puras casualidades.

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