¿Y la lana?

De acuerdo con los expertos, para pasar del dicho al hecho en las promesas colocadas en la mesa a su asunción al cargo por el presidente Enrique Peña Nieto, se reclamarían recursos por el equivalente a 6% del Producto Interno Bruto (PIB).

Luis Videgaray, secretario de Hacienda. (Foto: Tomada de Internet)
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De acuerdo con los expertos, para pasar del dicho al hecho en las promesas colocadas en la mesa a su asunción al cargo por el presidente Enrique Peña Nieto, se reclamarían recursos por el equivalente a 6% del Producto Interno Bruto (PIB).

Estamos hablando de un billón 300 mil millones de pesos, que representa la mitad del presupuesto federal en su conjunto y la tercera parte de la recaudación de impuestos que alcanza el país.

Y aunque existiría la posibilidad de endeudar más a México, cuyo nivel actual es alarmante, al acumularse deudas por el equivalente a 38% del propio PIB, una de las premisas que maneja el nuevo gobierno es cero déficit público, es decir, el total de ingresos debe empatar durante el sexenio con los egresos.

La premisa simple hablaría, pues, de aumentar la recaudación vía una reforma hacendaria de fondo.

El problema es que el escenario llega justo cuando, de acuerdo con lo pactado con el Congreso, debería bajar la tasa del Impuesto sobre la Renta (IRS)de 30 a 28%, en tanto la presión empresarial urge a la desaparición del Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), al considerarlo redundante al anterior.

Más aún, las empresas de telecomunicaciones están urgiendo a la desaparición del tributo de 5% sobre facturación que se les cobra al considerar que no abona para el crecimiento de una industria con perfil de futuro.

Y aunque quedaría la exigencia de incrementar el Impuesto al Valor Agregado en dos fases, empatando desde un ángulo la tasa cero con la general en el caso de alimentos y medicinas y elevar esta dos o tres puntos, la pregunta es si la economía popular podría aguantar el golpe.

Promesa

Desde otro plano, la primera promesa del nuevo secretario de Hacienda, Luis Videgaray, es que, al menos durante este año, no habrá nuevos impuestos.

Pareciera, pues, que la ruta apuntaría sólo a ajustar la maquinaria, es decir terminar con los privilegios fiscales; cancelar las exenciones e incorporar a la economía informal.

De acuerdo con el ex subsecretario de Egresos de Hacienda, Santiago Levy, 48% de los mexicanos en edad productiva navega en la economía subterránea, es decir al margen de impuestos, de prestaciones y de protección de la medicina social.

Como usted sabe, las empresas transportistas y las productoras de alimentos no pagan ISR. Y como usted sabe, las empresas que cruzan su venta en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores no pagan el propio tributo.

Y como usted sabe, también, los funcionarios públicos sólo pagan impuestos sobre sus ingresos de nómina, excluyéndose bonos de actuación y demás prestaciones colaterales.

México ocupa el último lugar en materia de recaudación entre los 29 países integrados al Organismo para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y en otro terreno su recaudación es menor en esa proporción a países como Costa Rica, Chile, Argentina o Brasil.

El gobierno reclama multiplicar los recursos para cumplir con la exigencia de justicia social. El país demanda equidad en la tarea de dar al César lo que es del César...

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