TERMINAR CON LA CASTA INE

El modelo tutelar electoral es innecesario en una sociedad con organismos institucionales para vigilar el respeto al voto.

Carlos Ramírez
Columnas
Foto: Especial
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La alternancia partidista en la Presidencia de la República en 2000 mostró el fin histórico del modelo electoral mexicano de tipo tutelar estatal, aunque los indicios señalan que los nuevos cuatro consejeros electorales le darán al organismo un color morenista.

En este contexto el INEregresará al modelo de la Comisión Nacional Electoral sublimada por Manuel Bartlett Díaz en las elecciones presidenciales de 1988: un aparato del partido en el gobierno.

El entonces IFE pasó de organismo paraestatal supervisado por Gobernación a ente autónomo. Sin embargo ha derivado en una estructura política con aspiraciones a construir, como en el modelo venezolano de Hugo Chávez, un cuarto poder político del Estado. El INE de Lorenzo Córdova Vianello ha decretado decisiones que aplastan derechos constitucionales, como la libertad de expresión en la cita de encuestas y por su cuenta ha iniciado procesos penales contra supuestos violadores de reglamentos que se colocan por encima de la Constitución.

El INE es hoy un aparato político y de poder con un Consejo General con sus propias reglas. A partir de elecciones cada vez menos fraudulentas en boletas y conteo de votos el INE debiera reducirse a una oficina para esos menesteres, con profesionales administrativos. Nada tienen que hacer los partidos en el Consejo General porque se meten a autorregular elecciones que los tienen como protagonistas.

Los consejeros electorales se han convertido en una casta privilegiada de funcionarios que decretan sus propios salarios al margen de las limitaciones constitucionales y deciden en complicidad con los partidos que forman parte del consejo general y que los designaron a través de votaciones pactadas en la Cámara de Diputados.

Extraelectoral

El modelo tutelar electoral es innecesario en una sociedad con organismos institucionales para vigilar el respeto al voto. El INE debe solo organizar elecciones, instalar casillas y contar votos. Su capacidad para dictaminar reglamentos electorales por encima de las leyes lo convierte en una instancia distorsionadora del proceso electoral en sí mismo.

El INE fue un modelo electoral creado en 1990 por el presidente Salinas de Gortari para aparentar liberalización electoral en tiempos de negociación del Tratado de Libre Comercio y en 1996 se hizo autónomo. Sin embargo el manejo del organismo electoral quedó en manos de un Consejo General nombrado por los partidos en la Cámara de Diputados.

El grado de madurez política de México y la vigilancia ciudadana hacen innecesario el modelo de Consejo General, con diez consejeros, un consejero presidente con capacidad de voto y un secretario ejecutivo que decide por encima de los consejeros. Esta casta de funcionarios asume el control electoral con decisiones autoritarias que afectan a otras instancias sociales, políticas y sociales.

Las credenciales de elector deben ser sustituidas por una cédula de identidad, las reglas electorales las deben hacer los partidos, las violaciones electorales no necesitan un tribunal especial sino una sala especial en el Poder Judicial y los consejeros electorales salen sobrando.

Los cuatro nuevos consejeros electores van a salir de pactos de partidos para seguir dejando al INE en un espacio de negociación extraelectoral. Y como la mayoría legislativa es Morena entonces será un INEmorenista.