Cualquier tragedia que involucre la sentida pérdida de vidas no puede ser politizada con insensibilidad. Desafortunadamente los argumentos sobre una deficiente actuación de autoridades se centran en el ataque a tonos personales o partidistas y no tornan la vista hacia lo realmente importante: buscar soluciones definitivas a problemas recurrentes.
Y es que la situación de emergencia ante las lluvias en Chiapas, Veracruz y subrayadamente Tabasco ha sido una constante cíclica que viene a cobrar la inacción en políticas y obra pública adecuada para paliar y resolver este lamentable y recurrente acontecer.
En este contexto lo imponderable se vuelve polémico en tiempos revueltos. Es imparable el paso de un huracán como Eta, pero sí es previsible que si no se cuenta con un plan que articule los esfuerzos de tres órdenes de gobierno poco se puede hacer cuando, como en esta ocasión, la realidad rebasa a la acción coordinada. Una lluvia con un volumen de caída de hasta tres mil metros cúbicos por segundo, aunada a un lento primer desfogue seguido de una emergente liberación de agua contenida en las presas, pone bajo la superficie a una enorme cantidad de tabasqueños.
Pero año con año se vive en el edén con el alma en un hilo al tener condiciones de riesgo sumamente elevadas. En primera, un nivel de ubicación de superficie que lo sitúa a varios metros por debajo del nivel del mar. Además un sistema de presas que reciben y contienen volúmenes gigantescos de líquido y de cuyo manejo en el desfogue depende la anegación de un gran número de municipios tabasqueños. Así, las presas Peñitas, Chicoasén, Malpaso y Angostura requieren urgentemente no solo del mantenimiento suficiente para una operación óptima sino además del manejo técnico instruido y sensible ante situaciones como las vividas en días recientes. Los ríos Grijalva y Usumacinta, como los más caudalosos, aunados a los de provisión acuífera secundaria como San Pedro-San Pablo, Carrizal y Mezcalapa hacen un cerco que mantiene en permanente alerta a la población. Poco ha sido el esfuerzo para estudiar las vías de reencauzamiento de caudales sobre rutas donde seguramente se afectan derechos a grandes propietarios, lo cual hace resistir a una propuesta hoy sumamente necesaria.
Certeza
Pero el gobierno federal enfrenta una suma de contrariedades que configuran la tormenta perfecta. La reciente extinción de diversos fideicomisos evita la pronta atención con recursos hacia la población dañada por fenómenos naturales. Así, el argumento de crítica es altamente virulento si es que no se actúa con prontitud. El dinero perteneciente al Fonden puede estar en las arcas nacionales, pero los mecanismos para su aplicación pueden carecer de la efectividad por destino técnico y supervisión que el esquema anterior les brindaba. No es raro el abuso cuando existe libertad en el manejo y opacidad en el destino.
Además en un escenario de economía recesiva y de emergencia sanitaria por consecuencia de la pandemia de Covid los efectos perniciosos sobre el patrimonio y la salud poblacional podrían tomar varios años a futuro para poderlos subsanar. Las condiciones de insalubridad y de exposición a la intemperie pueden ser factores de deterioro acelerado de una población tabasqueña ancestralmente sumida en la marginación, notoria en mayoría en las poblaciones indígenas.
Es así que mucho más allá de una nueva polarización en la búsqueda de culpables en el pasado debe mediar un cúmulo decidido de soluciones en el presente, a pesar de las implicaciones que tales decisiones puedan tener. Ya no se puede esconder bajo la alfombra un problema que por igual deriva del cambio climático global. Ahí tengamos certeza de que cada año veremos más recrudecidas las precipitaciones pluviales.
La exigencia hacia la Federación no debe ser distinta a la que en tiempos del gobernador Granier hacía un aspirante a la Presidencia de la República de nombre Andrés Manuel López Obrador. En esos días el coterráneo tabasqueño exigía atención inmediata con una provisión de fondos suficiente para paliar el sufrimiento de los afectados; que dichos fondos se distribuyeran de manera directa a la población y se creara una comisión de seguimiento en el Legislativo para darle transparencia y seguimiento a la recuperación económica del Tabasco inundado. Esperamos al igual responsabilidad de actuación y resolución definitiva por parte del gobierno a este calvario que viven los hoy de todos paisanos. ¡Fuerza, Tabasco!