Este es un misterio sumamente revelador: cómo una “materia prima” ampliamente demandada muestra un precio permanentemente deprimido. Lo consigna Ted Butler en su artículo The biggest ailver haul in history: él atribuye esta manipulación al megabanco JP Morgan Chase (la tercera empresa financiera más grande de Estados Unidos, detrás de Citigroup y Bank of America, con activos financieros por 2.4 anglotrillones de dólares).
Por esta manipulación se refiere al “mecanismo” por medio del cual el megabanco ha acumulado en los últimos cuatro años una masa de plata física que Butler estima en 350 o 500 millones de onzas. JPM ha aprovechado la exigencia legal que obliga a la casa de moneda gringa (US Mint) a surtir de toda la cantidad de monedas que sean necesarias para satisfacer la demanda que exista.
Esta obligatoriedad suena económicamente razonable (suministrar al mercado cuanto dinero le haga falta para funcionar correctamente en todo momento) hasta que descubres la trampa que, según Butler, JPM le ha tendido a la US Mint: abatir el precio mediante una inacabable andanada de ventas en corto en papel.
El mecanismo funciona así. La demanda real se contrarresta con una oferta artificialmente inflada hasta el delirio a punta de incrementar de manera ficticia la existencia de plata en el mercado virtual de futuros COMEX (ardid heredado por JPM de Bear Stearns, que en paz descanse). A su vez, esta oferta ficticia se “cubre” con instrumentos derivados por el monto que en cada instante resulte necesario o conveniente para la manipulación.
Todo atado y bien atado
Ese mecanismo, claro, está controlado al milímetro y al nanosegundo por programas de software ultrarrefinados, precisos, “inteligentes”. No hay manera de perder, pues… para el banco; es decir, que adquiere cantidades ingentes de Silver Eagles a precios de ganga y las atesora en sus bóvedas para disparar su precio en el momento que el banco considere oportuno, lanzarlas al mercado a ese nuevo precio mucho mayor, o simplemente revalorarlas en sus libros como activos notablemente encarecidos.
A ojo de buen cubero estimo que tan solo con esta jugada JPM habrá de obtener utilidades, en un solo golpe, equivalentes al ingreso obtenido por 90% de la población de EU en toda su vida.
Pero las ganancias no están solo en el atesoramiento físico, sino también en el mismo manejo pendular. JPM vende en corto cuando el precio de la plata sube (y también del oro) y luego recompra esas ventas en corto cuando estos metales bajan en relación al dólar. En el curso de estas repetidas mareas JPM obtiene cientos de millones, si no es que miles de millones de ganancia, según Butler.
El mercado de la plata física, asegura, es el más manipulado de todos (y todos están manipulados; hoy no existen mercados libres en ningún sector) debido a tres factores: su precio ridículamente bajo, su escasez, y su presencia absolutamente indispensable en nuestra civilización tecnológica actual.