CUANDO SE DETUVO LA GUERRA

“Unos pocos días en medio de una guerra terrible”.

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Columnas
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Diciembre siempre es un mes que genera gratas sensaciones para muchas personas. Se le podría llamar el mes del escapismo, ya que permite olvidarse, durante un corto tiempo, del estrés y los problemas. Teniendo esto en cuenta, y en concordancia con estos días, nunca está de más recordar lo mejor que puede traer esta época. Uno de los mejores ejemplos se encuentra en la Tregua de Navidad, suceso donde se paró la violencia para celebrar la Nochebuena.

En diciembre de 1914 algunos frentes de batalla se detuvieron por un momento, un breve lapso en que soldados alemanes, ingleses y franceses dejaron de combatir, pues recordaron su condición humana.

Hacía unos meses que había comenzado la Gran Guerra y en sus inicios dominaba el pensamiento entre los bandos de que el conflicto terminaría antes de la Navidad. No tardó en desvanecerse ese optimismo y con ello la realidad mostró una ensangrentada contienda que cubría a Europa de rojo. Para unos cuantos combatientes, los días 24 y 25 ofrecieron una pequeña luz de respiro en medio de tanta violencia.

Según algunos relatos todo inició en Nochebuena, cuando los alemanes comenzaron a cantar villancicos. Los ingleses, al darse cuenta, asomaron la cabeza desde sus trincheras y vieron que los alemanes habían adornado las suyas con adornos navideños. Inmediatamente, empezaron a cambiar mensajes y bromas de trinchera a trinchera.

Ambas partes acordaron un alto el fuego y al día siguiente, el 25 de diciembre, se encontraron en tierra de nadie, ese espacio que dividía trincheras y poblados únicamente por los cadáveres de los combatientes. Los soldados intercambiaron presentes, se tomaron fotografías, bebieron juntos e incluso jugaron un partido de futbol. La convivencia se prolongó durante unos cuantos días. En ese momento fugaz no pensaron en la terrible guerra que los afectaba. La zona de nadie, convertida en un matadero, se transformó inesperadamente en el escenario de una convivencia navideña. ¿Qué son unos pocos días en medio de una guerra terrible?

Humanidad

Existen testimonios de cómo fue el evento gracias a las cartas que los soldados escribieron. Por ejemplo, el escritor inglés Henry Williamson, quien tenía 19 años en ese entonces, le escribió una carta a su madre el 26 de diciembre de 1914 relatando lo siguiente: “Te escribo desde las trincheras. Son las once de la mañana. A mi lado hay un fuego de coque, frente a mí un hoyo con paja dentro. El suelo está descuidado en nuestra trinchera, pero congelado en el resto. En mi boca hay una pipa regalada por la princesa María.

“En la pipa hay tabaco. ‘Por supuesto’, dirás. Pero espera. En la pipa hay tabaco… alemán. Jajaja, dirás, ‘de un prisionero o encontrado en una trinchera capturada’. ¡Oh, no! Vino de un soldado alemán. Sí, un soldado alemán, de su propia trinchera.

“Ayer los británicos y los alemanes se encontraron y se estrecharon las manos en el espacio que hay entre las trincheras; e intercambiaron recuerdos; y se dieron la mano. Sí, todo el día de Navidad, y todavía mientras escribo. Maravilloso, ¿no? Sí” (The Henry Williamson Society).

Los altos mandos se enteraron eventualmente y ordenaron inmediatamente a las tropas que retomaran el combate. A pesar de todo, esta historia, a nivel personal, es una de las más hermosas del pasado, ya que demuestra cómo la humanidad de muchos es más grande que los conflictos que nos rodean y que las decisiones de unos pocos.

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