AVANZA LA VACUNA DE LA UAQ CONTRA COVID-19

“La fuente de superabundancia es el conocimiento que genera la ciencia”.

J. Alberto Castro
Columnas
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La aspiración por lograr la vacuna mexicana contra el Covid-19 transita por un incierto camino: aunque los científicos de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), del Instituto Gould-Stephano, de los institutos de Biotecnología y de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, del laboratorio Avimex y del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN se concentran en el desarrollo de seis vacunas que ya superaron la “Fase 0” o preclínica, que incluye pruebas in vitro y en animales como ratones, todo apunta a que estos prometedores proyectos se encuentran en un punto muerto.

Y es que llevar una vacuna desde la investigación científica hasta el mercado involucra algo más que la ciencia básica ya que se requiere una gran inversión monetaria (millones de dólares) para emprender los estudios clínicos con humanos en tres fases.

Para Teresa García Gazca, rectora de la UAQ, los recursos que otorga el gobierno de México a los proyectos de vacuna no son suficientes y por eso están detenidos. La ingeniera bioquímica industrial con posgrado en Ciencia de los Alimentos impulsa desde hace un año la creación de una vacuna contra SARS-CoV-2 surgida del Laboratorio de Inmunología y Vacunas de la universidad queretana.

Precisamente con financiamiento de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la UAQ y donaciones de empresas, investigadores de esta institución educativa lograron una vacuna contra el nuevo coronavirus probada en animales con respuesta positiva, por lo que afirman que se trata de un producto que será eficaz en humanos.

En entrevista con Vértigo el doctor Juan Joel Mosqueda Gualito, responsable de la inyección antiCovid-19, confía que generaron una vacuna segura e inmunogénica, la cual puede funcionar en humanos como ya pasó en cabras, ovejas, conejos y cerdos.

Incluso desde el punto de vista científico el equipo de Mosqueda sobresale como descubridor de una molécula propia y singular. “Por ello se puede patentar, porque la secuencia que utilizamos para producir la proteína es única. La desarrollamos nosotros y no se parece a ninguna que esté ahora en desarrollo”, dice el profesor de la Facultad de Ciencias Naturales.

Consciente de estar en una carrera contra el tiempo y de la urgencia de que México tenga la capacidad de contar con un antiviral, lo que significaría ser autosuficientes en su producción, explica: “Nosotros en el laboratorio ya tenemos pruebas abundantes para decir que nuestra vacuna puede funcionar en humanos, pero aún faltan pruebas con animales que se enferman de Covid, algunos detalles de la fase preclínica y la aprobación de la Cofepris para avanzar a otras etapas”.

Aunque el Instituto Internacional de Vacunas (IVI, por sus siglas en inglés) explica que hay una tasa de 93% de intentos fallidos entre los estudios que se hacen en animales y el registro final de una vacuna, el doctor Mosqueda defiende que “hasta ahora no hemos tenido ningún resultado desalentador. Ni uno solo. Los animales inmunizados no han sufrido ninguna reacción adversa; y los que se vacunan con dosis más alta producen más anticuerpos que los demás. Tenemos indicios claros de que la vacuna va por buen camino. Solo necesitamos las pruebas de eficacia para decir que esta vacuna al menos en animales sí protege”.

Autosuficientes

El médico veterinario zootecnista esclarece que su laboratorio siguió un modelo que se llama expresión de proteínas recombinantes. “No cultivamos el virus completo, no utilizamos ARN mensajero, no utilizamos partículas virales o seudovirus como hacen otras vacunas. La de nosotros es una proteína recombinante”.

Detalla el investigador que las proteínas tienen péptidos, partes que reconoce el sistema inmunitario. “Se nos ocurrió que no vale la pena ponerle la proteína a una vacuna porque el sistema inmunitario no la reconoce. Solo reconoce los péptidos. Entonces seleccionamos las seis regiones o los seis péptidos que son mejor reconocidos por el sistema inmunitario y los pusimos juntos en una sola proteína”.

Cuestionado sobre si es buena idea el uso de vacunas con base en proteínas responde: “Las proteínas las ves en el sistema inmunitario como a los antígenos que generan una respuesta inmediata. Cuando tú pones una vacuna con base en ácidos nucleicos el gen inmunitario no ve la proteína sino que el cuerpo forma la proteína y luego las ataca. Las vacunas que hacemos son más lentas de producir, pero son más potentes”.

El experto considera que las vacunas ARN mensajero (o ARNm) son rápidas de hacer y se producen a gran escala, pero la respuesta que generan es baja. En cambio las vacunas que utilizan el virus o las vacunas a base de proteínas como la de la UAQ se sabe que generan una respuesta más alta. “Aunque tardaremos más en producirla sabemos que nuestra vacuna finalmente dará una respuesta inmunitaria que se espera será más alta que la obtenida por ARN mensajero”.

Vislumbra que la vacuna de la UAQ “no será la más barata, pero el hecho de que se produzca en México abatiría los costos de importación. Porque cada vacuna que se vende a México tiene que pagar estos costos. Cada avión que llega a México con vacunas representa un pago de arancel. Todo ese gasto de importación se reduciría con las vacunas mexicanas”.

Persuadido de que los científicos mexicanos pueden competir con la calidad de desarrollo de otros países, asegura que en su laboratorio se tiene una vacuna de proteína capaz de bloquear al virus SARS-CoV-2, evitar la muerte y la hospitalización, con la ventaja de necesitar un almacenamiento de 4 grados centígrados, proporcionado por un refrigerador convencional, además de una distribución económica.

Propone apostar por la investigación mexicana, así como tener institutos que se dediquen a estudiar las enfermedades, porque vendrán otras pandemias y necesitamos estar preparados. Pone en claro que las vacunas de AstraZeneca, Pfizer y Moderna recibieron apoyos entre 200 y 400 millones de dólares. Por el contrario, la vacuna de la UAQ ha recibido apoyos por solo ocho millones de pesos con los cuales se ha completado la investigación básica. El siguiente paso, que incluye las tres fases de pruebas con humanos, ya no estará en manos de los investigadores de la UAQ sino de una empresa farmacéutica o del Estado.

Doctor en Ciencias Veterinarias por la Universidad Estatal de Washington, manifiesta que “el gobierno debe entender que aun cuando el desarrollo de vacunas es caro, se necesita el diseño y la producción de vacunas propias, porque si no vamos a seguir dependiendo de las compañías transnacionales, que nos vendan cuando ellos quieran o lo que ellos quieran. Si México demuestra que tiene la capacidad de producir una, dos, tres, seis vacunas o más nos pondría de regreso a donde estábamos hace 30 años, cuando producíamos todas las vacunas de la cartilla de vacunación infantil. El país era autosuficiente en vacunas. Y de pronto cerraron las empresas auspiciadas por el gobierno y todas las vacunas se empezaron a importar. Llegamos al punto de no producir ninguna. Algunas solo se envasan pero no se producen. Quiere decir que dependemos de otros países para vacunar a la población mexicana”.

Comprometido desde hace muchos años con la investigación científica, opina que la pandemia de coronavirus nos ha enseñado que la generación de riqueza de un país no es el petróleo, el uranio o el litio: la fuente de superabundancia es el conocimiento que genera la ciencia. En cualquier innovación o avance tecnológico hay ciencia detrás. Las vacunas contra el Covid-19 generadas en un tiempo récord y en beneficio de la humanidad son ejemplo de ello.

Soberana 02

De cinco vacunas en desarrollo Cuba comenzó en marzo la última fase de los ensayos de dos: Soberana 02 y Abdala, las cuales podrían ser las primeras vacunas contra coronavirus que se desarrollan en América Latina.

A pesar de aún estar en etapa experimental y sin certificación oficial, Soberana 02 se administra a 150 mil médicos, enfermeras y trabajadores de la salud cubanos.

Se espera que para agosto seis millones de personas reciban la vacuna y los once millones de habitantes de Cuba estén vacunados para fin de año.

Cuba no ha solicitado dosis de las otras vacunas contra el coronavirus que están disponibles, como las de Rusia o China.

México, Jamaica y Venezuela han mostrado interés por Soberana 02 y Abdala.

Desde que comenzó la pandemia el país caribeño ha reportado 77 mil 353 casos y 429 muertes, una de las tasas más bajas del mundo per cápita.

Fuente: Ministerio de Salud de Cuba