MÉXICO EN LA PERSPECTIVA GEOPOLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS

Hay evidencias de que a través de los siglos la geopolítica bien entendida juega a nuestro favor.

Javier Oliva Posada
Columnas
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El presidente Joseph Biden ha empezado, como es natural, a dar muestra de que en política exterior sí sabe: conoce como pocos en Washington los entresijos de lo que representan las declaraciones, los eventos y, desde luego, los discursos. La primera muestra fue la regularización “temporal” de casi 300 mil venezolanos que huyendo de la tiranía de Nicolás Maduro radican ahora en Estados Unidos.

Durante su gestión como vicepresidente Biden mantuvo una intensa actividad diplomática, atendiendo sobre todo una agenda multilateral y con prioridades enfocadas en la seguridad internacional (terrorismo, sobre todo), cambio climático y derechos humanos.

Como se sabe el hoy mandatario norteamericano visitó un par de ocasiones México y en una de ellas incluso fue al templo mariano de la Virgen de Guadalupe. Desde John F. Kennedy no había habido un presidente católico en un país eminentemente de credos protestantes.

Los contrastes con algunos gobiernos del continente comienzan a aflorar. Sobre todo en lo que concierne a la postura de la presencia de la República Popular de China en varios países latinoamericanos. Debe tomarse en cuenta que en su primer discurso a propósito de la política exterior de su país el presidente Biden aludió de forma directa y específica la potencia asiática como el sustancial reto para los intereses y proyección de Estados Unidos.

México, por sus peculiaridades geopolíticas, cuenta con capacidades para asumir un rol preponderante. Con solo revisar la historia, a la cual es muy aficionado el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde la Nao de China hasta el Telegrama Zimermman hay evidencias de que a través de los siglos la geopolítica bien entendida juega a nuestro favor. En esos términos corresponde al estamento civil de nuestro país considerar la preponderancia de los recursos con los que contamos para proyectar nuestros intereses nacionales.

Ventajas

México es la sexta potencia cultural y natural del mundo, de acuerdo con los sitios reconocidos por la UNESCO. De hecho nuestro país es la primera potencia en ese renglón en el continente americano. Este dato por sí mismo debiera articular una política exterior donde las capacidades/rivalidades impliquen una base sólida de vinculación para generar identidades con los países latinoamericanos. Es lo que Joseph Nye denomina con acierto el poder suave, que lo mismo implica el lenguaje que las costumbres, la gastronomía y la religión, entre otras muchas evidencias de cómo se pueden proyectar los intereses y el poder nacionales.

La gestión de la Casa Blanca, es evidente, asumirá un nuevo trato con Latinoamérica. Las razones son muchas, sobre todo a partir de la vuelta al multilateralismo y a una articulada política exterior enfocada en el cambio climático y los ámbitos de la defensa, la seguridad nacional y la inteligencia. En este sentido el gobierno mexicano tiene las condiciones para asumir un rol preponderante como negociador de y para América Latina.

Esta visión geopolítica de las relaciones internacionales, identificada como la escuela del realismo, arroja resultados positivos cuando se entienden las consideraciones físicas de la nación. Como se apuntó, México cuenta con una ubicación que le proporciona ventajas comparativas. En una nueva etapa respecto del gobierno de Estados Unidos esto debe aprovecharse para el bienestar del continente americano.