En la víspera de la energética

El Partido Acción Nacional presentó la semana pasada su reforma energética, la cual aborda temas de fondo que en un comentario inmediato sería una ligereza calificar. 

PAN presentó su iniciativa de reforma energética el 23 de julio pasado
Foto: Internet
Columnas
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La semana de la iniciativa histórica

El Partido Acción Nacional presentó la semana pasada su reforma energética, la cual aborda temas de fondo que en un comentario inmediato sería una ligereza calificar.

No solo implica una profunda reforma interna a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad: abre, además, la posibilidad de que particulares nacionales y extranjeros participen directamente en la exploración y explotación y aborda también serias reformas a la Comisión Nacional de Hidrocarburos y a la Comisión Reguladora de Energía, así como la creación de un organismo autónomo denominado Fondo Mexicano del Petróleo que tendría por objetivo la administración de la renta petrolera.

Como se advierte por lo anterior, no se trata de cambios marginales y tendrán que ser analizados y discutidos con extremo cuidado y en forma exhaustiva respecto de los efectos y consecuencias que tendrían en la industria energética de México.

En este momento, sacar conclusiones en uno u otro sentido sería poco responsable.

La posición generalizada sin prejuicios ni verdades eternas es que Pemex no se privatiza y eso tampoco lo pretende el PAN.

La posición es por la apertura de la cadena productiva de energía a la participación de los particulares y en principio el PAN también propone eso.

Habrá que identificar cuáles son en su caso las mejores prácticas para que México cuente con seguridad energética, una palanca de desarrollo que relance a escala mundial la presencia de la economía mexicana, que genere empleo, permita una mayor y mejor distribución del ingreso, eleve la competitividad, la productividad y dinamice la investigación, la ciencia y la tecnología.

Es la hora

Con la presentación de la iniciativa del PAN el país está listo para recibir el próximo envío que hará el jefe del Ejecutivo federal, durante el mes de agosto, de su propia iniciativa.

Habrá llegado la hora de la discusión responsable y se analizarán las propuestas pensando en que el resultado legislativo sea en provecho de esta y de varias generaciones más.

La industria energética y sus inversiones son por su naturaleza proyectos de larga maduración, tanto en su puesta en marcha como en su amortización económica. Aquí no caben inmediatismos ni promesas de beneficios directos de corto plazo.

Lo que quiera ser México en materia de energía en 2020 tiene que iniciarse ya y el solo hecho de arrancarlo enviará señales muy positivas a múltiples mercados de inversión para otras ramas productivas.

Es impostergable que en 2013 haya una reforma energética de fondo. El PAN ya hizo su propuesta. Es el turno de la iniciativa del presidente Peña, que debe ser también de gran calado y recogiendo todas las buenas experiencias del escenario mundial sin repetir los errores y habiéndolas examinado con detenimiento y objetividad. Se trata de construir un modelo mexicano de desarrollo energético y hacia allá vamos.

Ojalá no haya condicionamientos de otro orden y en otras materias que pongan intereses de coyuntura o de partidos por encima de los intereses de la gente para más empleos, competitividad del país, productividad, finanzas públicas sanas, servicios públicos de calidad.

Eso es lo que la gente quiere y espera de una reforma energética, de fondo.

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