El titular de la SICT señala que el proyecto comprende más de 900 kilómetros de carretera en regiones de alta marginación en Guerrero, Oaxaca, Puebla, Michoacán, Morelos y el Estado de México.
“Es un acto de justicia social, territorial. Es hacer realidad la consigna de la Cuarta Transformación de primero los pobres, primero las regiones más aisladas. Este plan busca que las grandes obras de infraestructura no se concentren en los mismos lugares de siempre”, afirma Antonio Esteva Medina, titular de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), respecto del proyecto sexenal de infraestructura de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, el Plan General Lázaro Cárdenas del Río.
Se trata de un programa que busca la interacción entre gobierno e Iniciativa Privada (IP) para dotar de infraestructura carretera a la región suroeste de México y en el que la SICT jugará un papel determinante para su consolidación.
“Es una deuda histórica. Por eso decimos que este no es un simple programa de obras, sino de justicia territorial. Porque una carretera conecta ciudades, pero también conecta el derecho al trabajo, a la salud, a la educación y a una vida mejor”, señala Esteva.
El plan busca la articulación y coordinación interinstitucional entre las dependencias federales y estatales e inversión mixta público-privada bajo el modelo Construcción, Mantenimiento, Rehabilitación y Operación (CMRO) en parte de la cuenca del Río Balsas, donde se genera una gran cantidad de energía eléctrica para el país, representando aproximadamente 10% del consumo nacional y 25% de la energía hidroeléctrica de todo México.
Además, este modelo para construir infraestructura vial no solo se enfoca en la construcción carretera, sino también en fortalecer el reconocimiento de los pueblos originarios, su papel en la economía regional y el impulso a sus actividades productivas.
Con una mejor red de vías de comunicación no solo se busca aprovechar las oportunidades del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, sino también promover la relocalización de empresas y mejorar la conectividad de la zona con inversiones tanto públicas como privadas, con el fin de reducir la marginación en la región y potencializar su desarrollo económico.
Cabe destacar que el gobierno federal, a través de la SICT, a la fecha ha creado 52 mil 762 empleos directos e indirectos con las primeras obras del Programa Nacional de Infraestructura Carretera.

En marcha
Con una inversión superior a los cinco mil 986 millones de pesos, el Plan General Lázaro Cárdenas del Río comprende más de 900 kilómetros de infraestructura carretera y atiende regiones de alta marginación en Guerrero, Oaxaca, Puebla, Michoacán, Morelos y el Estado de México.
El secretario Esteva afirma que esta iniciativa insignia del gobierno federal está diseñada para transformar de fondo las condiciones de vida en una de las regiones más olvidadas del país: la cuenca del Río Balsas.
La cuenca abarca más de 117 mil kilómetros cuadrados, es decir, casi 6% del territorio nacional. En ella viven más de diez millones de personas, la mayoría en condiciones de rezago.
Esta extensa zona hidrológica cruza por estados como Guerrero, Oaxaca, Puebla, Michoacán, Morelos y parte del Estado de México, y su accidentada orografía ha sido una barrera natural para el desarrollo. En términos socioeconómicos, muchas de las comunidades que se localizan en esta cuenca —en especial en regiones como la Montaña y la Costa Chica de Guerrero, la Mixteca oaxaqueña y la Mixteca poblana— presentan índices de pobreza superiores a 70%, según datos del extinto Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
A pesar de su riqueza en biodiversidad y cultura —en estas tierras habitan pueblos na savi, ñuu savi, amuzgos y nahuas—, las carencias en salud, educación, conectividad y empleo formal han perpetuado un patrón de exclusión.
Para los especialistas, la región suroeste de México es de vital importancia para la presidenta Sheinbaum y su interés es que se le dote de infraestructura carretera acorde con las necesidades económicas del país, además de que la zona es propensa a desastres naturales como huracanes, ciclones e inundaciones, y alta actividad sísmica que destruye de manera permanente las vialidades de comunicación.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la región, en lo que respecta a su población, representa 28% del total nacional, la cual se encuentra distribuida de forma dispersa en zonas principalmente rurales, por lo que tiene una baja densidad de 69 habitantes por km² y cuenta con una gran proporción de personas indígenas con 68% del total del país.
En el ámbito económico su principal actividad productiva es la turística, que aporta 54% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional del turismo.
Por otra parte, esta actividad no se refleja en suficientes empleos o salarios dignos, tendiendo muchas veces a la informalidad o la migración.
En consecuencia, la región concentra la mayor parte de población en situación de pobreza del país, con carencia en servicios de salud, vivienda e infraestructura, bajos niveles de escolaridad, además de ingresos inferiores, todo por debajo de la media nacional.
Para la Secretaría de Economía (SE), con la construcción en la zona de los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar las inversiones hacia estos estados han decidido enfocarse en el sector manufacturero, creciendo así en áreas como las de energía, servicios y logística.
Por ello, la dependencia pronostica un importante incremento en la demanda de bienes inmuebles y servicios, lo que favorecerá a las comunidades e inversores de tal forma que se puede proyectar un futuro ambicioso para las comunidades de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Michoacán, Morelos y el Estado de México.
Legado
La presidenta Sheinbaum eligió nombrar este programa en honor al general Lázaro Cárdenas del Río por su incansable trabajo en favor de los más desprotegidos, su impulso al reparto agrario, la nacionalización de los recursos estratégicos y su atención directa a comunidades del sur profundo.
Cárdenas, quien gobernó entre 1934 y 1940, dedicó parte de su vida a recorrer y atender esta cuenca. Fue de los primeros en visualizar su potencial y su abandono.
“El Plan Lázaro Cárdenas no solo lleva el nombre de un presidente ejemplar. Retoma su convicción profunda: que el Estado debe estar del lado del pueblo, y sobre todo, de los más pobres. Eso es lo que estamos haciendo”, afirma Esteva.
La SICT ya arrancó este año el plan con obras en Oaxaca y Guerrero, con un total de 572 kilómetros de caminos en construcción y una inversión inicial de cuatro mil 820 millones de pesos.
Entre los proyectos clave están la carretera Huajuapan–Mariscala–Tamazola–Silacayoapan (167 km), con una inversión de 668 millones de pesos; Huajuapan–Juxtlahuaca–Putla (160 km), a la que se destinan 425 millones; Juxtlahuaca–Tlapa (116 km), pasando por comunidades indígenas y una inversión de dos mil 320 millones.
Además, San Juan Mixtepec–Juxtlahuaca (31 km) con 247 millones; y el Entronque San Martín Peras–Metlatónoc–Chilixtlahuaca (98 km), con un monto de gasto de mil 160 millones.
“Estos caminos cruzan zonas de alta marginalidad, pero también de fuerte tejido social y cultural. El reto técnico es alto por la complejidad geológica del terreno, pero la recompensa social es aún mayor”, advierte Esteva.
En Guerrero, el programa también responde a daños ocasionados por desastres naturales recientes. “Tras el paso de los huracanes John y Otis tenemos que reconstruir 63 puentes estatales y seis federales. Además, realizaremos más de cinco mil intervenciones para estabilizar taludes”, indica el secretario.
Se trata, dice, de obras que restablecen infraestructura, pero van acompañadas de un plan de prevención y ofrecen certeza a las poblaciones vulnerables.
“Estamos renovando la forma de conservar nuestras carreteras para que duren más y cuesten menos al Estado. Ahí también está la eficiencia”, añade.
En Puebla las obras abarcan 332 kilómetros adicionales y una inversión de mil 166 millones de pesos, con proyectos que refuerzan la conexión entre Oaxaca y el centro del país.
Entre ellas destacan la carretera Nochixtlán–Huajuapan (R190) con 88 km; la Tehuacán –Chazumba–Huajuapan con 121 km; y la Putla en Pinotepa Nacional con 123 kilómetros.
El proyecto también prevé su expansión en Michoacán, particularmente en la zona de la Tierra Caliente, y futuras etapas en Morelos y el Estado de México, consolidando una visión interestatal y regional.
Para el secretario Esteva este modelo rompe con la idea de que las grandes obras solo se justifican en zonas con alta demanda económica. “Este programa pone en el centro a la gente, no a la rentabilidad inmediata. Si llevamos caminos a donde hay pobreza, llevamos salud, educación y empleo. Es infraestructura con rostro humano”, admite.
“Al disminuir desigualdades, el que construyamos caminos para comunicar a las poblaciones más necesitadas, el que integremos al país a través de proyectos y acciones de movilidad y de sistemas de transporte, es materializar la convicción de que, por el bien de todos, primero los pobres”, concluye Esteva.
Fuente: SICT