IMPACTO DE LA MEDIACIÓN POLICIAL

“Una cultura de paz y un mejor Estado de Derecho”.

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Columnas
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Una de las causas del conflicto es tener una idea o pensamiento opuesto al otro. Esto se puede dar en los diversos ámbitos de la vida de las personas, tales como la familia, la escuela, el trabajo o la esfera social, cuestiones que deben ser atendidas para no derivar en un contexto de violencia.

En el ámbito social la atención de los problemas es cada vez más demandante y las formas de solución son distintas. Los valores, las conductas, los comportamientos en muchas de las ocasiones no coinciden y se afecta la armonía y la paz social.

Uno de los encargados de prevenir y a su vez también solucionar son los policías.

Los policías, desde una perspectiva general, tienen como principal función hacer respetar las leyes, mantener la seguridad y el orden en los lugares públicos, así como la protección y defensa de los ciudadanos; es decir, procurar una convivencia armónica entre las personas.

Es importante no olvidar que el policía también es un ser humano y que el servicio que lleva a cabo es esencial para la construcción de un Estado de Derecho.

Por tal situación los policías deben estar altamente capacitados en sus funciones, pero también en la forma de prevenir y solucionar los conflictos. La forma tradicional es mediante la procuración de justicia; sin embargo, también existen mecanismos efectivos como la mediación para desahogar el trabajo de organismos como juzgados cívicos o agencias del Ministerio Público.

Así la mediación policial se convierte en un mecanismo trascendental, ya que permite a las personas resolver su conflicto mediante la ayuda de un policía mediador, situación en la cual se tendrá la oportunidad de explicar el problema y, sobre todo, lograr un acuerdo.

Profesionalización

La mediación policial busca generar en sus operadores una serie de competencias que se vinculan con la utilización de los mecanismos alternos de solución de controversias y su fundamentación legal de acuerdo con el artículo 17 constitucional.

Para ello el policía debe tener una profesionalización en estos tópicos que permita dar atención a los conflictos que los ciudadanos le presentan, mediante un espíritu cooperativo que se base en buscar los acuerdos más beneficiosos para las partes, aunado al ahorro de dinero y tiempo.

El policía mediador debe convertirse en un actor fuera de protagonismos que permitirá entender el origen del conflicto y atenderlo mediante estas herramientas de comunicación o diálogo. El policía debe ser un profesional, experto en ello, que escuche, que sea neutral e imparcial, ya que busca generar acuerdos por las partes.

Podemos hablar en este contexto de la necesidad de una policía comunitaria, un modelo que permita contar con policías profesionales en la mediación. Nos preguntamos, ¿cuántas veces se podrían arreglar problemas sociales, en el transporte, en las calles o en las plazas, si los policías conocieran estas herramientas?

Los policías con este perfil son necesarios para el respeto de los derechos humanos, para la construcción de una cultura de paz y de un mejor Estado de Derecho. El policía mediador debe crear un contexto cooperativo y revelar las decisiones de cambio para el bien social.

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