Si pudiéramos definir con una sola palabra uno de los más grandes problemas de la humanidad, de las familias, las sociedades o de las naciones y que representa verdaderas crisis en cualquiera de estos ámbitos sería: violencia.
La violencia desde tiempos inmemoriales no se ha podido combatir cabalmente por las mismas conductas de las personas que tienen la intención de dañar a otros, sea por tener un punto de vista distinto, por demostrar poder, por falta de diálogo, de empatía o de valores.
El último momento de un conflicto a gran escala es la violencia. Los conflictos o crisis bien gestionados nos abren la oportunidad como seres humanos de encontrar nuevas perspectivas de solución, de colaboración, de negocios, de aprendizaje o de crecimiento personal. En caso contrario nos dejan personas dañadas física o emocionalmente, familias vulnerables, desintegradas y sociedades sin orden, progreso o estabilidad.
Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, que se conmemora cada 25 de noviembre, en este espacio queremos invitar a la reflexión, compaginando nuestra postura sobre una cultura de paz y no violencia por medio de la mediación y otros mecanismos alternos. Como parte de la sociedad y como personas que cohabitamos en ella necesitamos repensar la forma en que atendemos estos tipos de conflictos, es decir, no solo buscar soluciones superficiales que por solo un momento los detenga sino debemos trabajar y construir soluciones que traten el origen del conflicto.
Por ello es importante analizar y entender lo que causa el conflicto. De manera general es producto de una pobre comunicación entre las personas, una mala percepción, falta de información para tomar una decisión o por necesidades incompatibles.
Herramienta
Esta consideración nos dota de un nuevo panorama para poder encontrar soluciones eficaces al problema que nos aqueja y de cierta manera nos hace entender que si comenzamos a trabajar en una cultura del diálogo y de la comunicación efectiva tendremos mayores herramientas para prevenir o solucionar de la mejor forma los conflictos.
Si se preguntan qué diferencia hay entre una comunicación normal y una efectiva la respuesta es que en esta segunda existe una reciprocidad, tanto en el emisor como el receptor: se escuchan y se entienden. Y como elemento fundamental el mensaje en la comunicación efectiva se entiende en la forma en que se pretendió dar, cuestión que no sucede en la normal.
Este tipo de técnicas, utilizadas tanto en la mediación como en la conciliación, permiten estructurar los procedimientos y llegar a acuerdos adecuados entre las partes antes de que el conflicto haya escalado a niveles de violencia. Imagínense los problemas que nos ahorraríamos si comenzamos a hacer propia y en cada aspecto de nuestra vida esta herramienta.
Con tal perspectiva, y como origen de esta situación, es importante mirar a las familias como esa institución fundamental de las personas que nos dota de nuestras primeras enseñanzas, de valores, nos da identidad, afecto, seguridad, hasta una cultura.
Se dice que la educación es el gran impulsor para lograr los cambios trascendentales. Por ello consideramos que en un primer momento es vital enseñar y aprender sobre cómo dialogar y generar una comunicación efectiva, la que entre otros factores se logra creando una sintonía con el otro, con respeto, con tolerancia, con empatía y con solidaridad, además de despojarse de todos esos prejuicios, malas percepciones, malas informaciones o egos.
La violencia hacía a las mujeres o cualquier sector nunca debe ser normalizada sino combatida, pero no podemos erradicarla si no entendemos el origen de los conflictos. Las soluciones no se encuentran de la misma forma que se generan: necesitamos el esfuerzo de todas las personas y en todos los ámbitos, la familia, la escuela, el trabajo. Son tiempos de pensar y actuar por el bien común, de las mujeres y las niñas.
Actuar contra la violencia de género es actuar por un mundo más humano, empático, responsable y solidario. Porque cuando te escucho, me escuchas y nos entendemos, la violencia no tiene cabida.