Antígona Segura Peralta, física, investigadora del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, recientemente condecorada con la medalla Hermilia Galindo que otorga el Congreso de la Ciudad de México, platica por qué es importante crear espacios libres de violencia y equidad laboral dentro de la universidad.
—¿Cuál es para usted la relevancia de la lucha por la igualdad de género?
—Importa porque hay que orientar a las nuevas generaciones: pasé muchos años sin una guía, todos eran hombres aquí en el instituto; fue hasta que llegué al posdoctorado que me encontré con la doctora Meadows. Ella estaba muy consciente de cuáles eran las trabas que se le ponían a las mujeres porque a ella misma le pasó. Me brindó un espacio de apoyo e hizo una gran labor de difusión y reconocimiento de lo que estaba haciendo en mis investigaciones. Entonces, esta lucha es algo que no puedo evitar: no sería honesto decirle a las niñas y jóvenes que aspiran a esto que la ciencia es muy linda, sin hablar de los obstáculos.
Por otro lado, puntualiza, “saber lo que están pasando las estudiantes de licenciatura y posgrado en cuanto al tema del acoso y no hacer nada, es imposible. Por ello decidí acompañar las denuncias de las alumnas, porque no podía ser indiferente cuando eran agredidas. La empatía me movilizó”.
—¿Cómo empezó esta lucha, por la que justamente recibió la medalla Hermilia Galindo?
—A finales de 2017 le pedí a un estudiante, quien ya había terminado la maestría, cursaba ahora el doctorado en otra ciudad y se encontraba bajo proceso judicial acusado de violación, que no participara en un congreso académico dentro de la UNAM, ya que muchas alumnas se habían acercado a mí para compartirme que no se sentían cómodas.
Después de una petición, la participación del estudiante fue cancelada. “Pero nos engañaron, porque luego apareció en otro horario. El Tribunal Universitario lo expulsó, aunque luego la Comisión de Honor y de Justicia lo restituyó con el argumento de que la violación había sucedido fuera del campus universitario; es decir, puedes hacer lo que quieras: mientras no sea adentro de la UNAM no pasa nada”.
Opciones
Añade que “al final el estudiante acusado interpuso una queja en mi contra por ‘actos de acoso, violencia, hostigamiento, maltrato mediante agresiones verbales’ y la UNAM me sancionó por ‘alterar el orden’. Desde entonces, y tras la investigación que tuve que realizar para defenderme, me especialicé en actos que tienen que ver directamente con profesoras, investigadoras y estudiantes que han sufrido casos de violencia de género dentro de la universidad o por parte de personal de la UNAM y que requieren de una escucha activa, que no se les revictimice, que se les diga cuáles son sus opciones y qué es lo que pasará, porque yo sé cómo funciona la UNAM”.
—¿Qué mensaje ofrece a las jóvenes que están interesadas en la ciencia?
—Hacer ciencia es muy bonito, pero hay que tener mucha disciplina y constancia, como en cualquier actividad que se quiere dominar. Hay personas que ya estamos instaladas aquí y trabajamos para hacer de estos espacios un lugar mucho más amable para las estudiantes, un espacio libre de violencia. Nuestros esfuerzos, el mío y el de varias colegas, se centran en abrir oportunidades en equidad para las mujeres, dentro de ámbitos y “nichos” de la ciencia donde tradicionalmente han proliferado los hombres.