Dalia Chávez Posadas, feminista, activista, sicóloga e integrante de la Asamblea Feminista NL y de Alternativas Pacíficas AC, platica en entrevista sobre los retos que enfrenta el feminismo en Nuevo León, uno de los estados más conservadores del país.
—¿Qué es el feminismo?
—Es un movimiento de lucha, resistencia y acompañamiento por los derechos, la libertad y la dignidad de las mujeres.
—¿Qué es lo más urgente por atender en el tema de violencia contra las mujeres en Nuevo León?
—Además de ser terapeuta, por la forma en la que nosotras trabajamos en la asociación también soy acompañante y defensora de los derechos humanos. En muchas ocasiones me toca acompañar a las usuarias para hacer sus denuncias o a dar seguimiento a las mismas. Es ahí donde nos topamos con un sistema ineficiente, con un servicio revictimizante, deshumanizado y por lo mismo peligroso para las mujeres que son sobrevivientes de violencia.
Debido a la pandemia, indica, “muchas mujeres están en casa, pero sabemos que su hogar no necesariamente es un lugar seguro cuando viven con el violentador o con el agresor. En semanas pasadas ha habido un incremento, por ejemplo, en desapariciones forzadas, tema en el que tampoco hay un adecuado seguimiento a este tipo de denuncias”.
Chávez puntualiza que “sabemos que el tema de la violencia necesita una intervención integral; se deben promover proyectos encaminados a la prevención para que cuando una mujer llegue a hacer su denuncia se le dé un trato adecuado y un seguimiento que permita realmente obtener justicia. Es una cuestión de informar, de visibilizar a la violencia como un problema de salud pública. Estamos hablando de que se cometen delitos que son normalizados. También vemos casos de abusos policiacos, algo indignante y preocupante: las mujeres tratan de acercarse para pedir ayuda y no la reciben, sino por el contrario, terminan poniéndose en más riesgo por la revictimización”.
Sororidad
—Nuevo León es señalado como uno de los estados más conservadores y patriarcales del país. ¿Cómo hacen los grupos feministas para derrocar las ideas que provienen de este sistema?
—Organizándonos y generando espacios seguros y sororos de reflexión, donde se empieza a alzar la voz y a señalar estas cosas. Sabemos que Nuevo León es una sociedad muy machista y conservadora, incluso violenta. Obviamente en el momento en que nosotros como Asamblea nos organizamos, de repente llegan personas a cuestionar lo que estamos haciendo. Incluso llega la policía a tratar de disuadirnos por el hecho de que nos congreguemos en espacios públicos. Obviamente ahora, por la situación de la pandemia, no nos reunimos físicamente: las decisiones que las organizaciones tomamos se adoptan a nivel virtual. Pero la idea es que en cuanto se pueda se retomen esos espacios.
—¿Qué propondría para mejorar este tipo de situaciones?
—Tiene que ver con la visión de organizarnos como sociedad. A pesar de que las autoridades deberían garantizar la seguridad, la realidad es que en lo operativo resulta algo muy distinto. No obstante creo que poco a poco se ha ido permeando el sensibilizarnos como sociedad para justamente señalar y levantar la voz sobre este tipo de cuestiones, además de poder ayudar cuando esté en nuestras manos. Esta ayuda implica escuchar, no juzgar, poder ser una red de apoyo para mujeres que están siendo violentadas. Si bien no está en nuestras manos resolver la problemática en su conjunto, sí podemos orientar a las mujeres para que obtengan atención y acceso a la justicia.