En esta ocasión conversé con Ángel Mario García Guerra, candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien ha sido catedrático por casi tres décadas y se ha desempeñado como juez penal y magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León por más de 25 años.
¿Qué piensa sobre un país con mujeres al frente de la toma de decisiones? “Me parece maravilloso, porque tenemos una presidenta que a pesar de que no sé cuánta población votó por ella hoy en día tiene 85% de aprobación, que no es lo mismo que popularidad. Estamos hablando de que nueve de cada diez mexicanos aprueban el trabajo que está haciendo”, asegura.
Licenciado en Derecho, con maestrías en Derecho Penal y Mercantil, y doctorado en Derecho Procesal, su diagnóstico es contundente: “Los retos es que haya una justicia verdadera, porque la justicia hoy en día solo es una bonita frase, un discurso político. En realidad, en este país no hay justicia. Hay justicia de élites, hay justicia para ciertos grupos, pero la justicia como debe de ser no se tiene. En materia penal es alarmante la cifra: 98% de los delitos no se castiga. ¿Qué significa esto? Es una invitación a los delincuentes a que se dediquen a delinquir”, afirma García Guerra.
Para él, el Poder Judicial se ha alejado peligrosamente del pueblo. “Hablando de la Suprema Corte, y en general de todo el Poder Judicial, algunos en particular se especializaron en simular la justicia, en hacer como que dan justicia, pero en realidad nunca la administraron, nunca hubo una verdadera justicia. Volvemos al punto: justicia para élites, para quien tiene dinero para comprarla, pero la mayor parte de la gente, la mayor parte del pueblo no tiene acceso a esa justicia”, indica.
Cúpula de cristal
Su crítica se extiende hasta los altos salarios de los ministros. “Los juzgadores federales, en mi opinión, aunque no todos, se divorciaron del pueblo hace muchísimos años. ¿Por qué? Por muchos factores. Uno de ellos los altos salarios que perciben. Cuando una persona, un ministro de la Corte, gana 600 mil pesos mensuales, más todas las prestaciones, pues obviamente se sienten en una cúpula de cristal, viven en un México distinto al que vive el resto y no tienen la capacidad de ponerse en los pies de los justiciables, de tener empatía con quienes van a juzgar. No tienen conciencia de que los criterios legaloides que dictan desde un escritorio muy bonito, muy adornado, en una Corte muy elegante, se convierten en criterios obligatorios en todo el resto del país. Y eso se ha traducido en una justicia llena de formalidades, que además es una justicia que a nadie sirve, más que a ellos con sus estadísticas para justificar sus altos ingresos y los presupuestos que cada año se les autorizan en la Cámara de Diputados. Pero, ¿están comprometidos con la justicia? En mi opinión, no”, asevera el candidato a ministro de la SCJN.
Entre sus principales propuestas destaca una: “La propuesta más importante que tengo, en caso de que la gente me regale su confianza y me lleve a la Suprema Corte, es hacer una revisión precisamente de la jurisprudencia. Tengo una propuesta de que se haga una revisión de toda la jurisprudencia desde 1994, que creo yo que fue cuando empezó la debacle de este sistema de justicia y no que se haga de manera unilateral por parte de la Suprema Corte, sino que se convoque a un foro en el que participen magistrados, jueces de distrito, que participe la academia, a través de las facultades de Derecho, universidades; que participen también los abogados a través de los colegios y barras; y que entre todos nos involucremos en esta realidad y analizar cada una de las jurisprudencias que se dictaron en todos estos años, identificar aquellas que se aprobaron para hacer trajes a la medida y se convirtieron en reglas generales, o para privilegiar a ciertos grupos”.
Su mirada también incluye a las mujeres. Sobre el feminicidio, García Guerra es tajante: “La pena del delito de feminicidio es muy alta y aun así no hemos logrado bajar los números, pero una sola mujer a la que priven de la vida por cuestión de género nunca se justificará. Aquí hay que hacer hincapié en que son dos factores; el Derecho Penal lo que cuida en este delito es primero, por supuesto, la vida de los seres humanos, de una mujer; pero el segundo factor, creo que igual o tal vez más importante, es la cuestión de género. ¿Qué debemos entender por cuestión de género? Es cuando a las mujeres se les trata como objeto, la cosificación de las mujeres. Eso no lo podemos permitir”.
Su propuesta es clara: una SCJN cercana a la gente, comprometida con el pueblo y capaz de revisar sus propios excesos. “Es una nueva integración de la Corte, son nuevos miembros que llegarán por el voto de la gente, por el voto del pueblo, por primera vez en la historia. Así que a cumplirle al patrón, porque el patrón es el pueblo”, concluye.