CANCELAR VIDAS

“En el subsecretario no relucen la sensibilidad ni la empatía”.

Copia de COLUMNAS (1920 × 1080 px)-2.png
Columnas
Share

Justo cuando pensamos que no se podría ir más allá en la agigantada constancia de malicia, incapacidad, estulticia y soberbia, Hugo López-Gatell hace un esfuerzo extra entrando al último tramo del sexenio y logra superar sus propios alcances.

El empoderado subsecretario de Salud, al cual se le atribuye responsabilidad por negligencia en el manejo de las políticas públicas en la epidemia de Covid-19, ahora regresa a la picota para desaparecer las Normas Oficiales en Materia de Salud (NOM). Con ello, de un plumazo desaparece regulaciones técnicas que son obligatorias dentro de las cuales se definen los parámetros y características que deben reunir los procesos o servicios que potencialmente pueden dañar la salud o la vida.

No estamos ante una ocurrencia ni ante una sobrerregulación irreverente; las normas oficiales han constituido una expresión clara y sustentada de las medidas mínimas que la sociedad mexicana puede tener para defenderse de cierto tipo de enfermedades.

Además, por igual han sido el marco de actuación para la profesión de los médicos a efecto de evitar que se extralimiten. En pocas palabras, hemos borrado de un plumazo el mapa de navegación para la atención de la salud de los mexicanos.

Y esto resulta doblemente grave cuando el sistema de salud en su conjunto transita por uno de los episodios más oscuros de su existencia. No es exagerada esta afirmación: se ha desaparecido al INSABI sin tener certeza en qué forma se compensará el déficit de atención hospitalaria; se han suplido supuestas deficiencias de personal con contrataciones que obedecen a doctrinas políticas y filosocialistas, como el caso de los médicos cubanos; se ha llegado al desabasto sensible de medicamentos, subrayadamente para enfermedades crónicas como el cáncer; y en suma, se ha reducido la expectativa de vida del mexicano.

Así, a pocos, se ha mermado la capacidad de atención de un sistema que ahora no encontrará tampoco restricciones que signifiquen supervisión ni transparencia en el manejo de recursos ni en la calidad de los servicios proveídos. La opacidad total promovida por un López-Gatell que se apuesta a la política y no al cuidado del bienestar físico de todos a quienes se debe.

Dura realidad

Estamos en un escenario que inevitablemente se presta a la suspicacia. No se puede entender una acción que deliberadamente pondrá en riesgo la atención de la salud por medio de protocolos universales y que, además, seguramente afectará de forma sustancial la provisión de insumos necesarios para lograr dicha atención. Con la cancelación de 35 NOM no será ya posible siquiera contabilizar los casos de enfermedades crónicas, como es el caso de las renales, y por supuesto las relativas a distintos tipos de cáncer, con lo que también se imposibilita el cálculo de un volumen de medicamentos necesarios para combatir dichos padecimientos. Se estaría navegando a ciegas.

Pero en el subsecretario de Salud no reluce la sensibilidad ni mucho menos la empatía. La mejor respuesta que aporta para dar una explicación lleva para variar tonos de amenaza y doctrina al afirmar que quienes critican la desaparición de las NOM seguramente son partícipes de la corrupción o meramente opositores al sistema.

Sin embargo, la dura realidad podría llegar como una bofetada al rostro del doctor López-Gatell. Sin un control estricto y mapeado como el que se lograba a través de las NOM los grupos de laboratorios y médicos quedarán sin restricciones para la oferta de servicios que en el mejor de los casos podrían encarecerse. El extremo de ello sería la creación de mercados negros y corrupción para la provisión de servicios médicos y de diagnóstico que no encontrarían ya ataduras.

Por otra parte, el golpe es contundente para los estratos económicos con mayor precariedad en la población mexicana, ya que ante el desabasto o la falta de atención no tendrán mayor opción que buscar los servicios privados del ramo. Ya lo venía confirmando la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), donde se refleja que desde 2021 más de 50% de los mexicanos ya optan por la atención privada sobre la pública.

Hoy, ante tal cancelación, la crisis del sistema de salud se ahonda… ¡Gracias nuevamente, minúsculo doctor!

×