El asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, líder del Movimiento del Sombrero, y la marcha de la Generación Z son sin duda una expresión del despertar de la conciencia social y dejan en evidencia que la ciudadanía pone y quita, al igual que sus determinaciones están por encima de cualquier partido político.
Un elemento que de cara a las elecciones intermedias no puede ser ignorado. Mucho menos con miras a 2030, aunque bajo la premisa de que es necesario construir y consolidar un verdadero movimiento de liderazgo social que haga entender a los gobernantes y clase política cuál es su verdadera dimensión.
No hay que olvidar que en términos de militancia ningún partido reúne 10% de la población o de los integrantes del padrón electoral, por lo que en términos reales están lejos de representar a la mayoría de la ciudadanía nacional, por más que se traten de atribuir esa representatividad.
Una prueba fehaciente e irrefutable de la determinación de la colectividad tuvo lugar en la elección del Poder Judicial, que si bien fue legal carece de una legitimización social mayoritaria por el hecho de que solo alrededor de 10% de los votantes acudió a las urnas.
De hecho, la verdad sea dicha, en cuanto a las elecciones presidenciales de 2024 fueron más las y los ciudadanos que optaron por no participar en la elección, que los votos que obtuvo el partido gobernante.
Estos son datos del INE sobre la elección de 2024:
La Lista Nominal de Electores la conformaban 99 millones 84 mil 188 personas.
Se contabilizaron 60 millones 115 mil 184 votos, lo que representa 61.04% de participación de la ciudadanía inscrita en la Lista Nominal.
Jorge Álvarez Máynez, del partido Movimiento Ciudadano, obtuvo seis millones 204 mil 710 votos (10.32%).
Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, de la coalición Fuerza y Corazón por México, obtuvo 16 millones 502 mil 697 votos (27.45%).
Claudia Sheinbaum Pardo, de la coalición Sigamos Haciendo Historia, obtuvo 35 millones 924 mil 519 votos (59.75%).
En consecuencia, alrededor de 38 millones de ciudadanas y ciudadanos se mantuvieron al margen de esa elección.
Afiliados
Por lo que hace a militancia, ningún instituto político cuenta en realidad con una militancia robusta, lo que deja en evidencia su vulnerabilidad ante un verdadero despertar social y fortalece la visión de crear liderazgos sociales que como en el caso de Carlos Manzo realmente representen y defiendan la agenda ciudadana.
Información del INE, con datos al 31 de agosto de 2023, indica que en ese año los partidos contaban con el siguiente número de afiliados válidos: Morena, dos millones 322 mil 136; PRI, un millón 411 mil 889; PRD, 999 mil 249; PVEM, 592 mil 417; PT, 457 mil 624; MC, 384 mil cinco; PAN, 277 mil 665.
En términos porcentuales, lo evidente es que ningún instituto político reúne por sí solo como militantes a 5% de los electores.
De ahí que a poco más de un año de las elecciones intermedias y a casi cuatro de la renovación de la presidencia en 2030, sea más que prudente que como sociedad comencemos a pensar en la necesidad de contar con liderazgos ciudadanos que realmente enarbolen la agenda social.
Y ello parte de la inminente necesidad de alejar los fantasmas y fobias que se intentan crear en torno de las candidaturas independientes, así como el estigma que se pretende endosar, por ejemplo, a la legítima expresión de generaciones como la Z.
En el fondo, la lectura es clara y obligada: el oficialismo en particular y los partidos políticos en general tienen temor de un verdadero despertar de la conciencia social, que termine por desplazarlos y ubicarlos en su justa dimensión.
Los pretendidos mandamientos del pueblo, en realidad carecen de un sólido respaldo social y eso por sabido se calla. La sociedad habló y despertó en los años 2000, 2012 y 2018… y todo indica que las condiciones pueden darse para que lo haga de nuevo en 2030.

