UN FRENTAZO AMPLIO

UN FRENTAZO AMPLIO
Columnas
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Se sostiene que en tanto nos acostumbremos a la simulación y a caminar al margen de la legalidad muy poco futuro y progreso podremos tener en conjunto como nación.

Normalizar el que se vean como permisibles los actos que constituyen reales violaciones a los procedimientos establecidos en leyes es una forma de minar la vigencia de un estado de derecho y es acostumbrar a toda una población a que las consecuencias legales por mala actuación sencillamente no existen.

Parecería exagerado pero tal es el caso presente por el cual se elegirán abanderados para contender como candidatos a la Presidencia de la República. Y parece que aquellos que hace pocos días se erigieron como grandes críticos y juzgadores han sucumbido a la tentación de transitar en un camino que, con cambios de nomenclaturas, bordea lo establecido por la Ley General de Partidos Políticos y la Constitución misma.

No se puede sencillamente realizar ningún acto que derive en una consecuencia político electoral por parte de partido o frente alguno, sobre todo cuando los tiempos señalados por la ley aún no lo permiten.

Actuar en sentido contrario configura con plenitud la figura de un acto anticipado de campaña para el cual el Instituto Nacional Electoral (INE) debe actuar en consecuencia.

Los márgenes de la ley

Existen varios puntos de análisis que aplican a cada una de las etapas determinadas, mediante las cuales tendrán la ocasión de encumbrar al responsable nacional para la construcción del Frente Amplio Opositor.

En un primer momento, quienes aspiren deberán contar con el respaldo de militantes, simpatizantes y ciudadanos a través de una plataforma. ¿Acaso aquí no se requerirá de la movilización de voluntades y logística mediante recursos? ¿De donde provendrían los mismos y qué tipo de fondeo o recaudación se utilizaría? ¿Habrá algún tipo de fiscalización que empareje la posibilidad de gasto que cada particular participante tenga?

En una segunda etapa se prevé la realización de foros y de un estudio de opinión. Aquí me cuestiono:

¿Los fondos destinables a la realización de los foros provendrán de aquellos autorizados por el INE para el fomento a la cultura de la democracia? ¿Estarán registrados dichos foros y aprobados en los planes anuales de trabajo que exige el INE? ¿El estudio de opinión contará por igual con el aval del instituto en el entendido que tendría una finalidad electoral como final destino?

Y pasamos a la tercera etapa: la ronda de los finalistas. Ahí se contempla un nuevo estudio de opinión y una elección primaria entre ciudadanos. Aquí es donde el descaro ya llega a su pico al celebrar una real jornada electiva con fines de selección de perfil para una candidatura y todo ello fuera de los tiempos electorales.

¿Acaso seguiremos pensando que al cambiarle los nombres a cargos, responsabilidades y procesos estamos dentro de los márgenes de la ley?

Pero además de la incongruencia con la que el Frente Amplio por México actúa, parecería que el alumbramiento de una candidatura de oposición viene acompañada por una mala estrella.

Desde su inicio, acumular el desprestigio de figuras que poco aportarán a un proceso de anticipado desgaste, no es una buena idea. Un Alito Moreno que pilotea un priismo abollado por la derrota en el Estado de México no es un protagonista admirable en un escenario que, de suyo, ya está abundantemente cuestionado tanto internamente como por sus contrincantes políticos.

Por otra parte, es un pésimo augurio el que se disuelva con una inconformidad notoria el Consejo Electoral Ciudadano que Va por México había conformado. Y el horizonte presenta nubarrones ya que estamos ante un proceso de amplia competencia, donde uno y otro aspirante deberá ubicarse en mejores niveles de aceptación que sus compañeros participantes.

Si algo hemos visto en la praxis de la política mexicana es que es ahí donde generalmente se llega al fratricidio y al canibalismo político, que a la postre solo arroja divisiones irreparables.

¡Pero qué más da! Aun en la crisis de credibilidad y confianza que experimentan en lo general los partidos políticos, estamos ante la construcción de un escenario ficticio y de normas y procedimientos internos convenientes para “darle la vuelta” a la ley y no ceñirse a lo que el marco electoral mandata. ¿Se toparán con pared?