En un planeta donde la creciente crisis de la escasez hídrica amenaza la seguridad alimentaria y el sustento de millones surge una luz de esperanza desde México: la innovadora “lluvia sólida”.
Sergio Jesús Rico Velasco, un ingeniero innovador, desarrolla un polímero biodegradable con la asombrosa capacidad de transformar el agua en un gel sólido, reteniendo hasta 200 veces su peso y liberándola gradualmente para nutrir los cultivos.
Este avance promete revolucionar la agricultura permitiendo la supervivencia de cosechas con una reducción drástica del riego, incluso en las áridas extensiones desérticas.
Sin embargo, una paradoja desconcertante envuelve este prodigioso invento mexicano: mientras naciones como India, Ecuador y España ya se benefician de sus bondades, en su propia tierra natal Rico y su “lluvia sólida” parecen ser profetas sin honra.
Aquí vamos a explorar en detalle el funcionamiento y los múltiples beneficios de esta tecnología revolucionaria, al tiempo que se examinan las razones detrás de su limitado reconocimiento y adopción en México, un país que paradójicamente enfrenta serios desafíos de sequía.
Lejos de ser un fenómeno mágico, la denominada “lluvia sólida” o “agua en polvo” representa una aplicación ingeniosa de la ciencia de los polímeros. En su esencia, se trata de un poliacrilato de potasio, un material con una estructura molecular única que le confiere la extraordinaria capacidad de absorber y retener grandes cantidades de agua, de manera similar al polímero utilizado en los pañales desechables, aunque con una formulación optimizada para las necesidades agrícolas.
Al entrar en contacto con el agua este polímero experimenta un proceso de hidratación que lo transforma en un gel sólido y viscoso. Esta matriz gelatinosa actúa como una reserva hídrica, capaz de almacenar hasta 200 veces su propio peso en agua. La clave de su utilidad radica en su capacidad para liberar gradualmente esta humedad a las raíces de las plantas a medida que la necesitan, manteniendo un nivel óptimo de hidratación en el suelo durante periodos prolongados, lo que reduce significativamente la dependencia del riego convencional.
Gel
La fabricación de la “lluvia sólida” involucra una serie de etapas controladas que transforman materias primas en el polvo superabsorbente. Inicialmente se lleva a cabo la síntesis del polímero, donde el ácido acrílico se mezcla con una base para formar el poliacrilato. Posteriormente, este polímero se somete a un proceso de absorción de agua, hinchándose para convertirse en un gel. La clave para mantener su capacidad de absorción reside en un secado controlado que elimina la humedad sin dañar la estructura del polímero.
Una vez seco, el gel se reduce a un polvo fino mediante la molienda. Finalmente, el polvo ultrafino se empaqueta al vacío para evitar la rehidratación prematura, listo para ser utilizado en la agricultura.
La efectividad de la “lluvia sólida” trasciende las fronteras mexicanas, encontrando aplicaciones exitosas en diversos países que luchan contra la escasez de agua. En India, por ejemplo, permite a pequeños agricultores salvar sus cosechas de la sequía, mientras que en España se utiliza para optimizar el riego en viñedos. Ecuador, Colombia, Honduras y otros más también se benefician de su capacidad para retener agua y reducir la necesidad de riego constante. Sin embargo, este reconocimiento internacional contrasta drásticamente con la recepción en México.
A pesar de la grave sequía que afecta a numerosas regiones y las pérdidas significativas en la agricultura y la ganadería, Rico se encontró con la indiferencia de las autoridades mexicanas, quienes si bien reconocen el potencial de su invento no ofrecen un apoyo concreto para su implementación a nivel nacional, limitándose a desearle suerte en sus esfuerzos.
En conclusión, la “lluvia sólida” de Rico Velasco se erige como una solución trascendental e innovadora para mitigar la creciente escasez de agua en la agricultura a nivel global. La falta de un apoyo significativo a esta tecnología en su país de origen plantea serias interrogantes sobre las prioridades y la visión para el desarrollo agrícola en México, especialmente en un contexto de creciente estrés hídrico.
Es imperativo reflexionar sobre la necesidad de que México valore y promueva activamente el talento y las soluciones pioneras ideadas por sus propios científicos e ingenieros. Solo así se podrá construir un futuro agrícola más resiliente y sostenible, aprovechando el potencial de la innovación local para enfrentar los desafíos venideros.
Zonas áridas en diez entidades
Los diez estados mexicanos con mayor grado de aridez son Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas.
Cabe destacar que los principales productos agrícolas que se producen en las zonas áridas de México son alfalfa, maíz grano y forrajero, así como avena forrajera.