Tan lejos del cielo

Una reconocida aerolínea chilena sorprende por el nutrido catálogo musical que ostenta en su apartado de entretenimiento para el pasajero.  

Soprende la variedad de música que se puede encontrar en un viaje en avión
Foto:Internet
Columnas
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Una reconocida aerolínea chilena, que desde hace años tiene sucursales en países como Perú, Colombia, Ecuador y Argentina, sorprende a quien escribe este texto por el nutrido catálogo musical que ostenta en su apartado de entretenimiento para el pasajero.

Lo interesante es que el catálogo no es solamente vasto, sino también elegido de forma delicada: pasa por un estricto control de calidad, desmenuzado por un curador que ha tenido a bien romper con las exigencias del main-stream e incluir a los más destacados artistas independientes del continente.

No sólo en música sorprende la inclusión de nombres que solamente un melómano buscaría para su dispositivo mp3, sino que también en el terreno del cine hay un amplísimo inventario de películas latinoamericanas de todos los países que integran la alianza aérea, en el apartado de filmes de arte. Pero como ese no es el tema de esta columna de opinión, nos alejaremos discretamente de él, no sin antes señalar que en un vuelo de cinco horas a Lima se puede disfrutar de casi tres películas sudamericanas que no se podrían haber encontrado ni en la Cineteca Nacional.

Ahora bien, no es que no aparezcan Shakira, Alejandro Fernández o su tocayo Sanz y demás artistas top, que a estas alturas del partido no haría falta nombrarlos en esta columna.

Lo interesante es que aún saliendo primeros en las listas de reproducción de “música a bordo”, comparten el espacio aéreo con muchos otros nombres que casi nunca serían revelados por los medios de comunicación que toda la vida los han ignorado: me saltan a la vista Luis Alberto Spinetta y Pedro Aznar, al lado de Chayanne y Luis Miguel…

Tal vez por ser mexicano uno está (mal) acostumbrado a que la aerolínea solamente tendrá a los de la farándula y no a los artistas que uno escucha desde la comodidad de su iPod, alejado del ruido de los medios de comunicación masivos.

Pareciera que aquí hay para todos y la música fuera más democrática. La decisión entre llenar los oídos de “caramelo” o escuchar un “filete miñón” la tendrá cada pasajero, y no será unilateral como en ciertas aerolíneas ya conocidas.

Lejos

Chequeo de nuevo y me encuentro a Cerati, Jarabe de Palo e Int-Illimani, Sabina, Serrat y Drexler, junto a Jennifer López y Paulina Rubio… Rarezas y extrañezas de la vida.

Mientras tanto, Francisca Valenzuela, la nueva revelación chileno-estadunidense, recibe un gran apoyo, al igual que otros grupos locales como Los Bunkers, Lucybell y Los Tres.

Es entonces cuando este peregrino calígrafo se pregunta: ¿cuándo veremos a nuestra compañía líder atreverse a poner entre sus anaqueles virtuales y celestes, ya no a Café Tacvba, Zoé, Julieta Venegas o Natalia Lafourcade, sino a Descartes a Kant, Bengala, o alguna novedad autóctona como Los Cojolites (grupo de son jarocho recientemente nominado al Grammy)?

No parece haber respuesta acertada, pero a título personal este reportero concluye una triste verdad: por querer ser norteamericanos, casi dejamos de ser latinoamericanos y nos alejamos del sueño bolivariano.

México, tan cerca de América Latina, tan lejos del cielo.

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