Al final del camino la economía es lo más importante. De nada sirven todos los desplantes políticos si la gente común y corriente no puede conseguir un empleo. Y no puede haber empleos si no hay inversión productiva.
Este 21 de octubre la empresa Iberdrola presentó en Madrid sus resultados corporativos para el tercer trimestre de 2020. No fueron buenos, lo cual se entiende por la pandemia y por la recesión que enfrenta el mundo entero y que afectan por lo tanto a una firma global como esta. Las utilidades netas cayeron 4.7% en los nueve primeros meses de este año para sumar dos mil 681 millones de euros sobre ventas globales de 24 mil 248 millones de euros. La empresa opera en España, Reino Unido, Brasil, Estados Unidos, México y otros países.
Ignacio Sánchez Galán, presidente de la compañía, señaló que la firma no tiene ya intenciones de invertir en México. Y no sorprende. El gobierno mexicano ha hecho todo lo posible por ahuyentar la inversión privada en electricidad. No solo ha cambiado las reglas para impedir que haya más inversión en el futuro sino también, y esto es lo más inquietante, para modificarlas de manera retroactiva con el fin de perjudicar a las firmas que ya operan en el país.
México no representa un negocio crucial para Iberdrola o para otras empresas internacionales de energía. La utilidad neta de la firma en nuestro país fue de 230.5 millones de euros en los nueve primeros meses de 2020, un descenso de 23.8% en comparación con el mismo periodo de 2019. Es poca cosa en comparación con las cifras globales de la compañía. Pero si México no es tan importante para Iberdrola, Iberdrola sí lo es para México ya que es el productor privado más relevante. Su eficiencia es notable en comparación con la Comisión Federal de Electricidad.
Pérdida
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha revertido la reforma energética constitucional de Enrique Peña Nieto, pero mediante medidas administrativas ha hecho la vida muy complicada para los productores privados. Aumentó de manera muy importante el costo de porteo o transporte de electricidad, limita la posibilidad de adherirse a los esquemas de autoconsumo, toma medidas para limitar la producción que no sea de la CFE y se lanza contra las energías renovables para favorecer la generación con carbón y combustóleo.
Estas decisiones dañan el ambiente y encarecen y hacen menos eficiente la generación de electricidad. Esto se traduce en una pérdida de competitividad de los productores de bienes y servicios ya que la electricidad es uno de los insumos más importantes de varias industrias.
Las empresas que contrataban servicios con empresas privadas no lo hacían por simple capricho. El administrador de una firma tiene obligación de reducir costos y mejorar la calidad de sus insumos. Estas compañías se están viendo obligadas ahora a contratar una electricidad de menor calidad por mayor precio. Las consecuencias se verán a lo largo y ancho de las cadenas de producción.
Es lamentable el anuncio de una empresa tan importante como Iberdrola en el sentido de que ya no invertirá en México. El consorcio anuncia en cambio la compra de una empresa de electricidad en Estados Unidos, PNM Resources, por ocho mil 300 millones de dólares. En México hay políticos que festejan que la firma española no invierta en nuestro país. No entienden que sin inversión y sin energía competitiva no habrá prosperidad en México.