El visitante distinguido

La fe de los mexicanos la vemos en la manera en que la gente reacciona en cada visita papal.

Papa Francisco
FOTO: NTX
Sergio Sarmiento
Columnas
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La visita papal marca una inevitable pausa en las actividades políticas de nuestro país. Si bien el número de católicos ha venido disminuyendo de manera gradual a lo largo de las últimas décadas, la fe del pueblo mexicano sigue siendo abrumadora. Ya no tenemos las cifras de 92% de católicos de mediados el siglo XX, pero todavía 80% de los mexicanos se consideran católicos.

La fe de los mexicanos la vemos en la manera en que la gente reacciona en cada visita papal, pero también en las peregrinaciones anuales a la Basílica de Guadalupe que reúnen a millones de fieles.

Las teorías de la conspiración han surgido de inmediato. Se dice que la visita del Papa Francisco ha sido planeada para desviar la atención de los mexicanos de los numerosos problemas que agobian al gobierno de Enrique Peña Nieto. La verdad, sin embargo, es que las visitas papales se planean con mucha antelación a la fecha en que se realizan y es el Vaticano el que establece las fechas, aun cuando estas tienen que ser aceptadas por el gobierno mexicano. Por otra parte, todo sexenio tiene problemas constantes, por lo que ninguna visita del obispo de Roma podría llevarse a cabo sin que hubiera temas controvertidos en el país.

La visita sí concentrará de manera inevitable la atención de los medios de comunicación y esto quizá molesta a algunos protagonistas de la vida pública.

Recordemos que en abril de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, Andrés Manuel López Obrador se quejó de que los medios de comunicación le dedicaran tanto tiempo a ese suceso y hubiesen reducido la cobertura del proceso para desaforarlo como jefe de gobierno de la Ciudad de México.

Aunque el mismo López Obrador, hay que recordar, visitó al Papa Francisco en el Vaticano y le entregó una carta.

El Papa Francisco, un Papa de inclinación pastoral, es un personaje mucho más atractivo para la población en general que el circunspecto teólogo Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, quien durante su papado publicó su trilogía biografía sobre Jesús, una obra de gran profundidad pero no muy accesible al público en general. Francisco se ha concentrado más en el contacto humano y sobre todo en los pobres. Esto le da una cercanía especial al pueblo. Es muy posible que el enamoramiento del pueblo mexicano al Papa Francisco alcance con el tiempo el nivel de veneración que se tuvo con Juan Pablo II.

Ante las teorías de la conspiración que se han expresado con motivo de la visita del Papa, vale la pena señalar que el Vaticano determina los lugares en los cuales se presentará y ofrece sus mensajes sin ninguna censura. Es habitual, de hecho, que los papas ofrezcan comentarios molestos a los gobiernos en sus visitas. El Papa Francisco, con su apego a los pobres y su rechazo a la economía de mercado, puede ofrecer comentarios particularmente complicados para el gobierno y muy controvertidos.

De cualquier manera, el Papa solo se quedará en México hasta el miércoles 17 de febrero y a partir de entonces todas las discusiones y debates de este México turbulento regresarán al primer plano.

El México católico, que sigue siendo mayoritario, quedará sin duda prendado y recordará las palabras del pontífice. El resto del país continuará con su vida cotidiana, enfrentando los problemas de vivir en un país pobre y marcado por la violencia.

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