Ciudad de México.- A los 92 años murió el escritor mexicano Enrique González Rojo-Arthur. Descendiente de una dinastía de poetas. “La atmósfera le fue propicia. La educación de su abuelo sembró en Enrique una afición y un gran placer por la cultura. Desde muy joven, cuando le preguntaba por un libro, sabía cuál era su lugar en la biblioteca. Se había convertido en el bibliotecario de la casa”, recordó su hija, Graciela González Phillips, durante un homenaje que se le rindió en al Palacio de Bellas Artes en 2019.
A lo largo de su carrera se dedicó al magisterio, la literatura, la filosofía y el compromiso político. Durante aquel evento, González Phillips le reconoció “la clara convicción de seguir fiel a sus principios éticos y revolucionarios durante toda la vida. En él hay enigmas, como en todos nosotros” y, aseguró, que “allegarse a su obra, pero en especial a su poesía, es acercarse a estos principios”.
En 1959 se graduó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México con la tesis Anarquismo y materialismo histórico. Obtuvo un doctorado en la misma disciplina, con un posgrado en lógica. Fue profesor de la Escuela Nacional Preparatoria, en la UNAM, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Universidad Autónoma Metropolitana, casa de estudios que en 2016 lo reconoció con un doctorado Honoris causa. Autor de decenas de volúmenes de poesía, fue ganó del Premio Xavier Villaurrutia en 1976 por El quíntuple balar de mis sentidos y del Premio Nacional de Poesía Benemérito de América, en 2002, por su libro Viejos.