Cecil Crawford O’Gorman llegó a México en 1895, cuando tenía 21 años. Nativo de
Foxcote House Warwickshire, Inglaterra, era ingeniero metalúrgico. Como profesión alterna tenía la pintura, actividad que veía con espíritu diletante. Sus exposiciones eran de retratos y casi siempre en casas particulares.
No obstante, con el paso del tiempo la crítica se ocupó de atribuirle un rol privilegiado dentro de la tradición de arte moderno en México, tanto por su trabajo de artista como por el influjo que tuvo en la trayectoria de sus hijos, Juan y Edmundo, ambos referentes de la cultura mexicana del siglo XX.
A fin de recuperar su legado el Museo Nacional de San Carlos presenta la muestra Cecil Crawford O’Gorman. Los lenguajes del arte, a través de la cual se hace un reconocimiento a las aportaciones, talentos y personalidades de la emblemática familia O’Gorman.
Crawford O’Gorman, al igual que otros artistas de la época como Alfonso Michel, Manuel González Serrano y Emilio Baz Viaud, produjo poco y en los momentos que le dejaban libres otras actividades, su vida social o sus enfermedades.
Aplicando la delicadeza de los miniaturistas del siglo pasado que pintaban al óleo sobre marfil o pedazos de concha retratos casi “fotográficos”, Cecil Crawford representó a sus parientes y a sus amigos cercanos. El óleo muy aguado y el temple, aplicados a la usanza antigua, le permitieron representar hasta en sus más íntimos detalles las sombras discretas, los pliegues de un vestido o los paisajes diminutos de los fondos.
La exposición en el Museo Nacional de San Carlos es la primera de carácter individual dedicada a Cecil Crawford O’Gorman desde enero de 1944, cuando se le rindió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes.
El recorrido aborda el trabajo y sus planteamientos estéticos, con el objetivo de que nuevos públicos conozcan su producción y se establezca un diálogo con la obra pictórica y arquitectónica de Juan O’Gorman, así como con el legado historiográfico de Edmundo O’Gorman.
Incluye piezas de colecciones públicas y privadas, así como material documental y fotográfico que permiten dar cuenta de sus búsquedas formales y su incansable afán por registrar su propia fortuna crítica, como un testimonio histórico que permitió proyectar su lenguaje a generaciones futuras.
Como él mismo señaló: “Debo confesar que tengo un deseo de legitimar mi trabajo después de mi muerte, por lo que sé que debe ser considerado artístico para lograr un lugar permanente en las futuras generaciones”.
Técnica y color
Se divide el montaje en tres núcleos: La ciencia del paisaje, La casa familiar y Un fino y certero sentido del color.
El primero explora su etapa inicial, a la par de su labor como ingeniero de minas, la cual fue fundamental en sus exploraciones de técnicas pictóricas. En el segundo núcleo se narra cómo la casa familiar, ubicada en la calle del Santísimo número 6, en el barrio de San Ángel, se convirtió en un “centro de arte y cultura” donde el pintor organizó múltiples exhibiciones de su obra, además de ser punto de encuentro para una nueva generación de artistas e intelectuales que incluía a sus hijos, Juan y Edmundo, así como a jóvenes historiadores del arte como Justino Fernández y Manuel Toussaint.
Un fino y certero sentido del color —así es como Justino Fernández describió la obra de Cecil Crawford O’Gorman— da cuenta de la madurez plástica del artista. Su tonalidad, protagonista del tercer capítulo, se considera especial y original para su época. Fue definida por Manuel Toussaint como “un estilo de espectro sepia” que contribuyó a una “perfección técnica”, equilibrio y serenidad.
En este apartado también se presentan los murales que realizó en la Escuela Hogar 9 en Balbuena, institución destinada al cuidado de niños no mayores de cinco años.
De acuerdo con la reseña que escribió Justino Fernández, en ambas pinturas se observaba “la sencillez de los temas, su claro dibujo y lo bien entendido del color”. En estas obras el artista incluyó una construcción funcionalista al centro de una de las composiciones como clara referencia al futuro de la arquitectura mexicana y seguramente como un guiño a la carrera arquitectónica de su hijo Juan.
Cecil Crawford O’Gorman. Los lenguajes del arte forma parte del proyecto Los O’Gorman. Una historia de familia, que se realiza en colaboración con el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en el cual se pueden apreciar las exposiciones Juan O’Gorman muralista y Juan O’Gorman: la construcción de una utopía educativa, en la que se aborda el proyecto de escuelas que realizó el artista por invitación del entonces secretario de Educación Pública, Narciso Bassols.
La exposición podrá visitarse hasta el 25 de septiembre en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en México-Tenochtitlán 50, colonia Tabacalera.