Bibiana Camacho. Instantes oscuros. Malabar Editorial. 110 pp.
En 1946 la italiana Leonarda Cianciulli fue sentenciada a 30 años de prisión por asesinar a mujeres, cuyos cuerpos eran su materia prima para elaborar jabones y galletas. Su excusa fue hacer ofrendas humanas, pues de los 17 embarazos que tuvo, 13 de sus hijos murieron y deseaba proteger al que más amó, Giuseppe, quien se enlistó a filas durante la Segunda Guerra Mundial.
Saco esto a colación porque el relato El recetario de Cianciulli, con el que abre Instantes oscuros, el más reciente libro de cuentos de terror de la escritora, bailarina y encuadernadora Bibiana Camacho (Ciudad de México, 1974), fue motivado por la historia de la asesina serial, marcada desde que nació por desgracias y violencia.
El hilo que sostiene los relatos se compone por historias de mujeres en soledad y en decadencia, pero por fortuna los textos no paran ahí y conforme avanzamos en la lectura descubrimos más líneas argumentales, como extraños cultos y figuras escalofriantes que se instalan en la memoria.
Cotidianidad
Para Camacho la mente y el cuerpo humano funcionan como sus principales recursos al momento de abordar lo siniestro y espeluznante. Sus horas de vuelo sobre el campo de la literatura le otorgan el oficio suficiente para saber darle una vuelta de tuerca inesperada a cada pieza.
Los escenarios que plantea en los siete relatos son de los más cotidianos: casas o estudios de danza y creativos. El segundo y el tercero hacen referencia a su vida personal y artística.
Sus protagonistas están envueltas en situaciones laberínticas dramáticas. Ello se constata en La tensión de los hilos, donde una encuadernadora es esclava del cansancio y de una condición laboral sin salida a causa de un conjuro que ella misma profesó.
En Cosquillas conocemos a una grabadora a la que, de la noche a la mañana, sus extremidades se rebelan y manifiestan con total independencia y libertad, aproximando a su antigua propietaria a situaciones que vulneran su salud emocional y física.
La autora concibió los textos durante el aislamiento debido a la pandemia de Covid-19, por lo que no es extraño que la percepción de reclusión sea la atmósfera de los cuentos; una atmósfera, por cierto, que todavía nos turba a quienes vivimos el confinamiento.
Hay que reconocer que incluso con las angustias que padecen, las protagonistas siempre demuestran que les queda chico el traje de la sumisión, aunque sus finales naveguen entre lo perturbador y lo elocuente, justo como suele ser la vida
Otros libros de Bibiana Camacho son Jaulas vacías y Sangre nueva.
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