PATRIMONIO, LA EPOPEYA FOTOGRÁFICA DE SANTIAGO ARAU

SANTIAGO ARAU
Cultura
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El 6 de octubre el Museo Nacional de Arquitectura (MUNARQ) del Palacio de Bellas Artes reabrió sus puertas con la exposición Patrimonio, del reconocido fotógrafo mexicano Santiago Arau.

Como parte de su compromiso con el arte y la cultura, Banco Azteca apoyó al Museo de Bellas Artes en sus trabajos de remodelación y se encargó de proveer la iluminación para la exhibición fotográfica.

Durante la ceremonia, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, agradeció el apoyo de instituciones como Banco Azteca, que “son parte de estos esfuerzos que se han sumado para poder concluir las obras de restauración del museo”.

Igualmente, detalló que la exposición de Arau es la pièce de résistance para los trabajos de restauración, dado que “ofrece una reflexión histórica y contemporánea sobre lo que significa el patrimonio cultural del Valle de México”.

En este sentido, las obras exhibidas constituyen una invitación a pensar cómo evoluciona nuestro territorio y nuestra identidad colectiva.

Patrimonio es de hecho una crónica visual que explora el territorio, la arquitectura y el arte de la Ciudad de México (CDMX). A través de un centenar de imágenes, Arau establece un diálogo entre el pasado y el presente, yendo desde la formación geológica de los volcanes hasta la actualidad cosmopolita de la capital.

Durante un recorrido por la exhibición, el fotógrafo señaló que la principal inspiración para la exposición fue el muralismo mexicano: “En Palacio Nacional, que es un edificio del siglo XVI, los murales de Diego Rivera cuentan la historia de nuestra nación; yo he querido contar la historia de un territorio y me siento muy privilegiado que pueda hacerlo en Bellas Artes”.

De igual manera, destacó que la organización de la exposición no fue sencilla, ya que “seleccionar las imágenes fue un auténtico rompecabezas; buscar los vínculos que unieran a las piezas me hizo detenerme y desacelerarme en muchas ocasiones”, pero añadió que apoyos como el recibido por Banco Azteca fueron fundamentales “porque se requieren de muchos esfuerzos; este es un trabajo que solo podía realizarse acompañado”.

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Territorio

Una de las principales características de la exhibición es el gran tamaño de las impresiones fotográficas, mismo que permite ver con sumo detalle aspectos que en otros medios podrían pasar desapercibidos. Según explicó Arau, “la idea es mostrar el patrimonio fuera de la pantalla digital, en grande; es una forma de tenerle respeto a la lente, a la fotografía, y también es una manera de obligar a los visitantes a acercarse, a moverse, a querer ver más, a cambiar su perspectiva”.

Puntualizó que para él, como fotógrafo, una de las cosas más importantes ha sido ir más allá de las redes sociales, donde el consumo, la atención y la inmediatez afectan nuestra forma de percibir el mundo.

“Mi carrera tuvo un boom por internet, pero me parece muy importante dejar atrás la parafernalia del like; hay que defender estos espacios donde podemos mostrar las cosas de manera distinta”, agregó.

La exposición, dividida en ocho partes, inicia con fotografías de los volcanes que conviven con la capital, retratándolos como las fuerzas naturales y primigenias que dieron forma al valle. “Considero que el patrimonio es todo lo que heredamos del pasado: la geografía, la arquitectura, los monumentos. Y estos volcanes son, de hecho, el origen de la historia que quiero contar; son el origen del territorio”, detalló Arau. Esta sección finaliza con una fotografía aérea del Espacio Escultórico ubicado en Ciudad Universitaria (CU), mismo que asemeja al cráter de un volcán y que por ello establece un diálogo entre pasado y presente, entre la escultura geometrista del siglo XX y la lava petrificada del volcán Xitle.

En la segunda parte Arau inicia un recorrido por la hidrografía de la CDMX con un retrato del axolote, pues considera que “constituye una resistencia biológica a los cambios de la capital: aunque su hábitat natural ya no existe, se niega a desaparecer”. De hecho, los cuerpos de agua regionales han sido los que más se han transformado a lo largo de la historia y, sin embargo, “ya no sabemos ni cómo ni cuáles eran los antiguos cinco lagos del valle; hemos perdido la cercanía con nuestro entorno y nos resulta más fácil entubar los ríos o secar los lagos”.

Arau destacó que el Valle de México es una mezcla tanto simbólica como geográfica entre fuego y agua, sobre la que se construye una historia llena de pérdidas, de cambios, de remodelaciones y restauraciones.

Las otras seis secciones de la exposición se dividen de manera cronológica desde la Conquista hasta nuestros días, culminando con la propia remodelación del Palacio de Bellas Artes.

Patrimonio conjuga la simetría de amplias tomas aéreas con fotografías detalladas de aspectos imperceptibles en monumentos y esculturas. Con ello Arau ha compuesto una epopeya visual donde caben perfectamente el deshielo del Iztaccíhuatl, el monolito de Tláloc, la derrota de Cortés en Tacuba, los mosaicos de la Biblioteca Central, la pandemia de Covid-19 y el acelerado ritmo de la Central de Abasto.

La exposición estará abierta para todo público hasta marzo de 2024. A través de Patrimonio, Banco Azteca refrenda su compromiso con el legado arquitectónico y cultural de México.