A 45 años de la muerte de Jorge González Camarena dos de los principales recintos culturales del país se unieron en un ejercicio sin precedentes para conmemorar la trayectoria de uno de los pilares del arte mexicano del siglo XX: el Museo Mural Diego Rivera (MMDR) y el Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) abren sus puertas de manera simultánea para presentar dos exposiciones complementarias, Más allá de la monumentalidad y La utopía inacabada, respectivamente.
Juntas, las muestras no solo celebran la vida y obra del pintor y muralista jalisciense sino que también replantean su lugar en la historia del arte nacional desde una mirada renovada y multidimensional.
La iniciativa es coordinada por la Secretaría de Cultura del gobierno federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), instituciones que logran construir un proyecto colaborativo inusual, ambicioso y necesario, como lo reconocen sus propios organizadores.
“Es un proyecto colaborativo y un trabajo muy especial, porque sí es muy atípico que dos sedes se unan para hacer una revisión tan exhaustiva”, afirmó durante la inauguración Valentina García Burgos, directora del MMDR. Asimismo, agregó, “es un triunfo colectivo y podemos demostrar que cuando hay intercambio de ideas pueden surgir muchísimas cosas”.
Por su lado, Daniel Garza Usabiaga, director del MPBA, resaltó la relevancia de abordar la obra de González Camarena desde distintas perspectivas: “Dividir las exposiciones de esta manera habla de la versatilidad, la enorme producción y relevancia del artista que fue pintor, muralista e ilustrador, una figura del siglo XX mexicano que una sola exposición no da para cubrir”.
Y es que pocas figuras del arte en México pueden presumir una trayectoria tan amplia como la de González Camarena: pintor, muralista, ilustrador, escultor y pensador, cuya producción dialogó de forma constante con los movimientos sociales y culturales de su tiempo.
Con estas dos exposiciones se busca precisamente eso: rescatar su complejidad, sus múltiples lenguajes y su inacabable búsqueda estética.

Versatilidad
El Museo Mural Diego Rivera presenta una mirada alternativa al González Camarena consagrado en las paredes de edificios públicos y recintos históricos. En Más allá de la monumentalidad, curada por Magaly Hernández y Erika Contreras, se pone el foco en dos facetas que suelen quedar eclipsadas por su obra mural: la de ilustrador y la de escultor.
La muestra, que estará abierta al público hasta el 24 de agosto, se articula en dos núcleos temáticos: Camarena ilustrador y Proyectos escultóricos. Entre pinturas, dibujos, fotografías, esculturas, publicaciones, material documental y facsímiles, se exhiben más de 100 piezas.
Una de las secciones más evocadoras es la dedicada a su trabajo como ilustrador. Aquí se incluyen las portadas de revistas como Cemento y Tolteca, que lo muestran como un artista versátil, capaz de alternar entre la sobriedad institucional y la experimentación técnica. También se exhiben varias portadas de los libros de texto gratuitos de la SEP en las que su trazo vigoroso e idealista ayudó a educar visualmente a varias generaciones de estudiantes mexicanos.
En cuanto a su faceta escultórica, la exposición ofrece un recorrido visual por los proyectos menos difundidos del artista. Destaca una serie de fotografías que documentan la creación del mural El Triunfo de la Cultura (1952), realizado en la biblioteca del Tecnológico de Monterrey. Las imágenes lo muestran en pleno proceso creativo, rodeado de materiales y estructuras, en una especie de coreografía entre el arte y la arquitectura.
Activismo
Mientras tanto, en el Palacio de Bellas Artes la segunda exposición del homenaje se abre paso como una poderosa reflexión sobre el papel del arte en la transformación social. Jorge González Camarena. La utopía inacabada, curada por Miguel Álvarez Cuevas, centra su atención en el muralismo del artista, pero con un enfoque crítico y contemporáneo.
Dividida en cuatro ejes temáticos —Bajo el signo de una nueva estética mexicana, Liberación, Una visión de la historia de México y Multivisualidad—, la muestra ofrece más de 100 piezas entre pinturas, esculturas, grabados, bocetos y documentos hemerográficos, que dialogan con distintos momentos históricos del país.
La obra central es Liberación (1963), el último mural solicitado exprofeso por el INBAL para el Palacio de Bellas Artes. Considerada una síntesis de los nuevos lenguajes plásticos de Camarena, esta pieza ocupa un lugar privilegiado en el discurso curatorial no solo por su valor artístico, sino porque además representa la respuesta del autor a un periodo particularmente convulso en la historia del muralismo mexicano.
“La historia de este mural es también la historia de una resistencia”, explica Álvarez Cuevas. El mural Díptico de la vida, que Camarena había realizado años antes, fue destruido tras el sismo de 1957. La pérdida de esa obra generó una fuerte controversia, pero también motivó al artista a emprender un proceso introspectivo que culminó en la creación de Liberación. “Es una metáfora de la persistencia del arte frente a la adversidad”, agrega el curador.
Además de Liberación la exposición incluye otras piezas emblemáticas como El nacimiento de la patria (1971), México 1910 (1977), Los Tezcatlipocas (1968), El paredón de los Judas (1952) y el boceto musical Canción de esperanza (1975), en el que el artista experimenta con una forma de sinestesia que busca conjugar la imagen con el sonido.
Las dos muestras, cada una desde su ángulo, sugieren que el arte monumental no ha perdido su vigencia, pero sí requiere de nuevos marcos interpretativos. Camarena, con su capacidad para conjugar tradición e innovación, aparece como un ejemplo de esa posible actualización.
La oportunidad de recorrer las dos exposiciones constituye una experiencia invaluable no solo para los amantes del arte, sino para cualquier persona interesada en comprender las raíces estéticas e ideológicas de la cultura mexicana contemporánea.