Muere Fernando Botero, pintor y escultor colombiano

Sus figuras regordetas son un emblema del arte colombiano

Fernando Botero con un pastel decorado a semejanza de sus escultura.
Foto: AP
Redacción
Cultura
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Bogotá, Colombia, 15 de septiembre. El pintor y escultor Fernando Botero, cuyas figuras regordetas se convirtieron en un emblema del arte colombiano dándole la vuelta al mundo y facturando millones de dólares en subastas, falleció este viernes. Tenía 91 años.

El deceso fue confirmado por su hija Lina Botero. “Mi papá falleció esta mañana a las 9:00 a.m. en Mónaco. Había desarrollado una neumonía”, aseguró la mujer a la emisora colombiana Caracol Radio.

El presidente colombiano Gustavo Petro expresó sus condolencias. “Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz”, tuiteó.

El expresidente Iván Duque lo recordó como el “artista más grande de la historia en nuestro país”. “Su obra y su legado artístico permanecerán en la historia de la nación y en los corazones de los colombianos”, publicó en la red social X, antes llamada Twitter.

Botero nació el 19 de abril de 1932 en Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, hijo del comerciante David Botero y de Flora Angulo. Fue el segundo de tres hijos.

La infancia de Botero transcurrió en una escuela de toreo donde fue matriculado por uno de sus tíos, pero pronto dejó el mundo de la tauromaquia, aunque regresaría a él años después, en sus pinturas.

Su vida artística alzó vuelo a los 14 años cuando decidió que se dedicaría a las artes. Su madre lo apoyó en su determinación, pero con la advertencia de que sería él mismo quien conseguiría el dinero para sus estudios.

Estatua Botero afuera del Palacio de Bellas Artes en CDMX.
Foto: AP
Estatua Botero afuera del Palacio de Bellas Artes en CDMX.

La primera muestra artística en la que participó fue la Exposición de Pintores Antioqueños de 1948. Después, en la Galería de Arte de Leo Matiz, en Bogotá, tuvo su primera exposición individual en 1951 y al año siguiente el óleo “Frente al mar” le proporcionó el segundo puesto en el IX Salón Nacional de Artistas.

Ese mismo año fue a Madrid para estudiar en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

De 1953 a 1955 Botero viajó entre Francia e Italia. En Florencia aprendió la técnica de pintura al fresco en la Academia San Marcos. De Europa viajó a México para estudiar la obra de Diego Rivera y José Clemente Orozco.

En medio de sus viajes se casó con Gloria Zea, con quien tuvo a sus hijos Fernando, Lina y Juan Carlos. De regreso a Bogotá, en 1958, fue nombrado catedrático en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional y, dos años después, viajó a Nueva York, donde instaló su residencia tras su divorcio.

En la década de 1960 Botero comenzó a experimentar con el volumen de los objetos y personajes en sus pinturas. Sus originales creaciones regordetas fueron acaparando la atención de los críticos de arte y, para entonces, el pintor había creado cientos de dibujos, así como unas 1.000 pinturas.

Botero contrajo segundas nupcias en 1964 con Cecilia Zambrano y en 1970 tuvieron a su hijo Pedro, quien murió cuatro años después en un accidente automovilístico en una carretera de Jaen, España. Botero también se divorció de Zambrano. Plasmó el dolor tras la muerte de su hijo en la pintura “Pedrito”. También donó 16 obras al Museo de Antioquía, en Medellín, para honrar al pequeño y a su vez el museo nombró una sala en memoria de “Pedrito Botero”.

En la década de 1970 dejó de lado la pintura y comenzó a experimentar con la escultura, lo que le trajo grandes éxitos.

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