Isabella Hammad. Reconocer al extraño. Anagrama. Trad. Antonio-Prometeo Moya. 82 pp.
Vivimos una época donde las narrativas son objeto de serias y cruentas disputas. El historiador británico Keith Jenkins es preciso cuando hace su crítica a la idea tradicional de la objetividad en la Historia y argumenta que toda obra de un historiador es una narración.
En pocas palabras, la perspectiva de quien cuenta el relato es determinante en la divulgación de un hecho. Esto lo saben muy bien los políticos e intentan por eso imponer “su verdad”.
Alguien más que entiende bien esto es la escritora británico-palestina Isabella Hammad (Londres, 1930). Considerada por la prestigiosa revista Granta como una de las mejores autoras de su país, propone revisar la forma en que se nos ha contado el conflicto entre Palestina e Israel, si en verdad se quiere entender lo que sucede en una de las zonas más lastimadas del planeta.
Reconocer al extraño recoge una conferencia dictada en la Universidad de Columbia el 28 de septiembre de 2023. En su ponencia retoma el pensamiento de Edward W. Said y la estructura propuesta por Aristóteles para reflexionar sobre la relevancia de la ficción en la construcción de narrativas, así como la manera en que estas permean la creación de percepciones.
El arte de dudar
Parte de su discurso se centra en el proceso de anagnórisis que tiene lugar cuando un individuo es testigo de una revelación y da el paso de la ignorancia al conocimiento. Para tener una idea más concreta y clara podríamos decir que cuando Darth Vader le dice a Luke Skywalker “yo soy tu padre”, hay anagnórisis (reencuentro y reconocimiento de dos personajes a los que el tiempo y las circunstancias han separado, según la RAE).
A partir de ahí, cuestiona la narrativa dominante y bajo la cual Israel es tradicionalmente visto como una víctima, mientras que los palestinos han tenido que ganarse con sudor y sangre su derecho a ser escuchados. Usted podrá adivinar la posición de la autora respecto del tema, pero lo cierto es que su planteamiento es aplicable incluso en nuestro país.
Hammad retoma a Said y nos incita a que en lugar de reconocer al extraño como alguien en cierto modo familiar y concluir así la historia, reconozcamos más bien como extraños a aquellos que sí conocemos. “El relato puede reconfortar y guiar nuestros esfuerzos, pero con el tiempo debemos estar preparados para modificarlo”; es decir, debemos estar prestos para dudar y cuestionar todo lo que damos por sentado, “resistirse siempre a la conclusión del relato, al cierre del círculo; ser un espectador, no sentirse demasiado en casa”, escribe.
Me quedo con estas últimas palabras de Hammad: “No sentirse demasiado en casa”. En la medida en que lo consigamos y evitemos quedarnos en nuestro estado de confort, así como presumir de tener la razón, alcanzaremos una perspectiva crítica más aguda que ampliará nuestra forma de entender la realidad, algo más que necesario en días tan inciertos y maniqueos como los que corren.
Otros títulos de Isabella Hammad son El parisino y Entra el fantasma.
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