Del altar del Día de Muertos al Adviento, tradición de encender una vela

Industria nacional de velas y veladoras genera más de mil 500 millones de pesos anuales concentrados principalmente en pequeños talleres familiares: INEGI

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Cortesía Veladoras Tonalli
Finanzas
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CDMX. 16 de octubre de 2025. En México, las velas no solo iluminan. También acompañan. Están ahí para recordar, celebrar, guiar o despedir. Una vela encendida marca momentos clave de la vida: desde el nacimiento y el bautizo, hasta los rezos de un velorio, las ofrendas del Día de Muertos o la esperanza en la corona de Adviento.

Hay una historia sencilla, pero reveladora, que se repite en muchas casas: la de esa vela que siempre estaba encendida en el altar familiar, y que parecía arder sin prisa, como si supiera que su papel no era alumbrar una habitación, sino mantener viva la presencia de quienes ya no están.

Para Daniel Reynosa, fundador de Veladoras Tonalli, una empresa familiar con base en San Pero Cuajimalpa, dedicada desde hace años a la elaboración artesanal de velas y ceras, esa escena representa mucho más que un recuerdo:

“La vela encendida es una promesa. Una forma de decir ‘aquí estoy’, aun cuando ya no estamos”, afirma. “Las velas tienen alma: están hechas para durar, para estar presentes cuando las palabras no alcanzan”.

Para los mexicas, el Tonalli era la energía vital y la luz del sol que reside en cada ser. Es la chispa que nos da fuerza y propósito. Con ese mismo espíritu, nació nuestra marca: para llevar un pedacito de esa luz y tradición a sus hogares, explica.

Con esa misma luz y energía, hemos caminado juntos estos 5 años. Gracias a su apoyo, hemos podido iluminar más que solo hogares:
• Hemos respaldado a equipos deportivos y deportistas locales.
• Hemos apoyado a artistas, artesanos y proyectos culturales.
• Hemos participado activamente en festivales y tradiciones, manteniendo viva nuestra identidad.
• Hemos colaborado en iniciativas comunitarias que hacen la diferencia.

Cada vela que han encendido ha sido un acto de fe en nuestro trabajo y una forma de honrar a nuestros antepasados, como ellos lo hacían.

Velas en todos los momentos: del cirio pascual al altar de muertos

Aunque su presencia se intensifica en fechas como el Día de Muertos, las velas forman parte del imaginario colectivo mexicano durante todo el año. En Semana Santa, el cirio pascual simboliza la luz de Cristo; en diciembre, las velas del Adviento se encienden cada semana como símbolo de espera y reflexión. En celebraciones católicas como bautizos, confirmaciones y matrimonios, la vela es testigo de fe y compromiso.

Y cuando llega la despedida, las ceras en los velorios no son decoración: son símbolo de respeto, compañía y tránsito.

“La vela no disipa solo la oscuridad física, también calma el corazón en momentos de duelo”, explica Reynosa.

Una industria con historia… y desafíos
México es uno de los principales consumidores de velas en América Latina, especialmente durante celebraciones religiosas y tradiciones culturales. Según datos del INEGI, la industria nacional de velas y veladoras genera más de 1,500 millones de pesos anuales, con miles de empleos concentrados principalmente en pequeños talleres familiares.

Sin embargo, esta tradición enfrenta retos importantes: la importación de productos industriales de bajo costo, la pérdida del conocimiento artesanal y la preferencia por velas decorativas desechables.

“Hay menos jóvenes aprendiendo el oficio, y muchas de las fórmulas tradicionales —como las mezclas de ceras vegetales, minerales y animales— están desapareciendo”, señala Reynosa. “Detrás de cada veladora hay una técnica que merece ser respetada”.

Una tradición que se fabrica en familia
Veladoras Tonalli forma parte de esa red de talleres familiares que elaboran velas de forma artesanal. Para Reynosa, estas empresas locales no son solo un negocio, sino guardianas de una tradición viva.

“Comprar local no es solo un acto económico, es una forma de conservar el significado detrás de cada llama”, afirma. “Cada vela que producimos tiene intención, propósito y memoria”.

Hoy, aunque muchas personas buscan velas perfumadas o de diseño para sus hogares, pocas reconocen el valor simbólico de la vela mexicana tradicional, hecha para acompañar rituales, rezos o silencios importantes.

La luz que une generaciones
En un mundo que corre con prisa, encender una vela sigue siendo un acto profundo. Ya sea en una iglesia, un altar casero, una posada navideña o frente a la fotografía de alguien que ya no está, ese gesto sencillo sigue diciendo mucho.

“Una vela encendida une generaciones”, concluye Reynosa. “Nos recuerda de dónde venimos y nos permite pausar, aunque sea un momento, para honrar lo que importa”.

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