EUROPA PRIORIZA EL PASE SANITARIO

Vacunación obligatoria

CORNAVIRUS-FRANCIA
Rafael Yaghobzadeh/AP
Internacional
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Aquí en Europa la vacuna antiCovid deja de ser una opción voluntaria para convertirse en obligatoria para toda la población adulta: esta medida se adopta en países como Francia, Portugal, Bélgica, Italia, Grecia y Reino Unido, mientras que se analiza también en Alemania e Irlanda y en varias comunidades autónomas de España (Galicia y Canarias) ya se implementa.

Y es que la imposición de un pase sanitario como condición para una vuelta a la normalidad orilla de facto a la inmunización con tal de no quedar excluidos de acceder a determinados espacios.

La gente ha vuelto a las calles para protestar: en los últimos fines de semana las rúas europeas de diversas ciudades nuevamente se llenaron de muchedumbres defensoras de su derecho a elegir si vacunarse o no.

En Francia, cuna de la libertad, la igualdad y la fraternidad, el presidente Emmanuel Macron anunció una serie de disposiciones para luchar contra el coronavirus que van más allá de los toques de queda, las cuarentenas forzosas, la invocación del estado de calamidad, las restricciones a la movilidad y los cierres perimetrales: el pasado 13 de julio, un día antes de la fiesta nacional, defendió por televisión que solo la vacunación permitirá la recuperación económica de su país y para lograr el cometido de salvar la bolsa y la vida al mismo tiempo es urgente que los ciudadanos acudan a ponerse los viales contra el SARS-CoV-2.

Macron lo anunció justo en un momento en que varios países parecen llegar a un tope en la vacunación y no porque los sueros estén agotados, sino porque hay una resistencia y desinterés en determinados sectores de Francia, Bélgica, Alemania, Irlanda, Reino Unido e Italia, que también se hace notar en Estados Unidos e Israel.

En EU las autoridades llevan semanas haciendo una campaña “a la americana” para acercar a la gente a los puntos de inoculación ofreciendo a cambio hamburguesas y papas fritas; cervezas de regalo; un año de donas gratis; incluso un cheque de 100 dólares; y hasta el paroxismo de obtener a cambio un cigarrillo de marihuana.

El presidente norteamericano, Joe Biden, no pudo cumplir su meta de celebrar el 4 de julio con más de 70% de la población adulta totalmente inmunizada; de hecho, su país se estancó: 56% de los adultos tiene puestas las dos dosis y 68% solo una. De esta forma, 150 millones de personas en la Unión Americana recibieron ya la pauta completa, pero el resto, una mayoría, sigue desprotegida.

Rochelle Walenksy, directora de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de EU, lo achaca a las diferencias políticas claras desde un principio de la pandemia entre los estados republicanos y demócratas (el anterior presidente Donald Trump se resistía al uso de la mascarilla y no pocas veces dijo que el virus es un simple catarro) y al fuerte movimiento antivacunas.

En Francia acontece algo similar: solo 44% de su población adulta (mayores de 18 años) está totalmente inmunizada. Los antivacunas, afirma el presidente Macron, son “egoístas” y hay que frenarlos.

¿En qué consisten las nuevas medidas? La estrategia del Elíseo pasa primero por obligar a ponerse la vacuna antiCovid de forma directa a todo el personal sanitario en hospitales públicos y privados, así como en residencias de ancianos y personas que cuidan a enfermos y mayores en sus respectivas casas. Todos tienen hasta el 15 de septiembre para al menos haber recibido uno de los viales.

Macron señaló en televisión estar dispuesto a “sancionar” con medidas extremas a los no vacunados; por ejemplo, con despidos, no cobrar la nómina o inclusive no ser contratados.

Todavía fue un paso más allá al exigir al resto de la población un pase sanitario para disfrutar del acceso a un bar, una discoteca o zona de ocio, hasta para comer en un restaurante y a partir de agosto demostrar ese mismo salvoconducto para utilizar el transporte público o entrar en un centro comercial para realizar la compra.

La reacción en cadena volvió a sacar a la gente a la calle protestando contra lo que considera una “dictadura sanitaria”. Desde que las autoridades de la Unión Europea (UE) deslizaron la estrategia de un pasaporte sanitario mucho se teme que el documento termine siendo un instrumento de exclusión.

En su momento Adolfo Favieres, embajador del Consejo Mundial de Viajes y de Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), dijo a Vértigo que celebraba la reactivación del turismo mundial y comentó que esperaba que el Certificado Verde Digital de la UE sirviera para facilitar los viajes al interior de cualquiera de los 27 países de la Unión Europea y no terminara siendo un elemento de exclusión o discriminación porque “no en todos sitios avanza de igual forma” el ritmo de vacunación. Y sobre todo porque “queda mucha gente sin inmunizarse” y se correría el peligro de segregarla.

Vacunarse o vacunarse

Aquí en Europa la población vive cierto amedrentamiento porque observa cómo su futuro inmediato pasa por vacunarse o vacunarse; y muchas veces hasta las propias empresas que inmunizan a sus empleados se saltan ciertas normas impuestas por las autoridades sanitarias, como no aplicar la monodosis de Janssen a menores de 40 años o bien respetar los temas de alergias en las personas.

Para Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, no se pondrá en riesgo bajo ningún concepto la recuperación económica del bloque en su conjunto, máxime con vacunas previamente compradas: un volumen de cuatro mil 400 millones de dosis antiCovid adquiridas a seis farmacéuticas. Nada más con Pfizer-BioNtech el club europeo cerró un contrato por dos mil 400 millones de dosis, según datos proporcionados por la UE.

Restablecer el crecimiento es el camino porque significa mover los negocios y recuperar los empleos perdidos. Al respecto el Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus perspectivas económicas de julio de 2021, avizora un PIB mundial de 6% impulsado fundamentalmente por el rebote de cuatro países: India, con un PIB previsto de 9.5%; China, con 8.1%; así como EU y Reino Unido con 7% cada uno.

Para la zona euro el FMI prevé un PIB de 4.6% impulsado por España, que será el país con mejores perspectivas: un crecimiento de 6.2%. Después figuran Francia, con 5.8%; Italia, con 4.9%, y Alemania con 3.6 por ciento.

La UE no quiere arriesgar la vuelta a una normalidad porque haya gente resistente a vacunarse bien por creencias personales, por desinformación o por cuestiones religiosas: por encima de todo eso, esgrimen las autoridades europeas, prevalece el bienestar común.

A mediados de julio pasado Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, declaró sentirse satisfecho porque el bloque comunitario había logrado superar a EU en “la proporción de la población con al menos un vial inyectado” con 70% de la población adulta.

Afirmó que “no solo la UE superó a EU en la primera dosis de vacunación sino que lo hicimos permaneciendo abiertos y exportando la mitad de nuestra producción a más de 100 países”.

Breton espera que Europa sea el continente “más vacunado del mundo” y al mismo tiempo el más solidario con mayor capacidad de exportación y donación de vacunas.

“Ahora requerimos superar las dudas sobre las vacunas en Europa; debe hacerse rápidamente para enfrentar a las nuevas cepas de las variantes del virus”, señaló.

La denominada variante Delta del SARS-CoV-2 (mutación que salió de India) se convierte de forma progresiva y exponencial en la dominante de los contagios producidos desde junio pasado en Europa.

Ante su elevada transmisión exponencial la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, urgen a que se vacune a contrarreloj.

A nivel global 66.2% de la población ha recibido una dosis antiCovid, mientras 55.8% tiene puestas las dos. Malta es el único país en el mundo con 84% de su población adulta con las dosis completas.

Israel, de los primeros en comenzar a inyectar el suero contra el coronavirus, a la fecha tiene inmunizado a 61.6% de su población adulta con las dos pautas; y se estancó ante el rechazo de la amplia comunidad judía ortodoxa, reacia casi siempre a vacunas, hospitales y medicamentos.

Las muertes a nivel mundial aumentan: 4.16 millones de decesos con casi 200 millones de contagiados; los tres principales países con mayores defunciones por Covid-19 son EU con 611 mil personas, India con 422 mil y Brasil con 522 mil.

Obligatoriedad

El pasado 1 de julio entró en funcionamiento en la UE el llamado Certificado Verde Digital (en inglés figura como Digital Covid Certificate), también conocido como pasaporte Covid o pase sanitario.

Su cometido es garantizar la libre movilidad de sus ciudadanos dentro de la UE sin tener que hacer cuarentenas y crear un tránsito seguro sin que se propague más el SARS-CoV-2.

Para obtenerlo es necesario demostrar que se está vacunado o bien existen anticuerpos porque se pasó la enfermedad o se tiene una PCR negativa con 72 horas de antelación al viaje. Y si bien viene en formato papel o de código QR, en los aeropuertos le dan prioridad a que sea leído por QR.

Originalmente se dijo que solo se usaría para aquellas personas que desearan viajar a otros países del espacio europeo, pero antes de cumplirse un mes de su aplicación los gobiernos dan un paso más allá imponiendo que este pase sanitario se presente para tener vía libre para entrar a una discoteca, a un bar, a un restaurante y en general a la hostelería.

Así lo anunciaron de forma escalonada Grecia, Portugal, Bélgica, Italia, Francia y Reino Unido, mientras que Irlanda dijo que también estudia utilizarlo para este fin; en Alemania se analiza y en España, ante la elevada incidencia del coronavirus, Galicia y Canarias ya exigen la presentación del pase sanitario para disfrutar del ocio y para comer en un sitio.

Ciertos bares, discotecas y restaurantes gallegos firmaron convenios con diversos laboratorios para realizar in situ test de antígenos a los clientes potenciales que quieran acceder a sus locales, sorprendidos por medidas recién adoptadas al calor de los contagios.

Así por 20 euros algunos bares ofrecen una copa y un test de antígenos; si la persona da negativo 15 minutos después de la prueba, verificada por un técnico de laboratorio, podrá entrar y beberse su copa y disfrutar de la noche; si da positivo se le enviará al hospital.

En Francia hace unos días el Senado avaló la propuesta de Macron, pero suavizando un poco el texto a como originalmente se ventiló por televisión: “El pase sanitario solo estará vigente hasta el final del estado de alarma, el próximo 31 de octubre; no será necesario para entrar a un centro comercial pero sí para eventos culturales, museos, bares, restaurantes o eventos deportivos. Las personas que no estén vacunadas pero tengan una PCR negativa podrán estar en terrazas de bares y restaurantes; y por último, el Senado deja bien claro que no se podrá despedir a los empleados que no estén inmunizados, pero sí se les sancionará”.

No cabe duda que la pandemia ha puesto a los gobiernos y en suma a los seres humanos ante varias disyuntivas: salvar la bolsa o la vida; los límites de la libertad individual respecto de un riesgo colectivo y el bienestar común.

Hasta en EU el presidente Biden advirtió que todos los empleados federales deberán vacunarse sí o sí. Lo urgente es derrotar al coronavirus antes de que una mutación lo impida.