La relación bilateral entre Estados Unidos y México es sin duda una de las más complicadas del mundo debido a diversos factores, pero sobre todo en el plano económico se trata de una interacción altamente interdependiente debido al estrecho entrelazamiento de sus procesos productivos y sus niveles de intercambio comercial y de inversiones.
Sin embargo esta interdependencia es altamente asimétrica debido a las grandes diferencias de desarrollo que hay entre los dos: mientras Estados Unidos es una superpotencia, México es una economía emergente con aspiraciones a convertirse en una potencia media regional.
Además el vínculo entre ambos países es altamente complejo debido al elevado número de temas incluidos en la agenda bilateral, como comercio, finanzas, seguridad, narcotráfico, migración, medio ambiente, derechos humanos, etcétera.
Incluso, a pesar de que son asuntos de naturaleza externa, los gobiernos de ambos países perciben estos temas como parte de su política interna.
Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca a principios de enero pasado, las expectativas de la política exterior de Estados Unidos hacia México cambiaron. Para los analistas, el arribo de un demócrata a la Casa Blanca implica una evolución positiva para la relación bilateral. Desde su campaña, Biden señaló que buscaría modificar la política exterior de Estados Unidos en lo general. Su propósito principal era pasar de la política unilateral impuesta por su antecesor, Donald Trump, a una de carácter multilateral que buscara en primera instancia la negociación y la cooperación internacional.
En este contexto se registrará un giro en la política internacional de Estados Unidos que repercutirá directamente en nuestro país.
Durante el breve periodo de la administración Biden ya la política exterior estadunidense perfila una recomposición en sus relaciones internacionales con todo el mundo. Y México no será la excepción.
Sin embargo la expectativa sobre el camino que tomarán las relaciones bilaterales es diversa y exige considerar las prioridades internas y externas de cada nación.
Nombramiento
El pasado 15 de junio, el presidente Joe Biden anunció de forma oficial la nominación de Ken Salazar, exsecretario del Interior, para fungir como nuevo embajador en México a reserva de que la cámara alta estadunidense lo ratifique próximamente.
Cabe resaltar que este hombre hispanohablante —descendiente de españoles establecidos en México desde el siglo XVI— es un cercano colaborador de Biden desde hace dos décadas.
De 66 años, Salazar es abogado de profesión y si bien no tiene experiencia diplomática, conocimiento de organismos multilaterales o trayectoria en posiciones internacionales, cuenta con una amplia carrera política en su país.
Sumado a ello, tiene una enorme aprobación del presidente Biden, a diferencia de su antecesor, Christopher Landau, quien apenas conocía a Trump, presidente que representó como embajador en México.
Salazar, quien se describe a sí mismo como un “hijo de la duodécima generación del suroeste”, en 1998 se convirtió en el primer latino en servir como funcionario estatal en Colorado y también fue el primer latino en representar a Colorado en el Senado en 2004, pero renunció años después a su puesto de senador para convertirse en el primer secretario del Interior del entonces presidente Barack Obama.
Cuando Salazar aceptó de manos de Obama el puesto a inicios de su administración, allá por 2009, su nuevo jefe lo presentó recordando: “La familia de Ken ya estaba en Estados Unidos antes de que existiera como país. La frontera los cruzó, ellos no cruzaron la frontera”.
Obama aludió así a que Salazar desciende de los primeros colonos mexicanos y españoles que en 1598 llegaron a una región que hoy ocupa parte de Nuevo México y Colorado.
En 2013 Salazar dejó el Departamento del Interior y se unió al bufete de abogados internacional WilmerHale, donde aún ejerce.
Cabe destacar que Ken Salazar es un experto en varios temas para la presente administración. Dos esenciales: migración y fuentes energéticas.
En el primero de ellos dio muestra de su conocimiento durante la campaña de Biden, cuando se desempeñó como copresidente del comité de liderazgo latino, resaltó la importancia de esa comunidad y reconoció los problemas de migración que sufre.
“Joe Biden entiende que la comunidad latina es clave para nuestra democracia y la futura prosperidad de Estados Unidos”, señaló en un acto de campaña electoral.
“Es un orgullo para nosotros respaldarlo para poner fin a la embestida de la administración Trump contra 60 millones de latinos en todo el país”, añadió en aquel acto.
Por otra parte Salazar se considera a sí mismo como un ecologista y duro combatiente contra el cambio climático. Como secretario del Interior de Obama jugó un papel clave en la política energética y de cambio climático, así como en la agenda en conservación del medio ambiente de aquella administración.
En su futura agenda Salazar tiene la complicada misión de estrechar lazos con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien mantuvo buenas relaciones con el expresidente Trump pese a los continuos ataques durante su gobierno que incluyeron constantes diatribas respecto de la construcción del muro e insultos a los migrantes mexicanos.
Jerarquía
En un análisis brindado a medios nacionales, Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, consideró que el nombramiento de Salazar podría jugar un papel importante para la relación bilateral debido a su experiencia en el sector energético y migratorio.
Ken Salazar impulsó en 2007 la reforma migratoria que propusieron los senadores McCain y Kennedy, pero que no prosperó ante el rechazo en el debate de la sociedad estadunidense.
“Es un hombre con el que me tocó trabajar muy de cerca, primero como senador en la reforma migratoria, aquella intentona de reforma migratoria, cuando los senadores Kennedy y McCain buscaron presentar una iniciativa de ley para reformar las políticas migratorias”, comentó Sarukhán.
Ya como secretario del Interior, agregó el exdiplomático, Salazar jugó un papel importante en las negociaciones del manejo de aguas del Río Colorado para garantizar el uso responsable de los recursos acuíferos, escasos en ambos lados de la frontera.
Por su lado, el doctor Tomás Milton Muñoz, profesor e investigador adscrito al Centro de Relaciones Internacionales (CRI) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, indica que Salazar tiene diversos puntos a su favor para lograr desempeñarse como embajador de manera favorable en México.
El primero de ellos, afirma, es que tiene raíces latinas y es bilingüe; el segundo, que posee toda la confianza del presidente Biden tras coincidir con él cuando fungió como secretario del Interior durante la administración de Obama; y el tercero, porque a diferencia de su antecesor, Christopher Landau, cuenta con mayor experiencia en materia de relaciones internacionales por su pasado en el escenario político.
Con base en estos factores Salazar podría saber enfrentar y maniobrar los diferentes retos que le esperan al llegar al territorio mexicano, además de los que se le vayan presentando.
En caso de que lo ratifique el Senado, Salazar será el quinto embajador estadunidense en México con sangre hispana. Lo anteceden Julián Nava —hijo de inmigrantes mexicanos—, John Gavin —de madre sonorense—, Antonio Garza —nieto de inmigrantes mexicanos— y Carlos Pascual —nacido en Cuba.
Retos
Ken Salazar, a quien en muchas de sus apariciones públicas se le observa con un sombrero vaquero, cuenta con toda la confianza del presidente Biden, situación que para los analistas implica la importancia que tiene para su gobierno la relación con México y su homólogo, Andrés Manuel López Obrador.
Temas como crisis migratoria, seguridad, frontera, narcotráfico, crimen organizado, cruces fronterizos y reactivación económica y comercial serán parte de sus retos.
El doctor José María Ramos García, profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte (ColeF), indica que las prioridades del diplomático serán migración e impactos ambientales transfronterizos, de los cuales conoce muy bien, por haber sido secretario del Interior con Obama.
Salazar también domina los temas comerciales, toda vez que su estado, Colorado, es de los principales exportadores hacia México, así como su interés por las energías renovables.
Ramos García afirma que su misión en México “será dar fluidez a la agenda multidimensional y con ello avanzar en una eficaz gobernanza fronteriza, transfronteriza y binacional, fundamentada en promover la competitividad y una frontera segura”.
Migración
Diversos expertos señalan que en cuanto a la política exterior de Estados Unidos, México resulta “muy importante, más no una prioridad” para la administración Biden.
Para Washington, agregan, existe otra jerarquización de prioridades en relaciones internacionales, como son China, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Canadá, Irak, Irán y Japón, entre otros países. Es decir, estos países ocupan un lugar estratégico en la política exterior de Estados Unidos.
Sin embargo, cuando se trata de temas que son de alto impacto para Washington, la relación con México sí se hace importante para la política interna, pero no prioritaria para la política exterior —como es el caso de la seguridad, el narcotráfico y la migración—. Eso llevó a que en los últimos años en la agenda bilateral de Estados Unidos y México domine el tema de la seguridad: existe una política impuesta a México por Estados Unidos que ve en los migrantes una amenaza a la seguridad, mientras que otros temas pasaron a un plano secundario.
Por lo tanto, México como país es importante en términos de la política interna de Estados Unidos porque los principales temas de la agenda se abordan desde una perspectiva unilateral y no como un asunto de política exterior.
En este escenario Richard N. Haass, presidente del Council on Foreign Relations (CFR), afirma que “en la política exterior estadunidense existen consideraciones que hacen destacable a México. Una de ellas es la preocupación de ambos países por la migración en las fronteras y la voluntad del gobierno mexicano para sumarse a este diálogo”.
Haass prevé que la relación de México con Estados Unidos durante los próximos años tendrá como impulso más la necesidad de atender una problemática que la creación de un área de oportunidad.
Cabe recordar que en cuanto a migración, durante el gobierno de Trump el presidente López Obrador debió ejercer la mano dura que el vecino del norte exigía a cambio de no imponer aranceles a los productos mexicanos. Y México, para los analistas, se convirtió de facto en el gran muro de Trump. Incluso se aprobó una medida para que los migrantes que pidieran asilo en Estados Unidos esperaran su trámite legal en México —Remain in México—, un programa que vulneraba cualquier tratado internacional para los refugiados y que en su gira reciente por Centroamérica y México la vicepresidenta Kamala Harris anunció que su gobierno eliminará.
Sobre este aspecto el doctor Milton Muñoz asegura que “Salazar tendrá la principal tarea de colaborar con las autoridades mexicanas para detener el flujo de migrantes, algo en lo que ya ha estado trabajando Kamala Harris, así como darle una solución a las miles de personas que esperan en México un asilo político en EU”.
Seguridad
La crisis de violencia que asola a México desde hace años y que ya escala a cifras de homicidios históricas de casi 100 al día, es otro de los puntos clave que mantiene a ambos países en tensión.
A Estados Unidos le interesa que México controle al narcotráfico y, por tanto, el tráfico de estupefacientes cuyos consumidores son en su mayoría estadunidenses; pero López Obrador y su gabinete consideran que de nada sirve un combate a los cárteles si en el norte no controlan el tráfico de armas. El trabajo diplomático del nuevo embajador irá también dirigido hacia un acuerdo en esta materia.
“En el tema de seguridad obviamente tenemos que hablar del combate a los cárteles del narcotráfico; será un tema que estará constantemente en su agenda. Pero al mismo tiempo tratar de contener la cadena de producción y el tráfico de fentanilo, algo que incluso preocupó al expresidente Trump”, señala Milton Muñoz.
Y es que de acuerdo con la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) el fentanilo es el principal enemigo de la estrategia antinarcóticos de Estados Unidos debido a la alta mortalidad que persiste entre sus consumidores.
Tan solo en 2019 hubo más de 36 mil muertes por sobredosis con opioides, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del Departamento de Salud (CDC) norteamericanos.
Energías
Finalmente, hay un tema con el que Salazar puede que tenga pocas probabilidades de abordar con el jefe del Estado mexicano: la ecología y la lucha contra el cambio climático.
Richard N. Haass afirma que entre ambos gobiernos existen marcadas diferencias en cuestiones climáticas y en el uso de energéticos.
En ello coincide Julio Alejandro Millán, presidente de Consultores Internacionales, quien afirma que “la política energética de López Obrador causará choques” con el presidente Biden, quien “presionará más en medio ambiente y defensa de inversiones. Mientras Biden promueve las energías limpias, López Obrador prioriza a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dos empresas del Estado”.
El doctor Milton Muñoz afirma que posiblemente Salazar tenga que realizar actividades específicamente con integrantes de la Secretaría de Economía y probablemente incluso con la CFE, “pues recordemos que hay grandes inversiones de Estados Unidos en sectores energéticos en México”.
Duncan Wood, vicepresidente de Estrategia y Nuevas Iniciativas del Woodrow Wilson Center indicó durante un panel de la 84 Convención Bancaria de la Asociación de Bancos de México (ABM) que en los últimos dos años el gobierno mexicano se dedicó a elaborar un programa de soberanía energética que trata de sacar al sector privado de esta materia, por lo que prevé que no se otorgará ningún contrato a empresas privadas en los próximos años.
Respecto de la aparente pasividad del gobierno estadunidense en esta materia, Wood precisa que el Consejo Nacional de Seguridad de EU reconoce procesos judiciales que existen en México, como la impugnación a la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, pero llegado el momento y de ser necesario se acudirá a las reglas establecidas en el reciente Tratado México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).
RECUADROS
Cruces ilegales por la frontera México-EU (mayo 2021)
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) anunció que durante mayo la cantidad de migrantes que llegaron por la frontera de México registró su cifra máxima en 20 años.
El CBP indicó que en mayo un total de 180 mil 34 personas intentaron ingresar a la frontera, un poco más que las 178 mil 854 registradas en abril y las 172 mil registradas en marzo. Se trata de la cifra mensual más alta desde 2000.
La cifra de niños no acompañados y menores solteros de los países del Triángulo Norte que llegaron a la frontera se redujo en 23% en mayo, en comparación con 13 mil 940 en abril.
La llegada de unidades familiares de la región cayó 31%: de 32 mil 674 en abril, a 22 mil 630 en mayo de 2021.
Estas disminuciones se compensaron por un número creciente de migrantes adultos solteros, de los cuales 121 mil 82 fueron detenidos durante mayo.
Fuente: CBP
Uso del fracking
Ken Salazar es un claro defensor del uso del fracking para la extracción de recursos naturales e incluso recomendó a compañías energéticas dedicar campañas para educar a la población respecto de los beneficios y seguridad de esta técnica de extracción.
Sin embargo, podría chocar directamente con la administración del presidente López Obrador, quien no ve con buenos ojos el uso de esta técnica y ya la prohibió en México.