TMEC: NUEVA ERA COMERCIAL PARA NORTEAMÉRICA

México, Estados Unidos y Canadá buscan garantizar con reglas modernas la fortaleza de las tres economías en el bloque comercial más grande del mundo.

Norberto Vázquez
Internacional
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Dar continuidad, certidumbre y estabilidad a los flujos comerciales y de inversión en los tres países que conforman América del Norte, además de reforzar la competitividad del área con reglas de origen que permiten la integración de cadenas regionales de valor, son las metas esenciales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) para establecer una dinámica industrial integral en la zona.

El nuevo acuerdo comercial, señalan los expertos, favorecerá mercados más libres, un intercambio de bienes y servicios más justo, así como un crecimiento económico sólido en la región.

También prevén que por primera vez dé lugar a medidas concretas para la protección de los derechos de los trabajadores y el medio ambiente, así como a diferentes elementos que buscan extender los beneficios del libre comercio bajo las reglas más modernas en la historia del mundo.

Se trata de normas de última generación que pueden permitir a México adentrarse en una mecánica de colaboración comercial con sus dos socios del área con nuevas fortalezas para reorientar de mejor manera los esfuerzos de crecimiento económico y desarrollo industrial del país.

El firme propósito, dicen los expertos consultados, es que la sociedad mexicana se vuelva más competitiva y emprendedora para erradicar sus históricos rezagos sociales, que ahora profundiza la pandemia de Covid-19.

De acuerdo con los analistas, al igual que hace 26 años cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el ahora modernizado TMEC representa una oportunidad de desarrollo luego del golpe asestado a las finanzas e industrias de estos tres asociados comerciales debido a la pandemia, por lo que resulta urgente reactivar las economías y recuperar los miles de empleos devastados por esta crisis sanitaria.

La oportunidad es muy concreta: el convenio comercial garantiza para los tres países socios un mercado de 500 millones de consumidores e intercambios comerciales que podrían alcanzar más de 1.2 billones de dólares en América del Norte.

Así la región se consolida como uno de los bloques de libre comercio más grandes del mundo, el cual representa 28% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y 16% del comercio internacional.

Y si bien de manera fortuita la pandemia del coronavirus golpeó la dinámica industrial y a las cadenas productivas de manera tripartita, al arrancar el nuevo acuerdo comercial el pasado 1 de julio se abrió la puerta para restablecer un intercambio de bienes y servicios que puede reponer millones de puestos laborales y mejorar las finanzas públicas y privadas en la región.

Economías

Según expertos la pregunta que no debe perderse de vista es: ¿cómo llegan las tres economías frente a la pandemia?

Para Yamel Cado, especialista en comercio exterior, habrá muchas variantes. “La pandemia causada por el Covid-19 vino a cambiar los principales actores de la película llamada TMEC. Hoy las empresas relacionadas con la industria farmacéutica, de proveedores de material médico, el sector químico, el sector agroalimentario o el de productos industrializados, entre otros, podrían cobrar mayor relevancia por el acceso a las bajas tasas de arancel”, explica.

Determina que “ya desde el TLCAN algunos productos relacionados estaban desgravados, pero sin duda el TMEC ofrece mayor certeza de que se podrá continuar impulsando este tipo de intercambio”.

Revela que otra industria que podría tener gran importancia es la bioquímica. “Esta incluso tiene un apartado específico dentro del tratado. Lo mismo que el desarrollo de Tecnologías de la Información, aunque en este tema Estados Unidos es punta de lanza. Por su lado, México podría continuar con el desarrollo de herramientas tecnológicas que contribuyen a la generación de dispositivos médicos más avanzados”, plantea.

Ya durante los últimos años, añade, “el mayor intercambio comercial entre EU y México estaba en productos con valor agregado importante, como equipos electrónicos, computadoras, equipo eléctrico, maquinaria y luego los relacionados con vehículos (autos, camiones y sus partes). Así que el escenario está puesto para que continuemos incrementando valor a nuestras exportaciones”.

Y plantea Cado: “La pandemia por Covid-19 provoca la modificación de los modelos de negocio de varias empresas. Todo con el objetivo de lograr mayores eficiencias en aspectos como la cadena de suministro, en temas fiscales y, en general, en todo lo que representa un ahorro. Esta dura lección, sin duda, generará grandes oportunidades para el TMEC, porque además habría acceso a bienes con un arancel preferente”.

Sobre la movilidad de nuestro comercio puntualiza que “la dependencia comercial con EU históricamente ha sido muy alta. Nuestra vecindad se torna muy atractiva en términos logísticos. Lo mismo sucede con Canadá. Los tres formamos un bloque realmente seductor. Sin embargo nuestras estrategias de mediano y largo plazo no pueden basarse solo en el gasto logístico. Ya es momento de poner mayor énfasis en mercados como el asiático, el europeo y el latinoamericano”.

Afirma que la entrada en vigor del acuerdo no será la fórmula mágica para salir de la crisis, “pero sí ofrecerá mayor certidumbre a la economía, por lo menos en el aspecto comercial, de que el intercambio con dos naciones clave continuará, aunque con mayores requisitos para algunas industrias y mayores beneficios para otras”.

Cifras

El intercambio comercial total de México con Estados Unidos, sumando exportaciones e importaciones, ascendió en 2019 a 614 mil 500 millones de dólares, lo que marcó un nuevo máximo histórico en la relación comercial entre ambos países, según el Departamento de Comercio estadunidense.

La cifra representó un avance de 0.5% anual en comparación con el intercambio comercial de 2018.

El mercado mexicano el año pasado representó 14.82% del total de comercio exterior de EU, por arriba de lo observado respecto de otros países como Canadá (14.77%), China (13.5%), Japón (5.3%), Alemania (4.5%), Corea del Sur (3.2%), Reino Unido (3.2%), Francia (2.3%), India (2.2%) y Taiwán (2%).

En 2019 los envíos mexicanos a territorio estadunidense registraron cifras históricas al reportar un acumulado de 358 mil 126 millones de dólares, lo que significó un crecimiento anual de 3.5 por ciento.

En contraste el monto de las importaciones fue de 256 mil 374 millones de dólares, cifra inferior en 3.4% respecto de las cifras observadas en 2018.

La balanza comercial reveló un superávit de 101 mil 751 millones de dólares a favor de México, 26.2% por arriba de los datos reportados en 2018.

Con Canadá, entretanto, en 2019 el comercio bilateral alcanzó los 44 mil 200 millones: México sigue siendo el tercer socio más grande de ese país en comercio de mercancías.

México además es la tercera mayor fuente de importaciones de mercancía (36 mil 900 millones de dólares en 2019) y el quinto destino más importante para las exportaciones de mercancías canadienses (siete mil 300 millones de dólares en 2019).

El año pasado la inversión directa canadiense en México fue de 22 mil 500 millones de dólares, lo que representa el décimo mayor destino de inversiones directas para el país de la hoja de maple.

Economía

Al abrirse al mercado trilateral la economía nacional se mueve bajo diversos indicadores: la actividad económica de México disminuyó 0.6% en febrero de 2020 respecto del mismo mes del año anterior debido a la caída del sector agrícola y del industrial, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

El organismo indica que este retroceso en el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) —indicador preliminar de distintos sectores, que muestra la tendencia o dirección que la economía mexicana tendrá en el corto plazo— es resultado del decrecimiento de las actividades primarias (8.4%) y secundarias (1.9%), en tanto que avanzó el sector terciario (0.4%).

Según cifras desestacionalizadas el IGAE cayó 0.2% respecto del mes previo, como producto del alza del sector servicios (0.1%) frente a la caída del sector agrícola (5.7%) y del industrial (0.6%).

El mercado interno también tiene diversas expectativas: según el Fondo Monetario Internacional (FMI) para este año, debido a la pandemia, el Producto Interno Bruto de México (PIB) caerá 6.6%, mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé una caída cercana a 6.5% y la Secretaría de Hacienda estima una contracción de la economía de hasta 3.9 por ciento.

Incluso se prevé que los ingresos públicos del gobierno mexicano caerán este año en un rango de entre 216 mil millones y 421 mil millones de pesos, según un informe de un banco privado: la institución plantea una disminución anual en los ingresos tributarios de entre 9.4 y 13.1% con base en sus proyecciones de una contracción de entre 7 y 12% del PIB en 2020 por la crisis del coronavirus.

Expectativas

Raúl Villarreal, experto en economía y finanzas, en exclusiva para Vértigo hace un balance de lo que se espera con el flujo comercial para la zona de Norteamérica con el TMEC luego del prolongado letargo producto de la pandemia.

“La desaceleración, el estancamiento y la recesión ya estaban presentes antes de que llegara la pandemia. El Covid-19 agudizó la situación. En 2019 se registró una caída en la inversión fija bruta de -5% anual, la más baja desde la crisis financiera global de 2009”, explica.

Debido a esa situación, agrega, “vivimos el peor momento económico desde la gran depresión de 1929. La mayoría de los países implementa medidas sin precedente para tratar de contener los efectos económicos adversos que provocan las medidas de confinamiento. Si bien el TMEC representa una gran oportunidad, esta solo cobra sentido cuando se le combina con una fuerte administración gubernamental que dé cabida a medidas fiscales y brinde certidumbre jurídica para los inversionistas”.

—En términos generales, ¿ve a los sectores económicos del país listos para competir comercialmente?

—Desde fuera nos llegan señales muy preocupantes, alertas de que no se están haciendo bien las cosas en materia de inversión extranjera. México descendió tres posiciones en el ranking de competitividad del IMD Business School. Pasamos de la posición 50 a la 53 (de 63 países). A esto se suma a que México salió de la lista de las 25 economías más atractivas para la Inversión Extranjera Directa, elaborada por AT Kearney, que relaciona la salida del país con casos muy específicos, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM); la construcción de obras con baja rentabilidad, como la refinería de Dos Bocas; el cambio de reglas en el sector energético y el freno a inversiones privadas en marcha como la planta de Constellation Brands…

—¿Qué beneficios económicos en específico se esperan para México como producto del TMEC?

—Sin duda la entrada en vigor del TMEC tras una difícil negociación que nos permitirá continuar comerciando y compitiendo en una de las regiones económicas más dinámicas del mundo, junto a EU y Canadá. Sin embargo, a diferencia de otros países, el gobierno mexicano dejó sin apoyo a las empresas. El TMEC no puede considerarse como la única estrategia de recuperación económica. El tratado tiene muchas ventajas, pero se requieren otro tipo de apoyos adicionales, como la alianza impulsada por organismos cúpula, trabajadores, empresarios y que el gobierno llama remedios solidarios. Y, sobre todo, recuperar la confianza.

—¿En plazos cómo estamos, cuándo se verán estos beneficios en los bolsillos de los mexicanos?

—El TMEC no puede ser considerado un salvavidas. No puede ser el remedio mágico. Solo si México da señales claras, contundentes y de largo plazo en el sentido de que se van a respetar las reglas del juego y el Estado de Derecho podrá restaurarse la confianza perdida por parte de los inversionistas. Para jugar de la mejor forma un tratado comercial y competir con las grandes economías, para que traiga un beneficio a las empresas y a los bolsillos de trabajadores, son necesarios planes claros para impulsar la creación de nuevas empresas, financiamientos atractivos, capacitación… entre otros factores que actualmente se han dejado en segundo plano.

—¿Con el TMEC habrá un repunte en México en el empleo luego de la caída brutal del desempleo?

—En esencia el acuerdo comercial fomentará la inversión y la producción reafirmando la certeza para los inversionistas, prestadores de servicios, consumidores y productores con el propósito de que continúen apostando por la economía mexicana. No obstante debemos tener en cuenta que contener la caída de la economía dependerá de lo efectivo que sean los gobiernos en preservar las fuentes de ingreso de sus habitantes y, por supuesto, la apertura que se tenga para atraer mayores inversiones.

—¿Será el TMEC un detonador de las finanzas públicas y familiares?

—Hay que dejar en claro que el TMEC por sí mismo no podrá mejorar las finanzas públicas. Se necesita que el sector gubernamental recupere la confianza y la certidumbre para que México sea más atractivo a la expectativa de inversión. Con ello las finanzas públicas, y por supuesto las familiares, podrán ver gradualmente una recuperación en el PIB.

Para los analistas será fundamental también mejorar la infraestructura, reducir la inseguridad, fortalecer el Estado de Derecho y abatir la corrupción, para brindar el terreno fértil para que los ciudadanos que realizan negocios en México y tienen aspiraciones de exportar productos aprovechen los beneficios de este tratado o puedan consolidar sus actividades.

Este será, dicen, un reto para las empresas, que deberán voltear a ver las nuevas obligaciones que tendrán en ámbitos como el laboral, anticorrupción, reglas de origen y certificación de origen a fin de aprovechar los beneficios del TMEC.

RECUADROS

PENDIENTE GRÁFICA SOBRE MOVIMIENTO COMERCIAL REGIONAL

Diferencias

La principal diferencia entre el TLCAN (1994) y el TMEC (2020) es el número de capítulos con los que cuenta cada tratado: el primero contaba con 22 capítulos, mientras que el segundo se compone de 34.

Con la modernización del TLCAN se eliminan los capítulos 6, Energía y petroquímica básica; 8, Medidas de emergencia; y 9, Medidas relativas a normalización.

Por el contrario, se agregan diez capítulos: como capítulo 8, Reconocimiento de la propiedad directa, inalienable e imprescriptible del Estado mexicano sobre hidrocarburos; 12, Anexos sectoriales; 19, Comercio digital; 23, Laboral; 24, Medio ambiente; 25, Pequeñas y medianas empresas; 26, Competitividad; 27, Anticorrupción; 28, Buenas prácticas regulatorias; y 33, Temas de política macroeconómica y de tipo de cambio.

Comercio trilateral

Entre los principales productos que México exporta a Estados Unidos se encuentran los automóviles, aparatos de grabación o reproducción de audio y video, así como el petróleo.

Por otra parte, a Canadá exportamos principalmente automóviles, aparatos de grabación o reproducción de audio y video, y mercancías para ensamble o fabricación de aeronaves.

Mientras tanto, desde Estados Unidos, México importa principalmente gasolina, diésel y gas natural.

Y desde Canadá, semillas de nabo, aleaciones de aluminio y vehículos automotores.

Cinco compromisos esenciales del TMEC

Fortalecer la sólida cooperación económica que se ha desarrollado por medio del comercio y la inversión.

Avanzar en el fortalecimiento de sus cercanas relaciones económicas.

Apoyar el comercio mutuamente benéfico que conduzca a mercados más libres y justos, así como a un crecimiento económico sólido en la región.

Preservar el comercio y la producción regionales incentivando aún más la producción y el abastecimiento de mercancías y materiales en la zona.

Mejorar la competitividad de las exportaciones y empresas regionales en los mercados globales, así como las condiciones de competencia justa en el área.

Muestra de éxito

En el marco de la entrada en vigor del TMEC Exitus Capital, con sede en Miami, Florida, que dirige Carlos Rahmane, anunció que destinará recursos por mil 500 millones de pesos en lo que resta de este 2020 exclusivamente para apoyar y resolver las necesidades de financiamiento de Pequeñas y medianas empresas exportadoras mexicanas mediante la incorporación del factoraje internacional, su portafolio de servicios financieros, para que estas firmas puedan vender sus productos y servicios a crédito en mercados de Estados Unidos y Canadá.