DOS AÑOS DE UNA INVASIÓN QUE CAMBIÓ AL MUNDO

“Un conflicto con tintes geopolíticos y geoeconómicos”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
GUERRA UCRANIA

Ucrania tiene muy difícil recuperar la zona del Donbás y perderá Donetsk: los avances del ejército ruso son una evidencia incontestable, mientras mengua la ayuda occidental a Ucrania, sobre todo la financiera por parte de EU.

Han pasado dos años de la invasión de Rusia a Ucrania y la resistencia de los ucranianos marca ya a toda una generación que ha debido tomar las armas para defender la existencia de su patria ante el invasor: desde el 24 de febrero de 2022 ni Ucrania es la misma ni tampoco el equilibrio de fuerzas a nivel global.

Si bien no hay una cifra exacta de muertos en uno y otro bando algunas investigaciones, como la del semanario Tyzhden, señalan en más de 30 mil el número de soldados ucranianos caídos en combate; de este grupo, al menos hay 24 mil 500 soldados plenamente identificados con nombre y apellidos. El resto estarían en calidad de desaparecidos y otros tres mil 400 en calidad de prisioneros de guerra. Los heridos superan los 100 mil.

Por el lado ruso las cifras son todavía más nebulosas. Para el Kremlin se trata de una “operación especial en Ucrania”, no de una invasión bélica. El Estado Mayor de Kiev cifra entre 800 a mil las bajas diarias de soldados rusos en su intento de avanzar, tomar nuevas posiciones y defender las ya apropiadas.

Después están los daños de material militar en uno y otro bando, que tampoco tiene un seguimiento real; pero Rusia, sobre todo, ha perdido importantes y carísimos barcos militares como el Moskvá en abril del año pasado o el Novocherkassk en el Mar Negro y, más recientemente, fue atacado el barco Caesar Kunikov, con una batería de drones Magura V5.

De acuerdo con la Casa Blanca, Ucrania ha inutilizado un tercio de la flota rusa del Mar Negro; el recuento incluye 25 barcos y un submarino; algunos se han hundido y otros han quedado inservibles.

Economía

A la fecha la resistencia ucraniana sigue liderada por el presidente Volodímir Zelenski, cuya figura ha logrado una trascendencia global al convertirse (sin desearlo) en el protagonista de la lucha por repeler a las fuerzas invasoras. Mientras, la figura antagonista del mandatario ruso, Vladimir Putin, se ha visto acorralada incluso por la decisión de la Corte Penal Internacional (CPI), que ha girado una orden de detención contra el gobernante ruso.

En marzo del año pasado la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI, apoyada por la ONU, emitió una orden de detención contra Putin por su responsabilidad con presuntos crímenes de guerra relacionados con la deportación y el traslado ilegal de niños de Ucrania hacia territorio ruso; niños que se encuentran en paradero desconocido y sustraídos de sus familias ucranianas.

Las consecuencias de la invasión no solo son internas en Ucrania, que tiene una economía devastada por la guerra. En un artículo de Cinco Días escrito por Pepe García se abordan precisamente las primeras afectaciones de pasar de una economía normal a otra de guerra.

“En Kiev, tras la entrada de las tropas rusas a suelo ucraniano en febrero de 2022, las autoridades decretaron la ley marcial, restringieron la convertibilidad de la grivna, la moneda local, y fijaron el tipo de cambio oficial con el dólar. Además, el gobierno se apropió de empresas estratégicas y en materia fiscal rebajó el IVA en 13 puntos para casi todas las importaciones y el déficit público aumentó de 4 a 16.7% en un año”, de acuerdo con la publicación.

La economía ucraniana cayó 35% el primer año de la invasión y otro 38% el segundo. Esencialmente ha logrado mantenerse a flote por el dinero inyectado desde Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE). Un paquete que en conjunto supera los 168 mil millones de dólares, la mayoría utilizados para el sector público y otra parte para pagar el despliegue de las tropas, comprar municiones y el programa de reclutamiento de hombres que viven bajo una ley que prohíbe que todo varón mayor de 18 años abandone el país.

Luego está la economía rusa, a la que Occidente, primordialmente EU y la UE, pretendieron hundir para crearle a Putin una intensa presión social interna.

Al inicio de la invasión Washington y sus aliados impusieron varios paquetes de sanciones sin precedentes a Moscú; algunas instituciones internacionales pronosticaban entonces caídas del PIB ruso de 8.5 a 10 por ciento.

No obstante, la economía rusa aguantó el golpe y restringió el deterioro de la economía, mientras el resto de los indicadores macroeconómicos también soportaron mejor de lo esperado el declive.

García recuerda el impacto de la primera oleada de sanciones financieras contra Rusia, que inmovilizó a la mitad de las reservas internacionales de la Federación Rusa: unos 300 mil millones de dólares y la desconexión del sistema bancario ruso del sistema SWIFT.

“El rublo cayó hasta el nivel más bajo de su historia: a 0.007 rublos por dólar a comienzos de marzo de 2022. El gobierno ruso y la autoridad bancaria del país introdujeron restricciones a las transacciones de capital y por cuenta corriente para frenar el pánico y la salida de capitales. Simultáneamente, el Banco de Rusia elevó su tipo de interés oficial a 20%”, señala García.

Después EU y la UE decretaron un boicot al petróleo y el gas ruso pero la economía ha resistido porque China, Pakistán e India están comprando el petróleo y el gas que ha dejado de suministrar a Occidente.

“Los datos fiscales preliminares del Ministerio de Hacienda ruso para el primer semestre de 2023 confirman una tendencia a la baja, impulsada por el descenso de los precios mundiales del petróleo y el gas natural y el aumento de los costos de la guerra. En comparación con el mismo periodo de 2022, los ingresos del presupuesto federal disminuyeron 11.7% y los ingresos procedentes de los hidrocarburos redujeron 47%. Por su parte, los gastos federales aumentaron 19.5%”, analiza García.

En el primer año de la invasión la economía rusa, a pesar de todas las sanciones y el boicot energético, cayó 1.2% en 2022; y el año pasado creció 3%; para 2024 se estima que aumentará 2.4%. Los propósitos iniciales y las intenciones de EU y sus socios para crearle un socavón económico a Rusia con las sanciones y el boicot energético no han tenido éxito.

La resistencia de Putin

Hay muchas lecciones a raíz de este conflicto, que tiene tintes geopolíticos y geoeconómicos y ha roto los equilibrios globales, partiendo de la propia impredecibilidad de Putin.

Desde Vértigo se ha consultado a una serie de expertos en distintas áreas: para Raúl González, experto del Instituto para el Desarrollo de la Inteligencia en el Ámbito del Terrorismo, Seguridad y Defensa (Iditesde), Putin ha sabido llevar muy bien estratégicamente esta situación: “Ahora mismo es capaz de tomar decisiones al margen de lo que pensábamos que era capaz de hacer”.

Por otro lado, añade, también se ha comprobado que EU no es un aliado para Europa completamente amigable e incondicional. “Simplemente Estados Unidos necesita a Europa, como nosotros los necesitamos a ellos: como un mercado, que al final se basa en unas buenas prácticas; es una relación simplemente comercial-amistosa y a la hora de la verdad EU demuestra que Europa le interesa poco… tanto para el gobierno de Donald Trump, como de Joe Biden”, afirma González.

Este especialista español con experiencia militar confiesa cierta inquietud por el panorama prevaleciente: “Existen muchas europas diferentes y no somos capaces de unirlas; basta con que surja una situación nueva para que veamos que los países se alinean en cuatro puntos cardinales totalmente diferenciados”.

—¿Para los europeos qué lecciones se han aprendido de esta invasión?

—Primero, los que creían que el ejército ruso arrasaría a otro ejército señalado de corrupto y de poco preparado, al final se ha demostrado que, como decía Clausewitz, la guerra es una lucha de voluntades y solo el que tiene una firme voluntad en ganar pone toda la carne en el asador para conseguir ese objetivo.

Ese objetivo, recalca González, se observa en Ucrania: “Podemos ver cómo la resistencia del pueblo ucraniano no solo ha servido para unirlos, sino que además ha demostrado que con las armas occidentales pueden tener un ejército mucho más potente; otra de las cosas que ha demostrado este conflicto es que el ejército ruso estaba sobrevalorado. Ha traído a Europa una guerra convencional a la que ya no estábamos acostumbrados en estos últimos años. Hemos vuelto casi a tiempos de la Primera y Segunda Guerra Mundial”, apunta el especialista.

Otra arista es la política y para González ha sido interesante la evolución de la propia UE, que en un principio tuvo una unión generalizada para hacer frente a Rusia y con el tiempo ha ido cambiando, porque Putin a nivel estratégico (no operativo) ha jugado mejor todas sus cartas.

“Sabe que tenemos una serie de dependencias y que nosotros mismos nos hemos puesto la soga al cuello con la energía, las necesidades y los cambios. Y Putin sabe jugar a las cartas, mientras la UE se resquebraja en sus cuatro puntos cardinales: países del norte, del sur, este y oeste empiezan a convertirse en algo prácticamente insalvable”, subraya reflexivo.

González cree que Ucrania tiene muy difícil recuperar la zona del Donbás y Donetsk: “La va a perder sí o sí”; y señala que los actuales avances del ejército ruso son una evidencia incontestable, mientras mengua la ayuda occidental a Ucrania, sobre todo la financiera por parte de EU.

La economía china, perjudicada

No es la UE la única damnificada de todos los conflictos geopolíticos y geoeconómicos: China se añade a esta delicada tesitura que va pasándole factura.

Y es que no todos los países resisten la tormenta geopolítica y el vendaval geoeconómico con la misma resiliencia. La economía china es un claro ejemplo de vulnerabilidad ante los grandes desafíos actuales: la última vez que su PIB creció 10.6% fue en 2010 y el año pasado lo hizo en apenas 5.2%; en el más reciente informe de la OCDE, para 2024 se estima un PIB de 4.7% y seguirá perdiendo fuelle en el futuro inmediato. Que China crezca menos es una mala noticia para la aldea global.

La moderación en el crecimiento chino sucederá a pesar de los estímulos políticos adicionales para intentar reactivar la débil demanda de los consumidores. La economía arrastra además problemas en su mercado inmobiliario.

No solo su PIB ha quedado afectado por el golpe de la pandemia de coronavirus, sino que las tensiones geopolíticas le generan un efecto boomerang que afecta a sus planes de inversiones y la extensión de su Nueva Ruta de la Seda.

Y, por si faltaba algo, los ataques hutíes en el Mar Rojo y el Canal de Suez retrasan la entrega de millones de contenedores con mercancías chinas que ahora han perdido competitividad, dado que demoran más en llegar a los puertos europeos y africanos; y, encima, lo hacen a un precio mayor.

En opinión de Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China, la invasión de las tropas rusas a Ucrania perjudica a China y a sus planes porque fundamentalmente requiere estabilidad, no solo regional, sino también internacional.

“La necesita para poder desarrollar ampliamente sus proyectos, uno de ellos básico y fundamental como es la Nueva Ruta de la Seda que atraviesa Europa y en concreto Ucrania; y esta situación perjudica claramente ese proyecto”, afirma.

Mientras perdure el conflicto y siga deteriorándose la estabilidad geopolítica, serán un obstáculo relevante para China, de acuerdo con Ríos, primordialmente en cuanto a su estrategia exterior en el ámbito económico. “Puede tener consecuencias importantes y tener que ver con ese marasmo económico que vive China actualmente”.

—¿Qué ha pasado con el plan de paz para Rusia y Ucrania presentado por Beijing?

—Una propuesta de mediación que obviamente no ha fructificado porque las situaciones no son maduras. El plan puede ser viable en la medida que exista la voluntad de las partes directamente implicadas para instar a esa mediación y a favor de un acuerdo. Que no es el caso: la situación no está madura y ese plan de paz ha quedado en stand by.

Un ataque al corazón de la ONU

Dos años después de la invasión de Ucrania, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha recibido sendos cuestionamientos como órgano garante de la paz global.

Lo más polémico tiene que ver con el tema de los vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU, que se usan a conveniencia de las potencias.

Al respecto, Javier Jiménez Olmos, miembro del Observatorio para la Paz de Zaragoza, explica que esto viene provocando que, en un caso y en otro, no se lleven a cabo resoluciones contundentes.

“En el caso de Ucrania contra el agresor ruso; y en el segundo caso, contra la respuesta desproporcionada y contraria a los derechos humanos que está teniendo lugar en Gaza”, de acuerdo con el experto.

Olmos, especializado en paz, comenta que los conflictos de Ucrania y Gaza lo único que hacen es incrementar la venta de armamentos: “No hay más que comprobar cómo las grandes empresas de armamentos de Estados Unidos y Alemania siguen teniendo ingresos desorbitados. Para solucionar un conflicto, en lugar de hablar de paz e instar al diálogo entre las partes y hacer mediación, lo que se hace es proporcionar más armamento”.

Para este asesor español en temas internacionales la ONU está teniendo un papel prácticamente inoperante e irrelevante: “No por culpa de las Naciones Unidas, sino por el modo que se tiene de concebir a esta organización en cuanto al derecho de veto”.

Nerviosismo ante una derrota de Ucrania

Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, advirtió en una entrevista que la derrota de Ucrania pondría en riesgo los valores europeos, por lo que no hay otra alternativa que continuar con el apoyo de Europa.

“Una derrota de Ucrania no puede ser una opción porque todos entendemos dónde estaría y cuáles serían las consecuencias si las hubiera. Nadie puede predecir cuál será la situación interna en Rusia, pero lo que está claro es que si Ucrania pierde esta guerra habrá un gran riesgo para nuestros valores”, agregó.

La UE y sus principales líderes han dejado claro que tienen la intención de seguir respaldando a Kiev, pero las entregas de municiones de artillería se han ralentizado y hay incertidumbre sobre el próximo paquete de ayuda militar de Bruselas.

Después de las decisiones de apoyo político y financiero en las dos cumbres anteriores de la UE, se espera que los líderes del bloque acuerden en marzo más ayuda militar a largo plazo para Ucrania en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (EPF), utilizado para el suministro de armas a Ucrania.

“Podemos observar que también hay algunas dificultades en Estados Unidos, y espero sinceramente que sigan nuestro ejemplo porque este dinero para Ucrania es una inversión en paz y estabilidad”, dijo Michel.