Columbus, Nuevo México, 4 de julio. Señalamientos de color naranja y escritos en inglés y español sobre prohibición de entrada, colocados por el ejército de Estados Unidos, salpican el desierto de Nuevo México, donde un muro fronterizo atraviesa campos de cebolla y ranchos resecos con mechones de hierba alta que crecen entre arbustos delgados y árboles de yuca.
El Ejército estadunidense ha colocado miles de estas advertencias en Nuevo México y el oeste de Texas, declarando un "área restringida por autoridad del comandante”. Es parte de un cambio importante que ha impulsado al Ejército a participar en la vigilancia fronteriza con México como nunca antes.
La medida coloca largos tramos de la frontera bajo la supervisión de bases militares cercanas, facultando a las tropas estadunidenses para detener a personas que ingresan sin autorización legal al país y para eludir una ley que prohíbe la participación militar en la aplicación de las leyes civiles. Se realiza bajo la autoridad de la emergencia nacional en la frontera declarada por el presidente Donald Trump en su primer día en el cargo.
Las autoridades estadunidenses afirman que las zonas son necesarias para cerrar brechas en la vigilancia fronteriza y ayudar en el combate más amplio contra las redes de tráfico humano y los brutales cárteles de drogas.
La militarización está siendo impugnada en los tribunales y ha sido criticada por defensores de los derechos civiles, grupos de ayuda humanitaria y entusiastas del aire libre que se oponen a que se les impida el acceso a tierras públicas al tiempo que las tropas tienen libertad de acción.
Abbey Carpenter, líder de un grupo de búsqueda y rescate de migrantes desaparecidos, indicó que se está negando el acceso público a extensos tramos de desierto donde las muertes de migrantes han aumentado.
“Tal vez hay más muertes, pero no lo sabemos”, expresó.
Expansión militar
Dos zonas militarizadas forman un área de amortiguamiento a lo largo de 370 kilómetros (230 millas) de frontera, desde Fort Hancock, Texas, pasando por El Paso y hacia el oeste a través de vastas tierras de ranchos en Nuevo México.
La semana pasada, el Departamento de Defensa agregó una zona adicional de 400 kilómetros (250 millas) en el Valle del Río Grande de Texas y planea otra cerca de Yuma, Arizona. En conjunto, las zonas cubrirán casi un tercio de la frontera de Estados Unidos con México.
Las zonas son patrulladas por al menos siete mil 600 miembros de las fuerzas armadas, expandiendo enormemente la presencia del gobierno estadunidense en la frontera.
La reacción a la zona de amortiguamiento militar ha sido mixta entre los residentes del condado rural Luna en Nuevo México, donde una fuerte cultura de libertad individual se ve atemperada por el deseo de sofocar las redes que cruzan migrantes y contrabando por la frontera.
Cruces fronterizos
Los arrestos de la Patrulla Fronteriza a lo largo de la frontera sur este año han caído al nivel más bajo en seis décadas, incluyendo una disminución del 30% en junio respecto al mes anterior a medida que disminuyen los intentos de cruce. El 28 de junio, la Patrulla Fronteriza realizó sólo 137 arrestos, un marcado contraste con finales de 2023, cuando los arrestos superaron los diez mil en los días más ocupados.
Las primeras zonas militarizadas, establecidas en abril y mayo, se extienden al oeste de El Paso más allá de fábricas y corrales de ganado para rodear parcialmente el pueblo fronterizo de Columbus en Nuevo México, y sus mil 450 habitantes. Fue ahí donde las fuerzas revolucionarias mexicanas lideradas por Pancho Villa cruzaron a Estados Unidos en una incursión mortal en 1916.
Hoy en día, un cruce fronterizo en Columbus es donde cientos de niños con ciudadanía estadunidense cruzan diariamente desde una comunidad dormitorio en México para abordar autobuses escolares públicos y asistir a clases cercanas.
Desafíos judiciales
Los defensores públicos federales han impugnado la nueva supervisión militar de tierras públicas en Nuevo México, aprovechando el arresto de un hombre mexicano por invasión a través de un terreno remoto para probar las aguas legales.
Denunciaron la designación de una nueva zona militar sin autorización del Congreso “con el único propósito de permitir la acción militar en suelo estadounidense” como “un asunto de importancia política asombrosa e inédita”. Un juez no ha dictaminado sobre el asunto.
Por su parte, los desafíos judiciales a los cargos de invasión en la zona militarizada han encontrado una mezcla de condenas y absoluciones en el juicio.
Ryan Ellison, el principal fiscal federal en Nuevo México, logró condenas por invasión en junio contra dos inmigrantes que ingresaron nuevamente a una zona militarizada después de una advertencia inicial.
(Con información de Morgan Lee Associated Press)