ROJO ANIVERSARIO PARA LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO

“Hay un retroceso tanto en el renglón de los derechos como en el de las libertades a nivel mundial”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
DERECHOS HUMANOS

De acuerdo con el Índice de Libertad Humana 2022, coeditado por el Instituto Cato y el Instituto Fraser, más de 94% de la población mundial vive en jurisdicciones que enfrentaron una reducción de la libertad humana.

Al más reciente aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la humanidad llega con varios cuestionamientos respecto de la vulneración de los derechos fundamentales de las personas y la situación de sus libertades: a pesar de los grandes avances, todavía estamos lejos del mundo previsto por los redactores de la Declaración y nos encontramos luchando contra un decidido retroceso de los derechos.

Estados Unidos ha enviado 15 mil bombas a Israel para que siga bombardeando Gaza, mientras en Reino Unido su primer ministro, Rishi Sunak, pretende trasladar a Ruanda a todos los inmigrantes ilegales, y en Corea del Norte, así como en Afganistán, sus habitantes están imposibilitados de volar libremente hacia otro país siquiera para ir de vacaciones.

Además, el Banco Mundial subraya que la pandemia incrementó de nuevo la pobreza a nivel global: alrededor de mil 650 millones de seres humanos viven con menos de 3.65 dólares; todos los días luchan por sobrevivir; su miseria restringe sus libertades.

Así arriba el mundo al 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, con Estados Unidos vetando en el Consejo de Seguridad una resolución para un inmediato alto al fuego en Gaza; con Rusia defendiendo su invasión a Ucrania; y la comunidad internacional sin lograr acuerdos contra el hambre, el analfabetismo y otros temas tan añejos como urgentes.

Realidad y deseo

Derechos y libertades: ambas fueron las consignas que los países quisieron plasmar en una carta universal tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial.

Se buscaba, tras el horror de la guerra y de la destrucción, el ideal de construir un mundo mejor: más pacífico, más igualitario, con mayores oportunidades, en el que no hubiera seres humanos de segunda o tercera categoría ni las libertades más esenciales restringidas.

Pero en la actualidad una cuarta parte de los seres humanos están atrapados en algún conflicto bélico.

Hay quienes aprecian que ese ideal plasmado en el papel, en 30 artículos, está hoy más lejos de alcanzarse. El propio Volker Türk, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, habla de un retroceso tanto en el renglón de los derechos como en el de las libertades a nivel mundial.

“A pesar de los grandes avances todavía estamos lejos del mundo previsto por los redactores de la Declaración y nos encontramos luchando con un decidido retroceso de los derechos. Sin embargo, sería un error descartar la Declaración como una reliquia de una época más benigna y optimista”, puntualiza.

Sus redactores, de acuerdo con Türk, salieron de una época asolada por círculos viciosos de destrucción, terror y pobreza; y ante una división ideológica cada vez más profunda, no se dejaron intimidar para trazar un mapa hacia un mundo más pacífico y justo, en reconocimiento de la humanidad compartida y de la necesidad del valor igualitario.

Algunos de esos derechos, recogidos el 10 de diciembre de 1948, abordan con total claridad el derecho a vivir libre de discriminación y tortura; el derecho a una alimentación adecuada y el derecho a la educación; entre otros más.

Y si bien la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido un factor de inspiración para movimientos contra el Apartheid o para incluir a la mujer en el voto ciudadano y reconocer sus derechos como persona, madre y trabajadora, prevalece actualmente un sentimiento de obsolescencia y de continua violación de sus preceptos que lleva a la decepción y al desánimo en cierta parte de la población.

De acuerdo con el Índice de Libertad Humana 2022, coeditado por el Instituto Cato y el Instituto Fraser, más de 94% de la población mundial vive en jurisdicciones que enfrentaron una reducción de la libertad humana y solo Suiza se considera como el país con mayores libertades.

¿De qué va este Índice de Libertad Humana? De evaluar la libertad en el mundo, junto con la libertad económica, la libertad civil, la libertad de expresión y la libertad personal.

El informe hace alusión a cómo la desinformación, el discurso del odio y la manipulación de la información en internet y las redes sociales erosionan la libertad de expresión y causan confusión, apatía y desánimo en los ciudadanos.

“Las principales causas del continuo declive de la libertad humana, a pesar de los numerosos esfuerzos para aumentarla, incluyen el aumento del autoritarismo, la vigilancia gubernamental y las restricciones a las libertades civiles. Los gobiernos autoritarios están limitando cada vez más a la oposición política y la libertad de los medios de comunicación y el uso de tecnologías de vigilancia socavan la privacidad individual. Además, la inseguridad económica y la desigualdad erosionan los derechos sociales y económicos, lo que lleva a una disminución de la libertad humana”, según el informe.

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El declive de las libertades humanas conduce a una disminución del crecimiento económico, un aumento de la pobreza, una disminución de los derechos políticos y civiles, una mayor corrupción y el debilitamiento de las instituciones democráticas.

Claroscuros

Para conocer la opinión respecto de la libertad por parte de un grupo de profesionales de diversos sectores aquí, en España, Vértigo llevó a cabo un sondeo al respecto.

La mayoría de los entrevistados coincidió en señalar que las sociedades están perdiendo la confianza en los derechos humanos y en los valores democráticos; y en una gran mayoría de personas la libertad está muy condicionada por la propia situación económica.

“En este 75 aniversario nos encontramos en un mundo muy convulso; un mundo donde desde hace ya demasiado tiempo prima lo banal, lo friki, con eso de las nuevas tecnologías, la comunicación, las redes sociales impunes; y hay un desgaste en las leyes para una convivencia pacífica”, indica Javier Fernández Arribas, presidente del Club Internacional de Prensa.

A su juicio, el mundo atraviesa “un momento bastante degradado” que atenta contra los derechos y las libertades.

“Por ejemplo, aquí en España vemos cómo no se respeta la separación de poderes, aunque la libertad que pueden tener esos poderes dentro de un Estado de Derecho es fundamental para garantizar el contrapeso entre los poderes y evitar cualquier autoritarismo. Pero también se ve en Hungría, en Polonia, en la Rusia de Putin; en los populismos con Trump en Estados Unidos o en China, con el Partido Comunista... La libertad, la igualdad: sí hay una serie de derechos fundamentales que se están pisoteando en el mundo”, afirma Fernández Arribas.

—¿Nos estamos conformando?

—Quizá no nos paramos a pensar que haya dictaduras en el mundo y convivamos con ellas y las aceptemos, ya sea en Cuba o en Venezuela; o simplemente lo que pasaba con Hamás que ahora ha saltado por los aires. Creo que hay una necesidad de que los ciudadanos reflexionemos y recuperemos aspectos básicos en nuestra convivencia.

A su vez, José María Peredo, catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea, señala que si se echa una mirada hacia atrás en estos 75 años y se hace una comparación esa mirada es muy positiva.

“Porque han avanzado las libertades en distintos países y regiones, han avanzado además las condiciones para que se produzcan esos procesos de avances de libertades; me refiero a las económicas y sociales”, apunta.

En cuanto a la libertad de expresión, Peredo, quien también participa en diversos medios de comunicación, señala que el balance es similar teniendo en cuenta que la comunicación se convierte en un eje fundamental de las relaciones internacionales y de las propias sociedades.

“A lo largo de estos años hay un crecimiento exponencial de la importancia de la comunicación y con la llegada del entorno digital se ha producido un cambio muy importante en las, digamos, libertades de expresión como pueden ser las fake news, la desinformación y los discursos del odio”, indica.

Dinamita para las libertades

En opinión de Javier Jiménez Olmos, doctor en Paz, cada vez que el Consejo de Seguridad no se pone de acuerdo para votar a favor de una solución de alto al fuego se vulneran los derechos humanos y las libertades.

También, desde su apreciación, en materia de libertades hay una involución: “Estamos viendo que bajo la apariencia y la venta de la libertad como una proclama, se apoderan de los gobiernos ciertas personas y ciertos grupos políticos que tradicionalmente son poco respetuosos con la libertad, con la dignidad humana y con los derechos humanos”, explica.

—Tampoco se puede ignorar que cuando no hay suficiente dinero la libertad es limitada. ¿Cuál es su posición al respecto?

—Es cierto. De qué libertad estamos hablando cuando unas personas no llegan a final del mes y no tienen lo suficiente para comer. La primera libertad es para que los seres humanos cubran sus necesidades básicas: alimentación, sanidad, educación. Si no tienen eso, de qué libertad hablamos.

Jiménez Olmos, miembro del Observatorio para la Paz de Zaragoza, subraya que además le llama mucho la atención el uso de las proclamas de libertad que hacen algunos políticos: “Engañan para alcanzar el poder y cuando realmente lo tienen hacen exactamente lo contrario”.

Pero también están las guerras como cercenadoras de las libertades: vivir en un conflicto bélico, de la magnitud que sea, no solo corta derechos sino también libertades. A causa de la invasión de las tropas rusas a Ucrania, desde el 24 de febrero del año pasado el gobierno de Kiev prohíbe la salida de su territorio de los varones mayores de 18 años porque están llamados a luchar en el frente contra el invasor.

Las guerras son el punto de mayor enfrascamiento de las posturas de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad, porque Estados Unidos, Reino Unido, China, Rusia y Francia protegen primeramente sus propios intereses estratégicos antes que votar por un alto al fuego.

Para Raúl González, del Instituto para el Desarrollo de la Inteligencia en el ámbito del Terrorismo, Seguridad y Defensa (Iditesde), el mundo ha perdido más que nunca esa sensación de pertenencia y está muy fragmentado, además de que persiste la sensación de que estamos en un planeta menos seguro.

El experto advierte que la gente en general percibe que está en un entorno menos seguro incluso respecto del periodo de la Guerra Fría, porque ahora existe más miedo a una tercera guerra mundial.

“A la Declaración Universal de los Derechos Humanos muy claramente se han antepuesto los intereses económicos y políticos por encima de los derechos y de las libertades de la humanidad. Una guerra vulnera el primer derecho y libertad, que es el derecho a la vida”, refiere este especialista con formación militar.

El Cato Institute esgrime que aun cuando está en declive la libertad en todo el mundo es mayor ahora que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad antes de finales del siglo XX, cuando cayó el telón de acero liberando a cientos de millones de personas.

“No podemos perder de vista que las dictaduras africanas dieron paso a las elecciones; las jóvenes democracias latinoamericanas comenzaron a abrir sus economías; las naciones asiáticas, como Indonesia y Filipinas, suavizaron la represión; y China, hogar de más de mil millones de personas, continuó su liberalización. La mayoría de las naciones que ahora están retrocediendo son más libres de lo que eran hace dos generaciones”, indica el organismo.

El titular de la ONU, António Guterres, pide reiteradamente que el mundo y sus gobernantes se ciñan a los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero tienen los oídos sordos. Sí, hay polémica en torno de lo que está pasando en relación con las libertades de los seres humanos en la práctica, pero en comparación con años anteriores a 1948, se ha avanzado… aunque quizá no lo suficiente todavía. Y, tristemente, en otros países se viven trágicos retrocesos y pérdidas de las libertades humanas.