¿SE ESTÁ DESDOLARIZANDO UNA PARTE DEL MUNDO?

“El peso sigue apreciándose respecto de la divisa estadunidense”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
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Son cada vez más evidentes los signos, las pistas y las tendencias nacientes que amenazan la hegemonía del dólar y ponen en duda su reinado en el futuro.

Algo le pasa al dólar. En los últimos nueve meses la divisa norteamericana entró en una fase a la baja y depreciación frente a otras monedas del mundo. Hay quienes avizoran un cambio de ciclo, aunque otros analistas son más prudentes y siguen reivindicando el reinado del dólar.

¿Será esta debilidad actual del dólar otro episodio pasajero, como ya ha sucedido en otras ocasiones desde el final de Bretton Woods? ¿Será una tendencia estructural provocada entre otras cosas porque China lleva años vendiendo sus dólares, luego de convertirse en el principal tenedor de deuda denominada en el billete verde? ¿Es producto colateral de la invasión a Ucrania y las sanciones de Occidente a Rusia?

Hace unos días el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, puso sobre la mesa a sus contrapartes de América del Sur y socios del Mercosur la necesidad de contar con una moneda propia, algo así como un euro sudamericano. Una divisa que dejase de lado al dólar.

Brasil es miembro de los BRICS junto con China, India, Rusia y Sudáfrica: ellos mueven casi 50% de la economía mundial y de un tiempo a la fecha defienden en diversos foros la necesidad de desdolarizar sus economías para favorecer a otras monedas.

Rusia, con el presidente Vladimir Putin, pide abiertamente a su homólogo chino, Xi Jinping, avanzar de forma más acelerada para utilizar al yuan como nueva divisa en sustitución del dólar. Y China se deja querer.

Juntos son un grupo poderoso, recuerda Anwar Zibaoui, experto en economía y en asuntos internacionales. Y es que además significan el 45% de la población del planeta. “Si bien los BRICS también sufren los impactos del conflicto de Ucrania y otras crisis globales, mantienen expectativas de crecimiento. En estos momentos asistimos a una nueva configuración internacional con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita y nuevas adhesiones de países importantes a los BRICS”, indica.

Señales

De forma inteligente, la diplomacia china suma apoyos haciendo una especie de amalgama unida por un interés común: recibir flujos de inversiones, generar riqueza económica y hacer que las naciones prosperen.

Xi quiere ampliar el bloque de los BRICS y sumar a Argelia, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Argentina, México y/o Nigeria; y no descarta tampoco a Bangladesh, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Turquía y Vietnam.

No hay que perder de vista, de acuerdo con Zibaoui, que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD, por sus siglas en inglés), con sede en Shanghái y creado con la contribución de los bancos centrales de los BRICS, emerge como alternativa a los organismos financieros internacionales tradicionales.

“Tiene objetivos como escapar de la hegemonía del dólar al promover el uso de las monedas nacionales, estimular la demanda interna de los países, el comercio e inversión o intentar evitar la especulación financiera de divisas. Los créditos se usarían para construir infraestructuras y reducir el riesgo de inflación”, señala el asesor en negocios.

Al parecer se crea un nuevo consenso que podría ser paralelo al predominante desde el final de la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias colaterales de la invasión rusa a Ucrania habrían contribuido a detonarlo.

Por su lado, el analista estadunidense Marc Jones reporta que el banco norteamericano JP Morgan advierte de “algunos signos de desdolarización emergente” que son innegables. “Sí, hay señales de desdolarización en la economía global. Aunque el dólar seguirá manteniendo su dominio a futuro, en varias partes del mundo está dándose este fenómeno”, reconoce el mayor banco estadunidense.

La participación del dólar en los volúmenes de negociación de divisas se mantiene apenas por debajo de los máximos históricos de 88% y su uso en la facturación comercial no ha cambiado mucho en las últimas dos décadas. Sin embargo, en las reservas de divisas en poder de los bancos centrales de todo el mundo, por ejemplo, su participación ha disminuido a un mínimo histórico de 58%. Hay bancos centrales vendiendo dólares para fortalecer sus monedas locales.

“Aunque sigue siendo, con mucho, la mayor parte de cualquier moneda global, cae aún más cuando se contabiliza el oro, que ahora comprende 15% de las reservas frente a 11% de hace cinco años”, de acuerdo con Jones.

¿Quiénes están detrás? Jones apunta a los BRICS y otros grandes exportadores de materias primas que se han visto afectados por la guerra en Ucrania y las sanciones que han apartado a Rusia del sistema financiero.

“Desde entonces Arabia Saudita y China comenzaron conversaciones para liquidar las ventas de petróleo chino con el yuan; Brasil y China han anunciado la introducción gradual de un acuerdo de compensación de yuanes para parte del comercio entre los dos países; mientras que China y Rusia también realizan una parte significativa de su comercio en yuanes”, afirma Jones.

Una cesta de monedas, de divisas mundiales, ya no es un sueño: el monopolio del dólar está resquebrajándose tal y como lo avizoró el premio Nobel de Economía, Robert Mundell, precisamente uno de los mentores del euro que empezó a introducirse en varias economías de la Unión Europea desde 1999 y actualmente usan 20 de los 27 países que conforman la UE.

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Divisas y factores externos

¿Qué está pasando con el comercio mundial, considerando que la divisa hegemónica es el dólar? Jones explica que la facturación comercial no ha experimentado muchos cambios, con el dólar y el euro manteniendo una participación constante de 40 a 50% en las últimas décadas, aunque la participación de Estados Unidos en las exportaciones mundiales ahora se estima en un mínimo histórico de 9% en comparación con el récord de 13% para China.

El mercado de divisas es sensible a las maniobras internas de cada país en materia de política monetaria; cambios en la relación del mercado externo de bienes, servicios y mercancías; y respecto de la salud de sus respectivas balanzas de pago.

También impactan otros factores que pueden ser más subjetivos: el escenario de volatilidad, las expectativas de inversionistas, importadores, exportadores y gestores de fondos de inversión respecto del futuro inmediato, ya sea porque habrá elecciones o un cambio de régimen político; el impacto de una catástrofe; la solicitud de endeudamiento externo. Cualquier factor que tienda a ensombrecer el panorama.

Luego están las maniobras de las variables exógenas: cambios en las tasas de interés internacionales de referencia; caídas en los mercados financieros o bursátiles; contracción económica; vicisitudes económicas, financieras, bursátiles o cambiarias en los países socios comerciales o económicos. Desde luego, un escenario de incertidumbre y cambios en la oferta y demanda en los mercados internacionales de materias primas; entre otros más.

Se pueden conjugar una serie de factores que combinados entre sí pueden influir para que una moneda se aprecie o deprecie más o menos respecto del dólar o cualquier otra divisa.

En el caso particular del dólar hace cuatro años, durante el gobierno del republicano Donald Trump, había un superdólar: el billete verde estaba bastante fuerte y esto no solo afectó en México, también en Turquía y otros países fundamentalmente emergentes.

En 2017 la moneda mexicana cotizaba en 19.66 pesos por dólar; ya la victoria de Trump anunciaba un cambio en la política monetaria, de inversiones y de estímulos fiscales. El día que se dio a conocer su triunfo en la Presidencia el peso inició una carrera de depreciaciones por momentos encima de los 21 pesos por dólar.

Trump basó parte de su gobierno en la expansión del gasto público y un dólar fuerte que afectó además a la lira turca, que llegó a tener su nivel más bajo en una década; igualmente impactó al euro, que fue perdiendo preeminencia; y lo mismo sucedió con el yen.

No duró mucho ese superdólar, que comenzó a desinflarse con una corrección auspiciada por una combinación de factores: un viraje en la política monetaria en el gobierno del demócrata Joe Biden; el impacto de los años que ha durado la declaración de pandemia y las dificultades mundiales en las cadenas de suministros; los constantes roces entre EU y China, con sanciones y aranceles que perduran desde que fueron impuestos en la administración Trump; más la invasión de Rusia a Ucrania, las sanciones de Occidente y las maniobras de política monetaria que han llevado a las tasas de interés a un nivel que no se veía en las últimas dos décadas y el temor de una estanflación y una crisis económica larga.

Pero en la última semana de junio de 2023 el peso siguió apreciándose respecto de la divisa estadunidense, ubicándose en 17.50 pesos por dólar. Y esa corrección a la baja del dólar también es visible en otras monedas de países emergentes.

China vende dólares

Desde septiembre pasado la agencia de noticias Reuters informó que el gobierno central chino pidió a los bancos estatales que se preparen para vender dólares y comprar yuanes en un esfuerzo por apuntalar la moneda local.

La medida podría frenar la caída del yuan, ya que sigue en camino su mayor pérdida anual frente al dólar desde 1994. Las reservas de divisas de los bancos estatales y sus sucursales en el extranjero, incluidas las ubicadas en Hong Kong, Nueva York y Londres, recibieron la orden de revisar las tenencias de yuanes en el extranjero y verificar que las reservas en dólares sean rebajadas.

“El yuan cayó 0.9%, hasta 7.1340 frente al dólar, y está en camino a su peor caída anual desde 1994 después de haber perdido más de 11% en lo que va del año. A principios de esta semana el yuan offshore de China se depreció a un mínimo histórico frente al dólar y su unidad doméstica cayó a su nivel más débil desde la crisis financiera de 2008”, de acuerdo con Reuters.

Si al dólar le está golpeando una crisis de confianza hacia el rumbo inmediato de la economía norteamericana, al yuan le afecta el estricto control que el Estado chino sigue ejerciendo en ciertas áreas de la economía. Además, Beijing no tiene un Wall Street.

En la opinión del analista español Vicente Nieves, en la escena internacional y teniendo en cuenta el conjunto global de transacciones comerciales y financieras el dólar sigue siendo el rey.

“Sin embargo, cada vez son más evidentes los signos, las pistas y las tendencias nacientes que amenazan esta hegemonía y ponen en duda el reinado del dólar en el futuro. La última se ha producido recientemente: el yuan chino o renminbi ha superado al dólar por primera vez en los pagos transfronterizos de China”, de acuerdo con Nieves.

Y es que en marzo pasado el yuan fue la moneda más utilizada para transacciones financieras transfronterizas en China, por encima del billete verde; todo un hito para el status quo del sistema financiero internacional.

Incluso “el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un informe en el que inquiere sobre el rápido cambio que sufren los pagos transfronterizos. No es cuestión de alarmar, puesto que el dólar sigue dominando, pero la incipiente irrupción de divisas como el yuan puede ser el principio de algo importante a medio y largo plazos”, indica el experto.
Cambios en los pagos transfronterizos

Recientemente el periódico El Economista, en España, abordó en un artículo diversos informes del FMI sobre el uso global de monedas diferentes al dólar y al euro para pagos transfronterizos y señaló al respecto que los rápidos movimientos tecnológicos (el dinero digital), así como geopolíticos, pueden acelerar un cambio de régimen hacia un sistema monetario internacional multipolar o más fragmentado.

Quizá no suceda inmediatamente, en el corto plazo, pero el proceso comenzó y será visible a finales de este siglo: “Los datos oficiales a los que han tenido acceso Bloomberg y Reuters revelan que los pagos y recibos de dinero transfronterizos en yuanes aumentaron hasta un nuevo récord de 549 mil 900 millones de dólares en marzo, desde los 434 mil 500 millones de dólares del mes anterior”.

De esta manera, el yuan se utilizó en 48.4% de todas las transacciones transfronterizas y la participación del dólar cayó a 46.7%, desde 48.6% del mes anterior. El volumen de transacciones transfronterizas cubre tanto la cuenta corriente (importaciones y exportaciones de bienes y servicios) como la de capital (recoge las transferencias de capital).

El informe del FMI señala que la configuración monetaria para los pagos transfronterizos sigue dominada por el dólar estadunidense y el euro. “Aunque hay más de 150 monedas en el mundo que se consideran de curso legal, los pagos transfronterizos se concentran principalmente en una pequeña cantidad de monedas”.

Un aspecto importante: “Según los datos del instituto monetario, a finales de 2021 el dólar estadunidense representaba alrededor de 40% de los flujos transfronterizos de Swift, seguido de cerca por el euro. Algunas otras monedas, la libra esterlina, el yen japonés, el dólar australiano, el dólar de Hong Kong y el dólar canadiense, también tienen una participación de más de 1%. El renminbi chino, la única moneda de reserva emitida por un mercado emergente, también ha cobrado fuerza en los últimos años con un aumento de su participación de alrededor de 2.5 por ciento”.

“Sí, hay señales en la economía global”.

Dólar hegemónico

Respecto de si hay o no una desdolarización, Mariano Sardáns, CEO de FDI Gerenciadora de Patrimonios, dice a Vértigo que hay mucho marketing sobre el tema: muchos presidentes saliendo a hablar de lo mismo.

“Lo estamos viviendo. Hemos visto hablar al respecto a Lula en Brasil; a Modi en India; la misma China, por supuesto. Yo diría que es una expresión de una serie de deseos, más que algo que realmente ocurre. Porque si ahora mismo le preguntas a un exportador de cualquier país si quiere tener su dinero en yuanes o en rupias o en reales, la respuesta será que lo quiere en dólares”, reflexiona el ejecutivo financiero.

Para Sardáns, claro que hay una apreciación de los tipos de cambio, pero también depende de qué país. En México, remarca el experto financiero, el peso se aprecia gracias a la salida de empresas que dejaron China y se fueron a India o al propio México, que es además vecino de EU, principal consumidor del mundo.

“Hay una evolución muy grande; en varios países del mundo han empezado a cuidar sus monedas; lo vemos en Brasil, que tiene una política económica muy dura. Cuida a sus ahorristas y vemos que la gente ya no se dolariza como antes”, explica.

—¿Tenemos una desdolarización global?

—No. Hay que decirlo: no hay nación más capitalista ni un inversor con mayor seguridad jurídica que EU. ¿Dónde lleva la gente sus ahorros cuando en su país tiembla? La respuesta es EU. Sigue siendo el más poderoso, no el mejor, sino el menos malo. El tema de la desdolarización se usa como propaganda por los presidentes y primeros ministros de los BRICS. Es una expresión de deseo, pero no de realidad.