CEMPASÚCHIL, TRADICIÓN QUE NO MUERE

“Se convirtió en ingrediente de productos como la nieve, cerveza, pulque y mermeladas”.

Martha Mejía
Nacional
CEMPASÚCHIL

El valor estimado de la producción nacional de esta flor es de más de 500 millones de pesos y su cultivo y venta genera ingresos para al menos 5 mil familias en la CDMX.

Desde 2008 el Día de Muertos es reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta celebración evoca la presencia de los seres queridos que ya fallecieron, los cuales, de acuerdo a la tradición, regresan guiados por el aroma y color de senderos con flores de cempasúchil, desde el camino principal hasta el altar de la casa.

Ícono

El cempasúchil, que en náhuatl significa “Flor de 20 pétalos”, es junto con las calaveritas de azúcar y el pan de muerto, uno de los íconos de las fiestas que se celebran en todo el país durante los primeros días de noviembre.

Ya desde la antigüedad las culturas prehispánicas relacionaban su color amarillo con el sol, razón por la que la utilizaban en las ofrendas dedicadas en honor a sus muertos.

“Se dice que nuestros antepasados utilizaban al cempasúchil con fines tradicionales y de culto, es decir, para adoración de los dioses, por lo que era la flor predilecta para adornar los altares. Actualmente hay una gran variedad de esta planta; la que nosotros cultivamos es la de ornato,”, explica Aurelio Cuaxospa, productor de flores de ornato de Xochimilco, en la Ciudad de México.

“El verdadero cempasúchil es legítimo de México. Es verdad que se lo llevaron al extranjero para mejorarlo genéticamente y que es el resultado de estudios que hicieron ingenieros agrónomos para hacerlo más compacto y de colores diferentes y más intensos, pero es nativamente mexicano”, agrega Cuaxospa.

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México la variante Marvel II (que es la variedad que más se comercializa en la ciudad), se obtiene de la hibridación de la especie nativa Tagetes erecta: “Las variedades híbridas son una mezcla de especies del mismo género de especies nativas y se desarrollaron para tener una mayor calidad comercial”.

La dependencia también informó que este año se ofertarán las especies Marigold, Clemolito, Bonanza y Bonanza-Marigold.

No obstante, explica Cuaxospa, la flor endémica, la de tallo largo que se caracteriza por medir hasta un metro de altura, con flores más pequeñas y menos abundantes que la Marvel, aún se siembra y produce en las chinampas de Xochimilco. “Guardamos y sembramos la semilla año con año para que no se pierda”, señala el productor, durante un recorrido por las chinampas de San Luis Tlaxialtemalco.

Desde su fundación, hace más de 400 años, este pueblo originario de Xochimilco tiene como actividad principal el cultivo de flores y hortalizas. No obstante, la tradición de siembra y venta de cempasúchil viene de épocas ancestrales. En nuestro país los estados de Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y Estado de México, además de la Ciudad de México son los que cuentan con las mejores condiciones de suelo y clima para la producción de cempasúchil. Dicha flor únicamente florece después de la época de lluvias.

Ciclo

El ciclo de cosecha y siembra de cempasúchil comienza, de acuerdo con Álvaro Alonso González, floricultor del pueblo San Luis Tlaxialtemalco, desde enero, mes en el que se realiza el cálculo de la producción para la siguiente temporada.

“Entregan la semilla en mayo para empezar a trabajarla en julio, ya que esta es la única planta que florece después de la época de lluvias. En julio empezamos a ensemillar y en promedio se lleva unos tres a tres meses y medio a que se dé el cultivo”, explica.

Agrega que durante la primera semana de agosto, una vez sembrada, le toma de 20 a 30 días concluir el proceso de germinación, hasta que se planta en la maceta, posteriormente se debe esperar un periodo que va de agosto a octubre –que son los tres meses más rigurosos de la siembra de este producto–, para finalmente levantar la cosecha a finales de octubre.

Alonso González señala que los principales retos a los que se enfrenta la producción de la planta, además de las intensas lluvias y las posibles heladas, son las plagas como el Mildiu o la Cenicilla, que ponen en peligro a la flor.

“En la zona también hay conejos, ardillas, caracoles, chapulines, son animales endémicos de la zona que se comen a la planta, tratamos de protegerlos y solo los espantamos, por ejemplo, una sola tuza se puede comer un par de plantas al día, no son tan de peligro como los hongos y las bacterias, pero también nos dan lata y hay que cuidar las flores de estos animalitos”.

Comercialización

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) el valor estimado de la producción nacional de esta flor es de más de 500 millones de pesos; además de que el cultivo y venta de cempasúchil genera empleos e ingresos para al menos cinco mil familias en la Ciudad de México.

Asimismo, la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural señala que de 2019 a la fecha la producción de plantas de cempasúchil incrementó 465%. Por ejemplo, cita que en 2018 se produjeron 664 mil plantas de cempasúchil; en 2019 fueron 900 mil plantas; en 2020 hubo una producción de un millón 200 mil flores; en 2021 fueron 3.5 millones de plantas; en 2022 fueron cinco millones de plantas y en 2023 se produjeron cinco millones 86 mil 220 plantas de cempasúchil.

“Los productores somos los que menos podemos tener acceso a grandes ganancias, el intermediario es el que por lo general puede tener mayor acceso a ellas ya que tiene la mayor cantidad de clientes y por tanto maneja precios más altos. Por ello invitamos a las personas a que consuman en mercados locales de los pueblos, pues solo nosotros (los productores) vendemos a un precio justo, además de que pueden traer a toda su familia para que conozca otro rostro de la ciudad”, indica Álvaro Alonso González.

Diversificación

Aparte de su función decorativa, el cempasúchil también es aprovechado para fabricar insecticidas y ciertos medicamentos que nos recuerdan el uso que las culturas prehispánicas le dieron como parte de su medicina tradicional. Ha sido una aliada para aplacar los cólicos estomacales, el té preparado con los botones y tallos de esta flor puede calmar el dolor, detener la diarrea, el vómito y la indigestión.

Pero, además de ello, coinciden ambos productores, a raíz de la pandemia, la flor de cempasúchil se ha convertido en el ingrediente principal de productos como nieve, cerveza, pulque y hasta dulces.

“Lo que pasó a raíz de la pandemia es que se cerraron muchos panteones al público, entonces los productores comenzaron a plantar antes y a vender antes; hay personas que con la flor comenzaron a producir cerveza artesanal, nieve y pulque, es decir, se está diversificando el uso que le dan a la flor. Ya le encontraron otras aplicaciones y obviamente eso nos ayuda a que nuestra producción se acabe antes. Ayuda a la economía de nuestros barrios y de nuestras familias”, finaliza Alonso González.