DÍA MUNDIAL DE INTERNET: CONEXIÓN CON LA LIBERTAD

Internet
Arturo Moncada
Nacional
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Plataforma esencial para la libre expresión, el acceso a la información y la participación ciudadana.

A casi cuatro décadas del surgimiento de la web, internet ha dejado de ser una herramienta técnica para convertirse en un ecosistema que atraviesa casi todos los ámbitos de la vida contemporánea: desde la educación y la salud, hasta la economía, la comunicación y la participación política.

El acceso a internet está reconocido por organismos internacionales como un derecho facilitador, es decir, un derecho que permite ejercer otros: informarse, expresarse, educarse, trabajar.

De ahí que su ausencia o limitación afecte directamente la capacidad de los individuos para ejercer su libertad.

Este reconocimiento implica responsabilidades para los Estados. No basta con declarar el acceso a internet como un derecho: es necesario garantizarlo mediante políticas públicas eficaces, infraestructura adecuada, servicios asequibles y protección frente a amenazas como la censura, la vigilancia masiva o la manipulación informativa.

Por ello, cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de Internet, una fecha impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reflexionar sobre el impacto de la red en la sociedad y su potencial para promover los derechos humanos.

Este año el lema es “Por una nueva generación de internet comprometida con las personas”.

Exclusión

Según datos recopilados en 2024 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) más de dos mil 600 millones de personas en el mundo siguen sin acceso a internet.

Esta carencia se manifiesta con especial intensidad en regiones rurales, zonas de conflicto, comunidades indígenas y sectores empobrecidos: la llamada brecha digital es una nueva forma de desigualdad estructural, que reproduce y acentúa exclusiones históricas.

La conectividad no solo implica infraestructura. También es necesario considerar la asequibilidad, la alfabetización digital y la pertinencia de los contenidos.

Igualmente, la libertad en internet exige garantizar la privacidad de los usuarios, la neutralidad de la red y la ausencia de censura injustificada.

Esta brecha tiene consecuencias concretas: quienes no acceden a internet tienen menos oportunidades educativas, laborales y de participación ciudadana.

Además, se ven excluidos de servicios esenciales como la salud digital o los trámites gubernamentales en línea, lo que incrementa su vulnerabilidad y perpetúa la pobreza.

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Restricción y criminalización

Internet ha ampliado las posibilidades para expresarse y participar en la esfera pública. Plataformas digitales, redes sociales y medios alternativos han democratizado la producción y circulación de información.

Sin embargo, este mismo potencial genera respuestas autoritarias: en muchos países, gobiernos restringen el acceso a ciertos sitios, criminalizado a periodistas o activistas digitales y utilizando tecnologías para vigilar a la ciudadanía.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) y otras organizaciones advierten de un aumento de la censura digital y la persecución en línea. En 2023, al menos 35 gobiernos interrumpieron deliberadamente el acceso a internet por razones políticas o de seguridad, afectando elecciones, protestas o conflictos armados.

La libertad de expresión digital también enfrenta retos desde el ámbito privado. Las grandes plataformas, mediante algoritmos opacos, deciden qué contenidos se visibilizan o se ocultan. Esta mediación algorítmica puede favorecer la desinformación, polarizar debates y limitar el pluralismo.

Privacidad, vigilancia y control

El uso de datos personales sin consentimiento, la instalación de software espía y la falta de regulación a las grandes plataformas tecnológicas son otros riesgos para la libertad en internet.

De manera paralela, las corporaciones privadas también concentran enormes cantidades de información personal que utilizan para fines comerciales, sin que existan suficientes mecanismos de transparencia o rendición de cuentas.

En la era digital, la libertad digital, es decir, el acceso, expresión y privacidad en línea, se han convertido en derechos fundamentales. Sin embargo, para que estos derechos sean verdaderamente efectivos es crucial contar con una regulación adecuada y responsable que garantice su protección. La falta de una normativa clara y equitativa puede llevar a abusos, ya sea por parte de gobiernos autoritarios que limitan la libertad de expresión o por grandes corporaciones tecnológicas que explotan los datos personales sin consentimiento.

La regulación digital debe equilibrar la necesidad de proteger los derechos individuales con la de fomentar la innovación tecnológica. Las leyes deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse a la velocidad del cambio tecnológico, pero también lo suficientemente robustas como para evitar la explotación y la invasión de la privacidad. La implementación de marcos regulatorios que garanticen la transparencia, la equidad y el respeto a los derechos humanos es esencial para garantizar un entorno digital libre y seguro.

Un ejemplo de esta necesidad son los recientes escándalos sobre el uso indebido de datos personales y la manipulación en plataformas digitales. Como el escándalo de Cambridge Analytica en 2018, cuando se reveló que esta empresa accedió sin consentimiento a los datos de más de 87 millones de usuarios de Facebook para influir en procesos electorales, como las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 y el referéndum del Brexit en Reino Unido.

Este caso expuso cómo la falta de control sobre los datos personales puede tener consecuencias políticas globales.

Otro ejemplo es el uso del software espía Pegasus, desarrollado por NSO Group, que fue utilizado por diversos gobiernos para espiar a periodistas, activistas, opositores y defensores de derechos humanos. En diversos países y en México se documentaron múltiples casos de vigilancia ilegal a través de este software, lo que generó preocupación por la falta de supervisión y rendición de cuentas en el uso de tecnologías de vigilancia.

Estos casos muestran cómo la ausencia de regulación efectiva deja espacio para violaciones graves a la privacidad y la manipulación de la opinión pública.

En definitiva, la libertad digital solo será posible cuando exista un equilibrio entre el uso responsable de la tecnología, la protección de los derechos fundamentales y la regulación eficaz que impida los excesos.

Se requiere para ello un esfuerzo conjunto entre gobiernos, sociedad civil y empresas para crear un espacio digital seguro, libre y justo para todos.

La Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data aumentan estos desafíos. La toma de decisiones automatizada puede derivar en discriminación, vigilancia masiva o pérdida de control sobre la identidad digital. Regular estas tecnologías es clave para que se utilicen en beneficio de la sociedad y no en su contra.

Internet y democracia

Pese a sus riesgos, internet sigue siendo una herramienta clave para fortalecer las democracias. Ha facilitado la organización de movimientos sociales, el acceso a información plural, la fiscalización ciudadana y la comunicación entre comunidades diversas.

Para que internet cumpla ese potencial debe mantenerse abierto, libre y accesible. La gobernanza global de la red —es decir, las normas y principios que rigen su funcionamiento— debe incorporar múltiples voces: Estados, empresas, sociedad civil, academia y usuarios.

Los procesos democráticos también pueden beneficiarse de la participación digital: desde consultas ciudadanas y elecciones electrónicas, hasta la vigilancia colectiva del poder público.

Pero estas prácticas requieren garantías técnicas y legales que aseguren su legitimidad y transparencia.

México: acceso, retos y oportunidades

En México el acceso a internet ha crecido de manera sostenida, pero las brechas persisten. La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2024, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 6 de mayo de 2025, ofrece una visión detallada del acceso y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en México. Este estudio se basa en información recopilada entre junio y agosto de 2024, abarcando 65 mil viviendas en todo el país.

En 2024 se estimó que 100.2 millones de personas de seis años o más utilizaron internet, representando 83.1% de esta población. Este porcentaje muestra un incremento de 1.9 puntos respecto de 81.2% registrado en 2023.

Desde 2021, cuando se reportaron 88.6 millones de usuarios (75.6%), el acceso a internet ha crecido en 7.5 puntos porcentuales.

En cuanto a los hogares, 73.6% contaba con conexión a internet en 2024, lo que equivale a 28.8 millones de hogares. Este dato refleja un aumento respecto de 71.7% registrado en 2023.

Además, la disponibilidad de dispositivos inteligentes en los hogares creció 31.5% entre 2023 y 2024.

En términos de distribución geográfica, las entidades con mayor porcentaje de hogares con acceso a internet fueron la Ciudad de México y Sonora, ambas con 84.4%, seguidas por Nuevo León con 83.7%. En contraste, los estados con los porcentajes más bajos fueron Guerrero (58.9%), Oaxaca (55.5%) y Chiapas (50.7%).

El uso de teléfonos celulares también mostró un crecimiento sostenido. En 2024 al menos 98.6 millones de personas utilizaron un teléfono celular, lo que representa 81.7% de la población de seis años o más. Este porcentaje es superior a 81.4% registrado en 2023.

El uso de teléfonos inteligentes (smartphones) se consolidó, representando 96.6% de los usuarios de teléfonos celulares en 2024, frente a 95.5% en 2023. En contraste, el uso de celulares comunes disminuyó a 3.2% en 2024 desde 4.3% en 2023.

Streaming y brecha digital

La disponibilidad de servicios de streaming en los hogares mexicanos aumentó, pasando de 30.2% en 2023 a 32.4% en 2024. En áreas urbanas, 38.1% de los hogares contaba con este servicio en 2024, mientras que en zonas rurales la cifra fue de 8.4 por ciento.

A pesar de los avances, persisten brechas significativas en el acceso y uso de las TIC entre zonas urbanas y rurales. El año pasado 86.9% de las personas en áreas urbanas utilizó internet, en comparación con 68.5% en zonas rurales.

Existen también diferencias por nivel socioeconómico, edad y educación. La población más vulnerable enfrenta barreras de acceso vinculadas al costo de los dispositivos, la calidad del servicio y la falta de competencias digitales.

El gobierno federal impulsa programas como Internet para el Bienestar para ampliar la cobertura, especialmente en comunidades marginadas. No obstante, expertos señalan que los esfuerzos deben ir acompañados de políticas integrales que incluyan formación, regulación de precios y fortalecimiento de infraestructura.

Respecto de la libertad en internet, México enfrenta desafíos importantes. La presencia de códigos penales que criminalizan la opinión, la vigilancia estatal y el acoso digital contra periodistas y activistas son señales de alerta. A ello se suma la violencia del crimen organizado, que ha llevado a la autocensura digital en varias regiones.

Según la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI) uno de cada cinco usuarios ha sido víctima de alguna forma de violencia digital. Por otra parte, solo 28% de las escuelas públicas cuenta con conectividad adecuada para fines educativos. Estas cifras evidencian la necesidad de una política digital más ambiciosa y equitativa.

Los resultados de la ENDUTIH 2024 revelan un crecimiento continuo en el acceso y uso de las TIC en México, impulsado por la expansión de la infraestructura y la adopción de dispositivos inteligentes, pero las disparidades entre áreas urbanas y rurales destacan la necesidad de políticas públicas enfocadas en cerrar la brecha digital y garantizar una inclusión tecnológica equitativa en todo el país.

El Día Mundial de Internet nos recuerda que la conectividad no es un lujo, sino una condición esencial para ejercer derechos fundamentales. Solo garantizando un acceso libre, seguro y equitativo podremos consolidar una ciudadanía digital plena y proteger las libertades en la era de la información.

Ejemplos de la tasa de penetración

de internet en el mundo

• Arabia Saudita lidera con 102% de penetración en 2025, impulsado por alta conectividad celular.

• España pasó de 78.7% en 2015 a 97.8% en 2025, mostrando saturación digital.

• México subió de 71.7% en 2023 a 83.3%, reduciendo considerablemente su brecha digital.

• El Salvador tuvo el mayor crecimiento entre países hispanos: de 26.8 a 67.7 por ciento.

• Guinea Ecuatorial avanzó de 21.3 a 60.4% en diez años.

• Perú aumentó casi 39 puntos porcentuales, de 40.9 a 79.5 por ciento.

• Kiribati fue el que más creció globalmente, pasando de 14.9 a 88 por ciento.

• Yemen cayó de 24.1% a solo 13.8%, afectado por conflictos internos.

Fuente: statista

Usuarios conectados en el mundo

En los últimos cinco años el número de usuarios activos aumentó en mil millones, alcanzando los cinco mil 57 millones en 2025.

Durante la última década el uso de internet se incrementó 89% a nivel global.

Según cifras recientes, en 2025 al menos 67.9% de la población global está conectada, lo que muestra que el acceso a internet se ha convertido en la norma. Sin embargo, esto no implica que todos los países sigan el mismo patrón de crecimiento en acceso a internet.

México es el país hispanohablante con más usuarios conectados: 100.2 millones.

Alemania lidera la Unión Europea con 78.9 millones de usuarios.

La Ciudad del Vaticano tiene la cifra más baja del planeta, con solo 383 usuarios conectados.

Fuente: statista

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