LA HUMANIDAD AMNÉSICA

Humanidad amnésica
Nacional
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“Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”: aunque suene a cliché y me acusen de caer en un terreno común quiero defender que esta frase nunca ha sido más relevante para entender los tiempos que vivimos actualmente.

Quizás a más de uno se le pasó de largo, pero el 8 de mayo se conmemoró el 80 aniversario de la victoria aliada en Europa sobre las tropas fascistas de Italia y Alemania.

En ese momento la humanidad soñó con un futuro donde el Holocausto, esa pesadilla indescriptible, jamás volvería a ocurrir. Pero hoy, a 80 años de distancia, duele reconocer que esa esperanza se desvanece, pues la memoria histórica parece no haber cumplido su misión: servir de mapa cartesiano para nunca más repetirlo.

¿Pueden apreciar por qué recurrí a un cliché al comienzo de este texto? Porque basta con ver lo que ocurre hoy en nuestro mundo para percatarse de que Occidente parece tener un severo caso de amnesia. Elijan como ejemplo cualquier país occidental y yo les digo un partido de tendencias fascistas o etnonacionalistas que ha hecho avances significativos. ¿España? Vox. ¿Francia? El Frente Nacional. ¿Alemania? La AfD. ¿Italia? Hermanos de Italia, con una primera ministra en el poder. ¿Hungría?, ¿Rusia?, ¿Reino Unido?, ¿Polonia? ¡Estados Unidos! Todos con una ultraderecha de tintes fascistas ascendente, pero la lista de países no concluye aquí.

Nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido a nuestro alcance tanta información para conocer las atrocidades cometidas hace 80 años. Pero en vez de apreciar y utilizar esta información nos quedamos en la ignorancia y la amnesia. En vez de aprender de la historia, la desatendemos y desechamos.

Sociedades apáticas

A la memoria histórica del Holocausto se le han dedicado vidas enteras para nunca olvidar las atrocidades cometidas, comenzando por los seis millones de vidas perdidas en su momento que sirven como un macabro cimiento de esta memoria colectiva. Museos, películas, documentales, exposiciones, fotografías, libros, monumentos, todo un esfuerzo colectivo por recordar y evitar que se repita tal genocidio.

Hoy me duele ver a sociedades apáticas hacia el sufrimiento de minorías y migrantes; sociedades que se rinden ante el carisma de un “gran líder” que promete imaginarias “épocas doradas” para su país; sociedades que glorifican la violencia y la masculinidad tóxica como base para políticas de Estado.

Me duele el olvido colectivo y me duele más aún nuestra inconsciencia como civilización.

Les repito: “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Y venga, si alguno de ustedes quiere burlarse aún de mis clichés, adelante. Pero nadie podrá negar que la historia ya se está repitiendo mientras yo escribo y usted lee estos renglones. Incluso me atreveré a recurrir a otra frase: “No existe un peor ciego que aquel que no quiere ver”.

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