El diputado morenista presentó una iniciativa de ley en el Congreso de Nuevo León para castigar y prevenir el grooming.
La violencia contra la infancia encontró en años recientes otro medio —no menos virulento— donde lograr su cometido: el internet.
El crecimiento acelerado de la tecnología y de los dispositivos digitales abrió las puertas no solo a las maravillas de la comunicación —el pedido al alcance de un click—, sino también a nuevas amenazas, especialmente para los menores de edad.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 70% de las víctimas de explotación sexual infantil en línea son niñas y niños de entre siete y 13 años.
Y de acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso (Mociba) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México 18.4 millones de personas de doce años y más que usaron internet a través de cualquier dispositivo fueron víctimas de acoso en los últimos doce meses, incluyendo el grooming o ciberacoso pederasta.
Legislar para proteger
Por tal motivo, Jesús Elizondo, diputado local del distrito 13 de Guadalupe, presentó una iniciativa de ley en el Congreso de Nuevo León para castigar y prevenir el grooming.
“¿Qué es eso? Es el ciberacoso contra menores con fines de explotación sexual. Este ocurre cuando un adulto, con fines muy ruines, contacta a un menor y a través de engaños, manipulaciones o hackeos obtiene material íntimo de él, que luego utiliza para extorsionarlo”, señala en exclusiva para Vértigo.
—¿Qué motivó este proyecto de ley?
—La iniciativa no la presento solo como diputado, sino como alguien que fue víctima de este delito. Inicié en la política desde hace poco más de dos lustros y en 2014, cuando tenía 17 años, empecé a recibir amenazas y extorsiones por un video íntimo mío, en el que aparezco solo, sin hacer nada inmoral ni raro.
Durante casi cinco años, indica Elizondo, “me extorsionaron; y en mayo de 2019, mientras yo continuaba haciendo activismo político como líder juvenil, dije ‘ya estuvo bueno’. Me harté, lo publiqué en mis redes y lo denuncié ante el Ministerio Público, ya como mayor de edad”.
Tomar esa decisión, puntualiza, “fue algo muy difícil en su momento, porque me sentía culpable y obviamente le temía a la crítica social, pero para mi sorpresa hubo mucho apoyo, gente que se solidarizó conmigo”.
Por eso, ya como diputado, “decidí tomar la batuta y proponer una ley que castigue y prevenga este delito. Además, quise contar mi historia porque creo que a las cosas uno tiene que darles la cara y ponerles nombre; decir sí pasa, sí existe. Y aquí sigo”.
—¿Sobre qué va la iniciativa?
—La iniciativa se enfoca en castigar el grooming y se divide en dos partes. La primera adiciona algunas agravantes a los delitos de abuso infantil y contra la intimidad personal en el Código Penal del estado. Se propuso que la pena para los casos de pornografía infantil sea de 15 a 21 años y no de diez a 14 años como está en la actualidad. Mientras que en los casos contra la intimidad, en lugar de seis meses a cuatro años, la pena se aumente de nueve meses a seis años.

La segunda parte, explica, “tiene que ver con la prevención y la atención a las víctimas. La idea es crear una nueva ley estatal para la ciberprotección de menores. Esto es, realizar una alfabetización digital impartida en escuelas que involucre a los padres y a los maestros. O lo que es lo mismo: ayudarlos a desarrollar habilidades para usar la tecnología de manera informada, ética, segura y participativa”.
Acto de dolo
Para el diputado local neolonés “es importante advertirles a nuestras infancias sobre los peligros del internet; enseñarlos a cuidar sus contraseñas para evitar ser hackeados; y también mostrarles cómo denunciar, pues muchas veces no denuncian por el qué dirán. Y hay otros casos en los que, al hacerlo, los menores terminan cayendo en procesos de revictimización, algo que por supuesto se tiene que evitar”.
—¿Hay algún antecedente en las leyes mexicanas para proteger a los menores de ese delito?
—Hace poco, a finales de abril, le preguntaron a la presidenta Claudia Sheinbaum sobre mi caso —que conoce bien— e hizo una distinción muy importante. Mencionó que si bien en México ya se castigan los delitos contra la intimidad gracias a la famosa Ley Olimpia, el grooming todavía no está tipificado en la mayoría de los estados de la República, pues al haber un elemento de extorsión ya se está hablando de otra cosa; y es ahí donde habría que establecer una diferencia.
Puntualiza Elizondo que “no es lo mismo divulgar fotos con contenido sexual de una persona, lo que castiga la Ley Olimpia, a que un adulto obtenga material íntimo de un menor a través del abuso de confianza y la manipulación, y que no en balde lo contacte y lo extorsione para no difundirlo. Ese acto de dolo es lo que hace que merezca un trato especial”.
—¿En qué estados sí hay alguna legislación al respecto?
—En algunas entidades la ciberprotección sí está regulada, como en la CDMX, que en la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes cuenta con un capítulo sobre derechos digitales; o el protocolo estatal de prevención del acoso cibernético infantil, bajo el marco del DIF, en Guadalajara. Pero en Nuevo León todavía no hay ningún marco normativo que garantice la ciberseguridad de nuestras infancias.
Agrega que normalmente la sociedad encasilla los delitos sexuales en una sola canasta y eso es algo que esta propuesta busca modificar. “Mi caso, como el de muchos otros, no era un escándalo sexual como los de los políticos adúlteros: yo fui un menor al que quisieron extorsionar. El grooming es algo muy común, más de lo que imaginamos; por lo regular los casos que salen a la luz son de gente que está en el ojo público, como deportistas, actores y políticos, pero hay miles de historias que quedan en la sombra”.
Destaca Elizondo que aun cuando “ya se castiga en México la difusión de material íntimo, al igual que la pornografía infantil, nosotros pedimos que se castigue el grooming con agravantes, porque es un problema que está creciendo y que no se ha visibilizado tanto”.
—¿Cuál es el panorama del grooming a nivel internacional?
—En varios países hay un tratado especial en la parte punitiva de la ley que castiga el grooming. En el Reino Unido, por ejemplo, se establecen obligaciones específicas para las plataformas tecnológicas que prestan sus servicios, pero también promueven la alfabetización digital desde las escuelas, donde las primarias y secundarias están obligadas a enseñar contenidos de digital resilience.
Otro caso es el de Chile, “donde modificaron la Ley General de Educación para incluir la enseñanza en ciudadanía digital, además de que obliga a que los establecimientos educativos incorporen en sus programas de estudio el uso ético y seguro del internet, el ciberacoso y los derechos digitales.
En Alemania, agrega, “existe un programa llamado DigitalPakt Schule que capacita a los maestros en competencias digitales; y la Unión Europea incluso recomienda a los Estados miembros fomentar una cultura de educación digital inclusiva, equitativa y segura, incluyendo la alfabetización mediática, el pensamiento crítico y la protección frente a contenidos nocivos y la desinformación”.
Por ello, si se aprueba esta iniciativa en Nuevo León el estado se colocaría como uno de los primeros del país en legislar de manera integral sobre ciberprotección infantil desde la educación, alineándose a estándares internacionales y consolidando una política pública preventiva y de largo alcance.
—¿Cuál es el estatus de la iniciativa en este momento?
—La iniciativa, como ya mencioné, es de carácter estatal y está siendo estudiada en comisiones. Una vez que regresemos al siguiente periodo haremos mesas de trabajo para buscar su posterior aprobación. Sin embargo, la intención es que se haga nacional. He estado buscando que se pueda presentar próximamente como un tema nacional en el Código Penal Federal.
Subraya Elizondo: “Yo veo con buenos ojos el proceso y confío en que lograremos que se apruebe aquí en Nuevo León, pero la idea es que salga de aquí, que sea nacional. Me he ofrecido a ser un impulsor del tema porque, repito, no solo soy una autoridad política: lo viví y tengo mucho interés en el tema”.
—¿Qué mensaje le daría a alguien que está atravesando por esta situación?
—Que no tenga miedo y se anime a denunciar, porque lo que no se denuncia no se señala, no se puede investigar y, por ende, no se castiga. También quiero decirles que sí hay futuro, hay salida, y que por esta situación sus sueños no se truncarán. Yo siempre quise ser político y pese a lo que me sucedió tuve la fortuna de participar en un proceso interno, sortear y ganar una elección contundentemente. No fue algo que me imposibilitara, al contrario, me ayudó a formar carácter. Incluso, contar mi historia hizo que la gente de Guadalupe confiara en mí y que muchas personas me escribieran para contarme sus propios casos. Así que no tengan miedo, denuncien y apóyense en la gente que los quiere. No es bueno quedarse uno con un tema como este, de salud mental, tienen que buscar resolver su situación, darle la vuelta y seguir adelante, porque si dejan de hacer lo que les gusta o permiten que eso les afecte la vida, quienes les quisieron hacer un daño habrán ganado. No se rindan.