La crisis ambiental se agrava por los alimentos que nunca llegan a consumirse. La producción de alimentos que nunca se consumen tiene un alto costo ambiental: consume agua, tierra, energía, recursos humanos y logísticos, y genera enormes cantidades de gases de efecto invernadero. A nivel nacional, se estima que el desperdicio de alimentos produce más de 36 millones de toneladas que equivale a 2 tráilers por minuto, cada año, agravando el calentamiento global y la escasez de recursos.
Ante este contraste, la Red de Bancos de Alimentos de México (Red BAMX) hace un llamado urgente a ciudadanos, empresas y autoridades a tomar acción colectiva. Además, el desperdicio alimentario representa una pérdida significativa de los recursos hídricos utilizados en la agricultura nacional. La huella ecológica de este problema es extensa, afectando grandes extensiones de tierra cultivable y desperdiciando enormes cantidades de combustibles fósiles empleados en la producción, transporte y almacenamiento de alimentos que nunca llegan a consumirse.
Este escenario alarmante coincide con la reciente advertencia de la ONU: estamos ante la última década para implementar acciones decisivas contra el cambio climático. Rescatar alimentos no es solo una respuesta a la inseguridad alimentaria, sino una estrategia climática fundamental para reducir emisiones y preservar recursos naturales.
“Cada alimento que se desperdicia fue cultivado y transportado con recursos valiosos. Rescatarlo no solo combate el hambre, también es una acción climática urgente”, afirma Mariana Jiménez, directora general de la Red BAMX.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
Red BAMX propone tres acciones sencillas pero poderosas para reducir el desperdicio de alimentos desde casa:
1. Planea tu consumo semanal: compra solo lo necesario, revisa fechas de caducidad y almacena correctamente.
2. Consume con conciencia: pide porciones adecuadas en restaurantes y lleva contigo lo que no consumas.
3. Congela y reutiliza: conserva alimentos en buen estado y aprovecha las sobras para preparar nuevos platillos.
El desperdicio de alimentos no solo es una tragedia humanitaria, también es una amenaza ambiental silenciosa. La pérdida de alimentos implica una huella hídrica, energética y de carbono que afecta directamente a los ecosistemas y contribuye al cambio climático.
Un llamado a la acción
La paradoja es clara: mientras más de 30 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura anualmente, 44 millones de mexicanos no tienen seguridad alimentaria. Cada alimento rescatado representa una victoria doble: reduce nuestra huella ambiental y alimenta a quien más lo necesita.
El futuro de nuestro planeta y el bienestar de millones de personas dependen de decisiones que tomamos hoy. Reducir el desperdicio alimentario es una de las acciones más poderosas y accesibles para combatir simultáneamente el cambio climático y el hambre.
Además, Red BAMX se ha convertido en la primera organización del mundo en generar créditos de carbono derivados del rescate de alimentos. Este innovador programa permite cuantificar y certificar las emisiones de gases de efecto invernadero que se evitan al rescatar alimentos que de otro modo terminarían en vertederos. Estos créditos no solo representan un beneficio ambiental tangible, sino que también generan recursos adicionales para fortalecer la labor de rescate alimentario en todo el país. Invitamos a toda la sociedad a sumarse a esta causa urgente que no puede esperar.