Viajar es una experiencia agradable que si bien nos pone en contacto con la biodiversidad cultural y natural de México, también nos acerca a situaciones complejas que tienen que ver con el deterioro y descuido en que se encuentran algunos sitios, sean arqueológicos, virreinales o bellezas naturales, y lo que es peor: nos revela la pérdida irreparable de algunas piezas prehispánicas y obras de arte sacro, principalmente, que son sustraídas de su sitio original.
Si hay suerte, algunas de ellas podrán recuperarse, como en el caso de imágenes de vírgenes o de santos; pero otras se perderán irremediablemente, dejando un gran vacío en el patrimonio nacional, lo que afecta también el sentido de identidad de los mexicanos.
El paso del tiempo deja irremediablemente su huella en las zonas arqueológicas y en los inmuebles históricos coloniales o decimonónicos; en las pinturas religiosas que se encuentran en los muros de templos y conventos; en los patios de las haciendas; en las antiguas estaciones del ferrocarril...
Se requiere que las autoridades que tienen a su cargo la preservación de este patrimonio cuenten con un plan de conservación permanente y vigilancia efectiva para hacerlo valer, así como con personal calificado y estrategias de difusión.
Impacto ambiental
Existen sitios realmente interesantes en los alrededores de la Ciudad de México y en Morelos, por ejemplo, pero es muy común encontrar áreas naturales que presentan serios problemas de contaminación, especialmente ríos, zonas boscosas y cañadas.
Además del olor desagradable que produce el agua contaminada, hay todo tipo de desechos, especialmente plásticos; en algunos casos la basura proviene de los propios visitantes, lo que genera un impacto negativo en el ambiente y contribuye a su rápido deterioro.
Se necesita un programa permanente que sensibilice a los viajeros sobre la importancia de conservar limpios los lugares y el respeto a las indicaciones y señalamientos en áreas naturales.
Se requiere que el turista se convierta en agente de cambio y promueva la conservación de los sitios que frecuenta.
Hay que potenciar la riqueza de las entidades federativas atendiendo la mejora permanente de la imagen urbana.
En Tecozautla, Hidalgo, por ejemplo, los lugareños llevan a cabo cada semana la tradicional faena que consiste en participar en un trabajo comunal para limpiar el río y recoger los desechos que se encuentran en las inmediaciones.
Deterioro
En sitios arqueológicos como Cuilama, en Xochimilco, es muy lamentable que varios de los petroglifos aztecas hayan sido grafiteados, lo cual afecta su riqueza visual y elementos iconográficos.
Algo similar, aunque en menor escala, sucede en el camino que conduce a la parte alta de la zona arqueológica de Tecutzingo, en Texcoco. Los ejemplos serían innumerables y se encuentran en diferentes rumbos del país.
Respecto de algunos conventos del siglo XVI, sean franciscanos, dominicos o agustinos, quedan espléndidas muestras de pintura mural y en la mayoría de los inmuebles se ha conservado la arquitectura y diseño originales; pero en muchos casos se ha alterado el proyecto original y se han hecho cambios que responden a las nuevas necesidades del lugar, en detrimento de la estética original.
En algunos de estos conventos son los representantes del pueblo quienes tienen a su cargo las actividades de limpieza y la atención al turista. Cabe mencionar que el personal a cargo no siempre cuenta con información puntual sobre la historia del lugar. Es urgente que los sitios que reciben turismo nacional e internacional tengan folletos de precio accesible (en español y en otros idiomas) y que los contenidos se actualicen periódicamente a fin de que contengan información sobre nuevos hallazgos arqueológicos y estudios que permiten recrear la vida en estos sitios.
Faltantes en los templos
Aunque muchas veces no nos enteramos de todas las obras de arte sacro que son sustraídas de los templos antiguos, es importante tomar conciencia de que el robo de arte es un problema que requiere atención urgente.
En Yautepec, Morelos, por ejemplo, faltan varias de las esculturas que se encontraban en un retablo lateral; en otros sitios han desaparecido algunos lienzos o incluso imágenes que tenían gran significado en las creencias de los pobladores.
Al parecer, algunas de estas obras desaparecen por encargo y pasan a formar parte de colecciones particulares o son vendidas en un mercado clandestino en México y más allá de las fronteras nacionales.
De sobra es conocido que existe un tráfico ilícito de bienes culturales que lleva a organismos policiacos internacionales a crear catálogos de bienes robados y crear estrategias para prevenir la pérdida del patrimonio. En los últimos años se han recuperado varios lotes de piezas arqueológicas robadas. Además del tráfico de enervantes y armas, el de obras de arte y de aves exóticas ocupa un lugar preponderante en las actividades delictivas.
Es necesario que los templos y conventos cuenten con un registro técnico y fotográfico que permita identificar cada una de las obras en custodia. En caso de algún faltante, deberá hacerse la denuncia correspondiente a las autoridades locales y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) o a la autoridad que corresponda (dependiendo del tipo de obra y época de que se trate), y proporcionar la información que permita a las autoridades tener pistas confiables sobre el paradero de la pieza robada.
El INAH cuenta con un manual que incluye medidas preventivas para conservar los bienes culturales en recintos religiosos; otro sobre prevención de incendios; y otros sobre prevención de robo. Este último incluye el modelo de ficha para identificación y registro de bienes culturales. Es de vital importancia que se dé mayor difusión a estas herramientas de preservación patrimonial.
En Puebla hay sitios donde se han creado comitivas especiales integradas por autoridades locales para proteger el patrimonio. Entre sus responsabilidades está acompañar a los visitantes desde que arriban al poblado hasta que lo abandonan. Al término del recorrido, las puertas del inmueble turístico se cierran con llave; en ocasiones es necesario tramitar un permiso previo o bien localizar la casa de las personas que custodian las llaves. Además del registro fotográfico y la cédula técnica, es indispensable que exista un control responsable de las llaves y que haya bitácoras de entrada y salida de personal ajeno.
Incidentes en museos
Es fundamental mejorar los mecanismos de registro de las obras que participan en las exposiciones temporales, a fin de tener un control absoluto sobre ellas. Cada pieza debe contar con un seguro clavo a clavo, esto es, un seguro desde que se retira del lugar de origen hasta que regresa a él. Son numerosos los casos en que los inmuebles históricos se han adaptado como museos de arte sin que cuenten con todos los requerimientos para conservar las obras: condiciones estables de humedad y temperatura, bodegas de alta seguridad, personal especializado, etcétera, lo que conlleva ciertos riesgos para la obra de arte que se exhibe.
Cuando el turista ingresa a un museo pocas veces percibe todo el trabajo que hay detrás de las obras expuestas y la cantidad de personas que intervienen en el montaje de una exposición, sea permanente, temporal o itinerante. El inmueble debe contar idealmente con un circuito cerrado de vigilancia, así como detectores de humo e incluso sensores de movimiento. Hay mucho por hacer en los museos.
También es necesario documentar cada una de las exposiciones, no sólo el trabajo académico, sino el montaje de las obras, a fin de ir realizando la historia misma de las instituciones museísticas y el tipo de exposiciones que se presentan en la Ciudad de México y en otras entidades.
No todos los museos se encuentran en la misma situación; algunos cumplen perfectamente con los estándares de calidad que se requieren para presentar obras de primer nivel.
Hoy en día se hacen nuevas lecturas de las obras de arte que permiten recrear aspectos de la vida cotidiana en otras épocas y relacionarlos con nuestra experiencia actual.
Disfrute sus recorridos por México y conviértase en un agente de cambio y de preservación del patrimonio. Observe, compare y atrévase a dejar su opinión en los libros de visitantes que se encuentran en la mayoría de los museos de México. Denuncie cualquier anomalía que pueda atentar contra la conservación del patrimonio cultural y natural de México.