La Unión Europea determinó que tras ocho años de medidas de austeridad económica, Grecia ya no está violando las reglas presupuestarias del bloque.
La Comisión Europea recomendó poner un alto al llamado procedimiento de déficit excesivo, luego de que Atenas aplicara fuertes recortes del gasto público y aumentos de impuestos y sufriera una recesión que liquidó la cuarta parte de la economía y causó drásticos incrementos en los niveles de pobreza y desempleo.
“Este es un momento sumamente simbólico para Grecia”, declaró Pierre Moscovici, el principal funcionario económico de la UE. “Grecia está ahora lista para salir del procedimiento de déficit excesivo, podrá pasar la página de la austeridad y empezar un nuevo capítulo de crecimiento, inversiones y empleo”.
Grecia ha estado en los titulares desde 2009, cuando estalló su crisis presupuestaria al revelarse que sus finanzas públicas estaban en mucho peor estado de lo que se pensaba. El déficit presupuestario de Grecia en ese entonces fue subido abruptamente a 15% del PIB, muy por encima de 3% permitido por la UE.
Pronto cayó en picada la confianza de los inversionistas y Grecia se halló incapaz de pedir dinero prestado en los mercados de bonos internacionales. Para mayo de 2010 tuvo que aceptar un rescate financiero internacional para evitar la bancarrota, y desde entonces ha dependido de la asistencia financiera extranjera. A cambio de esa asistencia, sucesivos gobiernos han aplicado ola tras ola de medidas de austeridad económica y reformas estructurales a fin de saldar las cuentas.
En cierto sentido las finanzas del país ya se han recuperado. Por ejemplo en 2016 tuvo un superávit de 0.7 por ciento.
Si la recomendación de la Comisión Europea es ratificada por los Estados integrantes, quedarían solo tres países en violación de las normas presupuestarias: Francia, España y Gran Bretaña. En 2011, cuando la economía mundial apenas se recuperaba de la recesión que siguió a la crisis financiera mundial, 24 de los 27 integrantes de la UE estaban violando las normas, que se aplican más estrictamente a los países que usan el euro.