Este fin de semana comienzan los cortes de suministro de agua en territorio nacional debido a la limpieza y mantenimiento en el Sistema Cutzamala, uno de los principales generadores de aguas limpias y donde se invertirán 90 millones de pesos para la reparación de 32 frentes, entre ellos 111 kilómetros de fugas de agua.
Serán más de 400 las colonias afectadas por más de siete días, ya que no solo se trata de los dos días donde se cortará por completo el suministro de dicho líquido vital, sino de la escasez que provocará el proceso que conlleva su reapertura.
Pero lo grave no es una semana sin agua, principalmente en el DF y algunas áreas del Estado de México, sino que ante la situación económica que se vive a nivel internacional y en específico la complejidad en México las metas en materia de agua, donde se planteaba inyectar capital por más de 300 mil millones de pesos en nuevas plantas de tratamiento, se están cumpliendo únicamente a medias, dado que el presupuesto gubernamental no da para más.
Sin embargo, la necesidad de tener plantas residuales es apremiante, más aún cuando hay estados —sobre todo los del norte del país— que ya sufren los estragos de la falta de inversión, con aguas que no pasan por los estándares de calidad, como revelan recientes estudios de la UNAM.
De ahí que una de las alternativas, dice Alberto Helguera, presidente del Instituto Latinoamericano de Calidad del Agua, sea licitar el suministro y cuidado del agua para que se siga teniendo el líquido limpio y llegando a todos.
Se trataría de licitaciones que dejarían al gobierno federal como titular, pero otorgarían la operación del servicio a empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. Es una estrategia que ya se sigue en otro tipo de servicios y donde las condiciones han mejorado.
Soluciones
Y es que las reformas estructurales, en especial la energética, todavía tardarán en dar frutos así que no será suficiente para atender las necesidades y demandas de corto y mediano plazo; además, modificaciones a la legislación serán necesarias para permitir la construcción de nuevas plantas de tratamiento de agua por parte de autoridades municipales, estatales y gubernamentales.
Hasta el momento solo se trata 20% del agua que se descarga en ríos, lagunas y presas. El otro 80% del agua se obtiene tal cual sale de las ciudades, lo que implica contaminación al campo y agua de mala calidad.
Y es que si bien es cierto que la lluvia siempre reconstituye las lagunas, ríos y presas, hoy, cuando las ciudades toman el agua tratada, solo 40% es lo que se aprovecha y el resto se desperdicia en fugas y mal manejo.
Hoy únicamente se cuenta con 9% de los árboles con los que se contaba en los setentas, provocando que el ciclo natural de recolección de agua se acote drásticamente.
De ahí que resulte necesario buscar una solución de fondo y que arroje beneficios de corto, mediano y largo plazo. De lo contrario, lo que se vivirá este fin de semana largo no será nada comparado con lo que se avecina en el futuro cercano.