Miles de argentinos participaron el jueves en distintos puntos del país de la cuarta protesta contra el gobierno de Cristina Fernández en menos de un año con consignas contra la inseguridad y la corrupción y para armar “lío”, frase tomada de un reciente discurso del papa Francisco en Brasil.
La manifestación, menor en concurrencia que las anteriores de septiembre y noviembre de 2012 y de abril de este año, se produjo a cuatro días de las primarias simultáneas y obligatorias del próximo domingo que definirán los candidatos para las elecciones legislativas de octubre, en las que el oficialismo pondrá en juego el control del Congreso.
Los autodenominados “indignados”, entre los que se cuentan hombres y mujeres de distintas edades, mayoritariamente de clase media y alta, se concentraron en distintos puntos de la capital y marcharon golpeando cacerolas rumbo al Obelisco, monumento céntrico que identifica a la ciudad.
“La República nos necesita, somos el freno a la tiranía y a la cleptocracia (término que refiere a un gobierno corrupto). ¡Hagamos lío!”, planteó el grupo de Facebook Argentinos Indignados, uno de los organizadores de la marcha. Las redes sociales han sido el principal instrumento de convocatoria y difusión de los cacerolazos.
La menor adhesión a la protesta fue atribuida a que en los próximos días los argentinos votarán en primarias. También la conmoción que causó la trágica explosión y posterior derrumbe de un edificio en Rosario, a 300 kilómetros al norte de Buenos Aires, con un saldo de diez muertos hasta el momento.
Los partidos políticos suspendieron los actos de cierre de campaña y varios líderes de la oposición pidieron a los organizadores que hicieran lo mismo con la marcha antigubernamental.