Control de armas y obstrucción legislativa

La semana pasada, el Senado estadunidense rechazó una medida que contaba con el apoyo de 90% de la población.

El control de armas es un tema sensible en Estados Unidos
Foto: Internet
Política
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La semana pasada, el Senado estadunidense rechazó una medida que contaba con el apoyo de 90% de la población: se buscaba incrementar las revisiones de antecedentes para las transacciones de compra de armas de fuego en línea y en ferias de armas.

Ante la resistencia de sus oponentes, los proponentes de la medida la modificaron para que las ventas de armas entre familiares y amigos estuvieran exentas de estas revisiones.

Sin embargo, aunque contaba con el apoyo de una mayoría simple de los senadores, la medida no se aprobó. ¿Por qué?

Porque en el Senado se hizo ya común una práctica que se llama filibustering (u obstrucción), en la cual uno o más senadores pueden postergar e incluso evitar un voto al tomar la palabra por largos periodos de tiempo.

Según las reglas senatoriales, se necesita un voto de tres quintos —y no una mayoría simple— para romper el filibuster.

Es así como la simple amenaza de una obstrucción legislativa incrementa el número de votos necesarios para aprobar una medida: de una mayoría simple de 50, a una mayoría de tres quintos, es decir, 60 votos.

La práctica de obstrucción existe desde 1837, pero en los últimos años se incrementó su uso exponencialmente y surgieron grupos que la denuncian como un abuso.

De hecho, apenas en enero pasado el Senado discutió una reforma al filibuster, pero el acuerdo entre los senadores de ambos partidos cambió poco el escenario, pues aún se necesitan 60 votos para romperlo.

Malas noticias

Durante este término presidencial el filibuster ha sido una constante mala noticia para Barack Obama, pues no sólo tiene que enfrentarse a la mayoría republicana en la cámara baja, sino que además la mayoría demócrata en el Senado puede ser vencida a través de una obstrucción.

La minoría republicana en la cámara alta ha usado ya el filibuster para bloquear muchas de las nominaciones del presidente Obama a puestos designados por el Ejecutivo. Uno de los casos más sonados ocurrió en marzo de este año, cuando el senador Rand Paul tomó la palabra durante 13 horas seguidas, sin siquiera interrupciones para comer o ir al baño, a fin de postergar así la nominación de John Brennan como nuevo director de la CIA, ya que se le considera responsable del programa de drones (vehículos aéreos de combate no tripulados).

Brennan fue confirmado más tarde, pero con su táctica de obstrucción Rand logró que los drones estuvieran en boca de todos.

Ahora los republicanos usaron la obstrucción para bloquear un tema importante para Obama, quien ya expresó su enojo ante el fracaso de la medida a favor de incrementar la regulación de armas.

Sin embargo, como sólo hubo una amenaza de obstrucción, la noticia no llegó a los medios: a falta de 60 votos para romper un posible filibuster, los demócratas desecharon la medida. Como no llegó a más, y los medios dan por sentado que se necesitan al menos 60 votos para que una medida prospere, pocos se enteraron de la obstrucción.

Los demócratas hubieran hecho bien en dejar que los republicanos obstruyeran el debate: así, al menos, el público estaría enterado de cómo una minoría de legisladores tiene el poder de bloquear una medida tan aceptada entre los estadunidenses.

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