Italia vivió este martes una jornada de luto nacional por los funerales de las 38 víctimas mortales del accidente de autobús que tuvo lugar el 28 de julio en la autopista Nápoles-Canosa, a la altura de Monteforte Iprino, al sur del país.
Las exequias tuvieron lugar en Pozzuoli, localidad de la cual eran originarios la mayoría de los fallecidos, y en ellas participaron el primer ministro Enrico Letta además de numerosos políticos que se mezclaron entre cientos de personas.
“Una cosa tremenda para todos, todo el país debe unirse al dolor de las familias”, dijo el secretario general del gobernante Partido Democrático, Guglielmo Epifani.
En el gimnasio local decenas de personas desfilaron ante los 38 féretros, algunos pequeños porque contenían cuerpos de niños. Los familiares lloraban, abrazaban y acariciaban las cajas de madera.
Al término de las exequias, celebradas por el obispo de Pozzuoli, Gaetano Pascarella, se escucho un largo aplauso y después tomó la palabra el alcalde, Vincenzo Figliolia, para agradecer a todos los presentes.