Han pasado más de dos semanas desde aquel 21 de agosto en que el régimen sirio atacó supuestamente con armamento químico a los rebeldes en el marco de una cruenta guerra civil de dos años y medio: hoy la comunidad internacional sigue debatiendo qué respuesta debe recibir aquella agresión, pues violentó los derechos humanos de la población civil.
Por un lado, Estados Unidos advirtió de un ataque militar como castigo, apoyado en primera instancia por sus aliados tradicionales Francia y Reino Unido, y con el beneplácito de la comunidad internacional.
El presidente norteamericano, Barack Obama, afirmó que el uso de armas químicas que atribuyó al gobierno sirio representa una seria amenaza a la seguridad nacional estadunidense y para toda la región de Oriente Medio.
Por ello, dijo Obama, el gobierno del mandatario sirio, Bashar al-Asad, debe rendir cuentas.
Según los servicios de inteligencia estadunidenses, el ataque cobró la vida de mil 429 civiles, 426 de ellos niños.
Del lado contrario, Rusia, tradicional aliado de Siria, se opone a cualquier respuesta militar y exige pruebas contundentes respecto de aquel presunto ataque con armas químicas.
Bandos
Así, mientras Estados Unidos, Francia, Turquía y Reino Unido son partidarios de un ataque militar contra el régimen de Bashar al-Asad, en el lado opuesto Rusia y China, miembros permanentes y con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), rechazan una respuesta armada debido a que no consideran que se esté suficientemente comprobado que Al-Asad fue responsable de una matanza con presunto armamento químico.
En la última semana, si bien no se quedó totalmente solo en su intento por lanzar una ofensiva militar contra Siria, puesto que Francia le confirmó su apoyo, Estados Unidos tuvo que enfrentar en cambio el rechazo del Parlamento de su principal aliado, Reino Unido, que votó en contra de realizar cualquier operación militar.
A pesar de ello, el presidente Obama logró que el Comité de Relaciones Exteriores de su país aprobara la resolución que lo habilita para lanzar un ataque militar limitado contra Siria.
Dicho comité elaboró un proyecto que fija un plazo de 60 días para la acción militar en Siria —con una prórroga de hasta 30 días— y prohíbe específicamente el uso de las fuerzas terrestres de Estados Unidos dentro de territorio sirio.
La propuesta también limita a Obama para intensificar los ataques solo si el presidente certifica que el régimen sirio utiliza armas químicas de nuevo.
El voto del Comité de Relaciones Exteriores del Senado es el primero de una serie de instancias por las que debe pasar la petición de Obama, antes de que las dos cámaras se preparen para la votación final.
En contraparte, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió a Estados Unidos y sus aliados contra un ataque militar unilateral contra Siria.
Putin afirmó que es indispensable que la ONU presente pruebas sobre el presunto ataque con armamento químico de agosto, antes de tomar decisiones al respecto.
El mandatario ruso indicó que su país desarrolla incluso un plan de acción para el caso de un ataque contra Siria sin la aprobación de Naciones Unidas, pero se negó a entrar en detalles.
Sin embargo, Putin dijo que si Estados Unidos y sus aliados aportan evidencia suficiente de que las fuerzas de Al-Asad realizaron un ataque con armas químicas, consideraría permitir una acción de la ONU contra Siria.
En una entrevista con medios internacionales, Putin permaneció atrincherado en sus posiciones: afirmó que si hay una prueba concluyente sobre el uso de armas químicas, entonces habrá una reacción; pero lanzó preguntas incisivas: si se determina que fueron rebeldes los que utilizaron armas de destrucción masiva, ¿qué hará Estados Unidos?; ¿qué harán los patrocinadores de los rebeldes?; ¿detener el suministro de armas?; ¿empezar a luchar contra los rebeldes?...
El líder ruso insistió en que no defiende al presidente Bashar al-Asad, sino los principios del derecho internacional. “Cuando las cuestiones relacionadas con el uso de la fuerza se resuelven fuera de la ONU y el Consejo de Seguridad, surge el temor de que esas decisiones ilegales puedan ser aplicadas a cualquiera y con cualquier pretexto”.
Rusia continúa colaborando con el gobierno de Siria y ha facilitado componentes de los sistemas antimisiles S-300 a ese país, pero “el suministro no se ha completado y de momento lo hemos interrumpido”, declaró.
Grupo de los 20
Pese a que el presidente Obama acudió a la Cumbre del G-20, en San Petersburgo, Rusia, con la intención de presionar y convencer a sus aliados occidentales sobre la necesidad de una intervención de castigo contra el régimen de Damasco, a lo largo de las jornadas se escucharon numerosos llamados a una solución política.
El tema de Siria inicialmente no se encontraba en la agenda del encuentro, pero el presidente Putin propuso debatirlo.
Las voces se inclinaron más hacia la postura de Rusia que hacia la de Estados Unidos, ya que China, la Unión Europea y hasta el Papa Francisco —en una carta— advirtieron sobre los riesgos de un ataque a Siria. Asimismo, el bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) apoyó esta postura y alertó sobre las negativas repercusiones económicas mundiales que podría tener un ataque a Siria, además de las consecuencias humanitarias.
En la cumbre, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, reiteró la posición rusa de que las pruebas esgrimidas por Washington para acusar a las tropas sirias de haber empleado armas químicas no son absolutamente convincentes y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, insistió en que se debe esperar el informe de los inspectores de la ONU que investigaron sobre el terreno el uso de armas químicas en Siria.
Por su parte, el representante especial del secretario general de la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, advirtió de nueva cuenta contra un ataque militar en territorio sirio. “Nadie puede utilizar la fuerza sin el beneplácito del Consejo de Seguridad de la ONU”, afirmó, tajante.
La relevancia que adquirió la cumbre del G-20 como último recurso para evitar un ataque de castigo contra el régimen de Bashar al-Asad quedó de manifiesto con el llamado del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien indicó que una solución política es la única forma de poner fin al derramamiento de sangre en Siria.